Ubicado en los prados que rodean
al Pallar d’Agustín, a la entrada de la Villa de Echo, el visitante se verá
gratamente sorprendido por una de las más originales manifestaciones artísticas
del Pirineo.
Esparcidas en una parcela de
11.000 metros cuadrados, lindante con el bosque, y a lo largo de un camino de
herradura que sube a la Cuesta y ala Plana Baixa, un conjunto de 46 esculturas
de piedra de diferentes formas y tamaños
emergen entre los bojes y pinos.
Monstruos, figuras imposibles y
símbolos, conforman un nuevo jardín de Bomarzo pirenaico, que unido al paisaje
natural y a las perspectivas que se divisan a medida que se asciende, hacen del
paseo una experiencia única y hasta inquietante.
Todo esto, junto con las 26 obras
pictóricas y otras 9 realizadas en madera expuestas en el interior del edificio
que hace las veces de Casa-Museo y Centro de Cultura, así como con algunas
obras distribuidas por el casco urbano del pueblo son el resultado del
Symposium Internacional de Escultura y Arte del Valle de Echo (Huesca) que se
celebró ininterrumpidamente entre los años 1975 y 1984.
Esta experiencia, que en los años
setenta correspondía a una manera diferente de entender los museos de arte
contemporáneo y de aunar arte y espacio natural, fue animada y dirigida por el
escultor jacetano Pedro Tramullas, en colaboración con el Ayuntamiento de Echo,
que acogió con entusiasmo el proyecto.
A lo largo de diez ediciones
participaron artistas de veinte países que trabajaron en distintas disciplinas:
escultura, pintura, cerámica, mosaico, grabado, teatro, marionetas, cine y
música.
Tramullas, que había participado
en 1967en el “Symposia de Escultores” que se celebraba en Austria, no sólo
trasladó la experiencia al Valle de Echo, dirigiendo y participando en su
realización, sino que intervino en el diseño especial del mismo, señalando los
lugares donde debían de ser ubicadas las obras, en puntos considerados por él
origen de corrientes telúricas, con el fin de “equilibrar energéticamente el
entorno”.
Así mismo, su interpretación “mágica” de un
valle que fue durante doscientos años la vía principal por el Pirineo Central
del paso del Camino de Santiago, y que junto a joyas de románico como el
Monasterio de Siresa alberga la mayor concentración de monumentos megalíticos
del Pirineo, determinó igualmente la colocación de muchas de estas obras,
relacionándolas a través de líneas imaginarias con los “cromlechs”, con el
trazo del crismón, la Estrella de la Cábala o configurando constelaciones
estelares.
El Museo-Exposición de Arte
Contemporáneo del Valle de Echo, similar en su concepción a otros
característicos de los años del desarrollismo, como ha señalado el profesor
Jesús Pedro Lorente, tales como el Museo de Escultura al Aire Libre de Santa
Cruz de Tenerife, o al de los canchales cercanos a Malpartida de Cáceres
recientemente complementado con el Museo Vostell, va a recibir un nuevo impulso
por parte del Ayuntamiento del Valle de Echo, tras un número importante de años
de interrupción.
Muchos son los objetivos
planteados a corto y largo plazo para recuperar una iniciativa que fue pionera
en su momento en nuestro país y que supone un gran atractivo añadido para el
Valle.
Reparar caminos y entorno, la
edición de folletos orientativos, colocar carteles anunciadores, crear una
biblioteca con fondos relativos a los Symposiums y al arte en general y en
definitiva reanudar la actividad en el Centro de Arte Contemporáneo con nuevas
convocatorias estivales, son algunas de las primeras medidas que van a tomarse
para poner de nuevo en valor una experiencia cultural que sorprende a quien se
acerca a contemplarla.
(Artículo publicado por el autor
del blog, en el número 10 de la revista VIAJAR POR ARAGON, de enero de 2002)
Transcurridos otros doce años
desde la redacción de éste artículo, muchos de los objetivos previstos para el
Museo siguen pendientes. No ha sido posible recuperar la actividad anual
interrumpida en 1984 más allá de algún encuentro esporádico con artistas que en
su día participaron. No obstante, en el Pallar d’Agustín se programan numerosas
exposiciones artísticas temporales, se consiguió la edición de un magnífico
libro-catálogo a cargo de Manuel Pérez-Lizano, y pudieron por fin ponerse
elementos explicativos de cada obra, con su título, año y autor. El recorrido
por las obras de arte diseminadas en el paisaje sigue teniendo un enorme
interés.
El symposium de esculturas animado por mi abuelo, Romualdo Borruel, entonces alcalde de Echo y un hombre muy adelantado para los tiempos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aportación, Begoña.
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