Páginas

viernes, 11 de septiembre de 2020

EL MAESTRO BARTOLOME DE HERMOSA Y LA AMPLIACIÓN DE LA IGLESIA DE SAN MARTIN DE ECHO



Iglesia de San Martin en Echo vista desde Finé


La presente entrada del blog, recoje el artículo que me fue publicado el pasado año de 2019 en la revista local de Echo, que dirige Marta Marín , Bisas del Subordán , con motivo del 20º Aniversario de la misma. Me ha parecido oportuno traerlo al blog hoy, 11 de septiembre día central de unas fiestas que no se pueden celebrar tal como sucede en todo el territorio nacional, a causa de la grave pandemia que estamos sufriendo. Es más largo de los que publico habitualmente en el blog pero confío en que su contenido interese igualmente.




EL MAESTRO BARTOLOME DE HERMOSA Y LA AMPLIACIÓN DE LA IGLESIA DE SAN MARTIN DE ECHO



Felipe III
Estamos en el año 1600. Apenas hace dos años ha muerto el rey Felipe II, llamado el Prudente, y gobierna los reinos su hijo Felipe III, el Piadoso. Gobierna sería mucho decir, pues su indolencia y desinterés por casi cualquier cosa salvo los temas de iglesia, ha dejado la administración en manos de un valido, el Duque de Lerma, que a juicio de los historiadores fue uno de los mayores corruptos que desgraciadamente ha tenido éste país, incluyendo los de la época actual, que ya es decir. A pesar de ello, Europa pasa por uno de los escasos períodos de paz, la llamada Pax Hispánica, con la expansión del Imperio y la hegemonía de España .

En Aragón, apenas se han disipado los efectos de la invasión por tropas castellanas que ordenó Felipe II por las llamadas alteraciones del Reino de Aragón, tras la ejecución del Justicia, Juan de Lanuza y la pérdida de los Fueros aragoneses. En Echo, a pesar de dicha paz, no son tiempos muy boyantes económicamente. En ya numerosas ocasiones, ha sido necesario establecer nuevas tasas por parte del Concejo de la Villa, para hacer frente al constante aumento de los impuestos.

La población de Echo era entonces de entre 400 y 600 habitantes (en 1609 era de 97 fuegos. Cada fuego podía oscilar entre 4 y 6 personas. Fuego tenía significado de hogar).  La iglesia de San Martín, en origen románica, se había quedado pequeña para acoger a los fieles y muchos debían de quedarse fuera de la misma durante los oficios divinos. Para paliar ésta situación, el Concejo y el clero de Echo, dirigieron su ruego al obispo de Jaca, a cuya diócesis pertenecían, para que autorizara las obras de ampliación de San Martín. Dicho obispo era en ése momento Malaquías de Asso, nacido según algunos biógrafos en La Muela (otros lo ubican en Zaragoza), que había sido amigo y consejero del propio rey Felipe II.

Al obispo se le presenta una amplia memoria, fechada el 4 de septiembre de 1600, de las obras necesarias para la ampliación de la iglesia (el texto lo he adaptado más o menos al lenguaje actual para hacerlo algo más comprensible) y que nos va describiendo igualmente cómo era la primitiva iglesia que se pretendía reformar :

Santa Catalina
    • En la pared donde ahora se encuentra el púlpito hacer un pilar nuevo y seguro que sustente la capilla de Santa Catalina, y en la pared del evangelio, donde está el crucifijo, hacer otro pilar como convenga para sustentar la capilla del Angel Custodio. (Estas dos capillas eran las más importantes de la iglesia después del altar mayor).
      
    • En medio de las dos paredes hacer dos pilares que correspondan con los otros  y desde unos pilares a otros hasta la pared última, construir cuatro arcos de medio punto con sus buenas piedras y todo el grueso que tienen las paredes. Dicho arcos tienen la función de recibir las paredes por todo lo alto sin que se  llegue ni degüelle la bóveda de la nave mayor.
      
    • En las paredes que dividen y apartan las dos capillas que están hechas, que sean de abrir y cerrar sus arquillos.
      
Angel Custodio
    • En la parte del Angel Custodio levantar una pared en línea recta correspondiente con la capilla y por la pared de abajo corresponda derecho con la del cuerpo de la iglesia, para lo que se abrirán sus cimientos según conviene y se subirá dicha pared al nivel de la capilla del Angel Custodio y por la pared de afuera hacia la Casa de la Villa (lo que indica que ya entonces existía un edificio del Concejo-Ayuntamiento hacia el mismo frente de la iglesia que en la actualidad) y se asentarán ventanas levantadas con sus alabastros en las partes que más convengan.
      
    • De una parte a otra se cerrarán los arquillos  y formas como están señaladas en la traza (boceto que se acompañaría que no se ha conservado).
      
    • En la pared de la parte de Santa Catalina se abrirá la pared según está dicho por la del otro lado y así en arcos y formas y capillas como en lo demás y en la pared de afuera que ahora está hecha se abrirá y se asentará la puerta antigua (se pretende reaprovechar la puerta de la vieja iglesia románica) que ahora está dentro y será en la pared que más convenga, y en dicha pared se harán sus ventanas como está dicho por la otra parte, y en la pared de mediodía, se hará una lonja que tenga de largo ocho varas que son veinticuatro pies y de ancho la distancia que hay desde la pared de la iglesia hasta la parte del cementerio (cómo era habitual, los enterramientos se realizaban en el entorno de las iglesias, en éste caso en la zona actualmente empedrada donde se encuentra la lonja y entrada sur. Los de los nobles y sacerdotes lo eran en el interior) y con sus gradas a ambas partes como está señalado en otra traza que para ello se hizo con sus tres pilares que han de subir más alto que los trasdoses de la vuelta de la puerta y a este alto desde los pilares hasta la pared de la iglesia se meterán sus buenas fustas que entren y liguen bien desde dichos pilares de manera que quede todo firme y seguro.



 Por alto se echará su suelo de tabla buena y se cubrirá con teja guardando sus corrientes y bajantes y encima de la pared de afuera se subirá su antepecho  con su remate como está señalado y  lo bajo será enlosado por hiladas y por la parte de adentro se hará un poyo que sea tan largo como la misma lonja como todo está señalado en la misma traza.


Lonja actual En éste lugar estuvo el cementerio que se cita
      
   
 • Todo el cuerpo de la iglesia se ha de ahondar al peso y nivel de la entrada de la puerta que ahora está hacia el mediodía y después se ha de enladrillar todo el suelo a un paso y nivel o echarle su suelo de argamasa con sus cintas según y cómo está la iglesia de Ansó (más adelante veremos por qué se cita ésta iglesia como modelo) y esto quede a determinación de la villa y a su gusto.
      
    • Sea obligado cubrir de teja toda la obra y de madera con sus corrientes según conviene.
      
    • Sea tenido y obligado el oficial que tomare dicha obra a cubrir de teja y madera la capilla de Santa Catalina que ahora de presente está hecha , de tal manera que quede como las demás.
      
    • Que el maestro que de la obra se encargare no sea obligado a rebocar ni lucir ni pincelar lo que hiciere sino tan solo inchir (llenar) las juntas de cal como conviene.
      
Púlpito actual
    • El dicho maestro ha de hacer un púlpito de piedra a la parte y lugar que a la villa le pareciere, además de hacer las escaleras necesarias para subir al coro y servicio del órgano (que estarían por tanto en alto), de piedra o madera como le pareciere a la villa, además de mudar el órgano y ponerle en la parte suficiente que más convenga y por ésta capitulación de parte de la villa han de darle al maestro el despojo de la iglesia como está dicho y todos los materiales que hay en la dicha obra, como es piedra, madera de dicha obra que deshicieren (los materiales aprovechables de la vieja iglesia que se reforma) excepto las dos fustas grandes del coro bajo, las cuales han de servir para el coro alto, del que el dicho oficial no ha de tomar ni deshacer cosa alguna y además le han de dar montes francos para cortar madera y leña y que pueda hacer hornos de cal y sacar piedra donde quiera haya lugar siendo de la villa sin contradicción alguna y más aún le han de dar pastos y yerbas francos para bueyes y cabalgaduras que trabajen en la obra donde quiera que los animales de la villa pacieren y gocen y puedan gozar de los batimentos de la Villa conforme los mismos vecinos.

    • El maestro tendrá que mudar de sitio la pila de bautizar y ponerla donde mejor lugar hubiera a voluntad de la villa.
      
    • Estará obligado dicho oficial de hacer los escaños y bancos necesarios conforme a los que están en las capillas del Angel Custodio y Santa Catalina.
      
    • Por cuanto en la traza no están señaladas las ventanas por hacer encima de las puertas, sea condición que en las paredes de afuera se hagan dos ventanas a cada lado en cada capilla la suya, que tenga cada una de alto una vara y pie y cuarto de ancho, con sus alabastros como está dicho y que en la ventana de Santa Catalina que ya está hecha, sea tenido dicho oficial a meter una ventana de alabastro como en las demás.
      
    • Es condición que dicho maestro sea obligado a pintar las cuatro dichas capillas, que se han de hacer conforme las dos que están hechas y la nave de la iglesia.
      
    • Es condición el hacer las pilas de agua bendita, una en cada puerta como ahora de presente están.
      
    • Está obligado el oficial a que la cantonada de la iglesia hacia sol poniente de la parte baja junto a la lonja, a escotar dicho paso retrayendo la cantonada y la pared que por la parte baja ésta la haya de retraer hacia bajo, que es hacia la parte baja, de tal manera que quede perfecta y segura como conviene a dicho de los maestros que visitaren la obra.
      
    • Estará obligado dicho maestro a poner en la ventana del coro un alabastro como en las demás ventanas.

La nave y el coro con el órgano actualmente vista desde el altar


Además de éstas prolijas indicaciones y descripciones para la ampliación de la iglesia, se incluyen en la capitulación y memoria, las relativas al costo y forma de pago de los trabajos descritos, así como los plazos de ejecución, la comprobación y visto bueno de la obra y las garantías y fianzas, de tal forma:

    • Sea tenido y obligado el dicho maestro a dar hecha y acabada toda la obra a contento y satisfacción de los maestros (veedores, peritos diríamos actualmente) uno nombrado por el nuestro (el concejo) y otro por la iglesia, y han de ser hábiles y del arte, y declarar sus dichos en juramento.
      
    • Y en cuanto al tiempo para acabar la obra se le da de plazo a dicho oficial que toda la obra tomare cuatro años, comenzando a contar desde el día de Santa Cruz de mayo (día 3) que se contará del año mil seiscientos y uno y se acabará Dios servido, el año mil seiscientos y cinco, cuatro meses más o menos.

    • Y para dicha obra se obliga la iglesia y concejo a dar y pagar a dicho maestro, que dicha obra tomare, quinientos escudos. Los ciento (primeros) para el día de San Miguel de septiembre viniente (día 29) y los cuatrocientos para el día de Santa Cruz de mayo viniente y la demás cantidad porque en lleno (en total) se le da dos mil quinientos escudos de a diez reales moneda jaquesa y a ésta cuenta resta debiendo dicho iglesia y concejo a dicho oficial que de la obra sobredicha se encargue, dos mil libras jaquesas, para la seguridad de las cuales le asigna dicho consejo, reservándonos empero el consentimiento del señor obispo de Jaca y es en ésta forma y manera como dicho es dicha primicia (tributos en especie a los que estaban obligados los fieles cristianos para el mantenimiento del clero local) de la manera y forma y modo que por éste trino Juan Terren y mossen Terren su hermano la tienen rendada en quince mil y cien sueldos en dicho rendamiento y en dicha cantidad se ha de obligar dicho oficial a tomar la primicia reservándose empero dicha iglesia cien escudos cada año para los gastos ordinarios de dicha iglesia y lo demás que quedare de dicha rentación, que es de tres mil treinta y tres sueldos cuatro dineros por año, se ha de ir pagando y quitando para descargo de dicha obra hasta ser pagados los dos mil escudos, y ésto se entiende todo el tiempo que durare dicha paga y se haga fin de pago de la sobredicha cantidad.
      
    • Es condición que el maestro que ésta obra tomare haya de dar fianzas buenas y seguras y legos de ésta diócesis para los dichos dos mil y quinientos escudos y para los más que se pudiesen ofrecer en dicha obra, siempre que no cumpliese y además de ésto tomase algún daño la iglesia, y que para todo ello se constituyan fiadores y llanos pagadores.



Finalmente el documento, que en principio menciona en abstracto al maestro u oficial que hiciere la obra, revela quién es el autor de la traza, de la memoria y de la realización de la ampliación:

Dióse la cédula de consentimiento de todo el pueblo con los pactos dichos en la capitulación a Bartholome de Ermossa, el año mil seyscientos a cuatro de setiembre y firman mossen Lucas Aznar cura regente, Bartolomé Marraco, Juan Miguel y Anthón de Gironça, jurados (equivalente actual a concejales) así como el cantero Bartholomé de Ermossa.

Aquí tenemos que detenernos, y explicar quién era éste Bartholome de Ermossa, o Bartolomé de Hermosa: 

Liérganes. San Pedro ad Vincula.
Cantero, arquitecto e ingeniero, era vecino de la localidad de Liérganes (Cantabria), uno de los lugares de la comarca de Trasmiera, que se extiende entre las bahías de Santander y Santoña. La fama de los canteros trasmeranos se remonta a la Edad Media, y muchos de ellos trabajaron en grandes y famosas obras que van desde las murallas de Avila, hasta San Lorenzo del Escorial, la Catedral de Sigüenza , y numerosas obras en Galicia y Castilla, tales como las catedrales de Toledo, Segovia, Salamanca o los trabajos de Juan Herrera el Trasmerano en la catedral de Santiago de Compostela . Como ejemplo, Juan del Castillo (Joao de Castilho en portugués) arquitecto español del siglo XVI , que realizó la mayor parte de su obra en Portugal, considerado como el gran arquitecto de su época y uno de los más importantes de Europa, era nacido en 1470 en Trasmiera.

De los siglos XV a XVIII se produjo un auge de las grandes obras en España, Portugal y las colonias americanas , para los que eran necesarios maestros y canteros, entre los que los trasmeranos además de numerosos, eran los que accedieron a los trabajos más importantes y de mayor responsabilidad por la calidad de su quehacer. Crearon una sociedad gremial, cerrada y esotérica, llegando a emplear entre ellos una jerga lingüística denominada la pantoja (sic) compuesta fundamentalmente por giros vascos o seudovascos. El oficio se transmitía de padres a hijos por lo que éstos disfrutaban de un aprendizaje especial que les permitía llegar a ser maestros de obras antes de los 30 años.

Bartolomé de Hermosa, llegó a tierras jacetanas con un amplio grupo de trabajadores  alentados por las grandes obras de fortificación de la frontera encargadas por Felipe II. Probablemente, según algunos autores, para realizar trabajos en la Ciudadela de Jaca diseñada por Tiburcio Spanoqui.

 De familia de canteros y formado en trabajos en Galicia, para cuando apareció con su equipo por el Alto Aragón, había participado en un taller ,con otros trasmeranos, en Santiago de Compostela que trabajó en el claustro catedralicio y en la reforma de los Palacios Arzobispales.

 Construyó el coro y la sacristía de Santa María de Oya ; había trabajado como aparejador en las obras de los monasterios de Armenteira y Melón e intervenido como maestro de obras en la construcción de la iglesia de San Lorenzo de Salvatierra. Entre 1585 y 1590 construyó el puente de Arce , el puente mayor de Liérganes entre 1586 y 1606, así como a partir de 1591 la iglesia de San Pedro Ad Vincula, también en Liérganes.

Puente de Cea (León)
 Intervino en 1597 en Las Calzadas de los Ocinos y Valdivieso de Burgos y en el Puente de Cea en León. Por cierto que las dos obras de Burgos (Ocinos y Burgos) que había iniciado, tuvo que cederlas a Diego de Sisniega por no poderlas terminar por tener otras en marcha en Aragón. Se le adjudica también la construcción de los templos de San Jorge en Penagos y San Lorenzo Mártir en Pámanes (Cantabria).


Para cuando fue llamado para hacerse cargo de la ampliación de la iglesia de San Martín de Echo, la fama por sus trabajos en la zona, le precedía. En 1595 había realizado obras en la parroquial de Bernués. En 1597 contrató las obras de la Lonjeta y el coro de la iglesia parroquial de Ansó, obras que  fueron modificadas tres años más tarde en un nuevo acuerdo fechado el 17 de abril de 1600. El 3 de junio de 1597 había contratado también con la Cofradía de Santa Orosia de Jaca la ampliación de la capilla de ésta santa en la catedral y en 1599 realizado trabajos en la cubierta de la nave central de ésta misma catedral de Jaca.

A la memoria y capitulación presentada al obispo de Jaca para la ampliación de la parroquial de Echo, el obispo de Jaca dio finalmente su consentimiento el 29 de octubre de 1600, y junto a su autorización a lo acordado con Bartolomé de Hermosa, establecía que:

. por ser dicha obra de nuestro gusto y no tener la iglesia ni Villa sobrado para dar y pagar a dicho maestro, por tanto damos licencia para que la primicia de dicha Villa de Echo se pueda arrendar por tiempo de trece años continuos y que en cada año de dicha arendación se acudirá a la luminaria y aferes  (asuntos, negocios) de dicha iglesia con cien escudos…

Tras la autorización del obispo Malaquías,  no se firmó el acuerdo definitivo hasta el 3 de junio de 1601, probablemente por los compromisos adquiridos con anterioridad por Bartolomé de Hermosa fuera de Aragón.

Sólo tenemos constancia de un par de  intervenciones anteriores en la iglesia de San Martín, la primera del cantero Sancho López de Jaca, que en 1467 hizo varias reparaciones en la parroquial, fundamentalmente el arco de espuñones para las campanas o espadaña (espuñón es como se denomina en Aragón a la piedra tosca, dura y de densidad blanda y porosidad utilizada con frecuencia en construcción de castillos, catedrales y de forma más cotidiana empleada para la construcción de hogares y chimeneas), y la subida al coro que se encontraba “quebrantada”. Cobró por sus trabajos 280 sueldos jaqueses. La segunda intervención, también para la realización de mejoras en el templo, en 1576 por el cantero Martín Juan de Catalán.

Finalmente, Bartolomé y su equipo dieron comienzo a las obras. Entre los cometidos del maestro estaban además del reparto del trabajo entre los oficiales y llevar la dirección de obra, encontrar los materiales necesarios para la misma y ejercer de arquitecto . Ante la importancia de la obra contratada, el maestro se trasladó desde Jaca a vivir en Echo, constando como habitante de la Villa en la siguiente capitulación que se realiza sobre la obra, en septiembre del año 1602. Como es sabido, existía una diferencia importante en cuanto a derechos y deberes entre quienes tenían la condición de vecinos y los que eran habitantes, fijándose en cada localidad las normas y condiciones por los que éstos adquirían la condición de vecinos, con todas las prerrogativas. 

Como he citado, el 22 de septiembre de 1602, el concejo modifica las capitulaciones del primer acuerdo e incluye nuevas instrucciones tanto para la obra como en el pago, cuyo importe ha aumentado, por lo que el concejo le autoriza a que de los cien escudos que de las primicias anuales deben de quedar para los gastos de la iglesia, retenga treinta cada año. No merece la pena traer a éstas páginas de nuevo un prolijo acuerdo que detalla (y repite) tanto las modificaciones introducidas como las ya expresas. Como en cualquier obra, y más en una de aquella envergadura, a medida que iban avanzando se iban encontrando con dificultades y mejoras necesarias de introducir que no se habían contemplado en el primer acuerdo.

Es interesante destacar de éstas nuevas capitulaciones, dos cosas. La primera la insistencia en que se recuperen con sumo cuidado los pilares de la puerta antigua (románica) para ser reaprovechados en la puerta principal que estará en el lado de la lonja, junto a la capilla de Santa Catalina. En segundo lugar, la participación ya en éste nuevo acuerdo del maestro guipuzcoano Miguel de Recondo, que aunque documentalmente no aparece como asesor (veedor o perito) del concejo de Echo hasta un documento del 5 de septiembre de 1604 para la revisión y tasación de la obra, está claro que ya , casi desde el inicio, como se acordó, dicho perito ejerce sobre la marcha de la obra y el cumplimiento de lo pactado.

Miguel de Recondo, cantero natural de Asteasu (Guipuzcoa) había realizado en 1592 la construcción de la iglesia de San Martin de Undués de Lerda, y hecha la tasación en 1601 de los trabajos de construcción de la iglesia parroquial de Ansó, en los que había participado Bartolomé de Hermosa, en representación de la iglesia.

Coro de la iglesia de San Pedro en Ansó, construído por Hermosa. Fot. Ricardo Compairé

Torre del Reloj de Jaca
Mientras seguía progresando la obra de San Martín en Echo, nuevos trabajos seguían llegando para el equipo de Hermosa. Entre otros se le contrató la obra de reforma de la Torre del Reloj de Jaca, que había comprado el Concejo jacetano por 500 escudos para convertirla en cárcel real, y el 10 y 11 de agosto de 1603 el Cabildo y el Concejo de Jaca lo contratan junto a Miguel de Urliens, escultor, para reconocer y peritar la obra del retablo mayor de la Catedral que ha dirigido Juan de Bescós. 

En 1601 un terrible incendio arrasó la villa de Aragüés del Puerto, y en agosto del año siguiente 1602, Domingo Xironza, prior del monasterio de Roda y Diputado del Reino de Aragón, tras inspeccionar las ruinas de la localidad, encarga mediante capitulación (contrato) de ésa fecha, a Bartolomé de Hermosa y a Juan del Cajigal (también trasmerano), que estimen el coste de la reconstrucción de las casas arruinadas. Los maestros canteros le pidieron al Diputado tiempo para hacer dicha inspección y tasación y aunque éste les indicó que se tomaran el tiempo necesario, pero sin pausa, no tardaron en presentarla, mediante documento el 9 del mes de septiembre siguiente. Resulta impresionante el daño producido en la villa al leer dicha tasación. Sólo se incluyen las casas que todavía pueden ser reconstruídas para poder habitarlas e incluyendo la de la Villa y la herrería, son un total de 61 casas. En cuanto al coste de la reconstrucción lo estiman en 8.600 escudos, y si se obiese a redificar como de antes estaba y con lo que se quemo dentro de dichas casas nos parece ser el daño de mas diez y seys mil escudos. No consta a quién adjudicaron la obra de reconstrucción, pero no debió de ser a los mismos tasadores que seguían adjudicándose distintas nuevas obras por toda la montaña jacetana. 

Volviendo a los trabajos de la parroquial de Echo, en 1603 los trabajos debían de estar ya muy avanzados por cuanto Bartolomé de Hermosa contrata el 26 de julio con el pintor Sebastián Ferrández, ambos habitantes en la Villa de Echo, la obra de pintura y pincelado de distintas partes de la iglesia: las cuatro capillas nuevas, que deben de quedar como las de Santa Catalina y la del Angel Custodio, así como toda la nave, coro, friso, pilares y arcos. El coste de la subcontratación ascendió a cuatro mil sueldos jaqueses y tres cayzes de trigo, y la forma de pago mediante un adelanto en Enero siguiente de 1.000 escudos y el resto y el trigo al terminar el trabajo. Los materiales  puestos a pie de obra, y los andamios necesarios corrían a cargo del maestro Hermosa.



Panticosa
Y así llegamos al año 1604, en el que hay que entregar terminada la obra, que se ha realizado con gran rapidez. Antes , Bartolomé de Hermosa, sigue siendo requerido para distintos trabajos, que no siempre llegan a buen término. En abril de ése año, el Concejo de Urdués  contrata con el maestro de obras la reforma de la iglesia de San Martín de la localidad por un importe de catorce mil quinientos sueldos jaqueses. Sin que sepamos la razón, tres días más tarde de la firma de la capitulación se revoca la misma. Algo parecido le había ocurrido ya en 1603 cuando tras haber realizado la traza y planos y la capitulación para la construcción de la nueva iglesia de Panticosa , cede el encargo mediante acta notarial del 9 de octubre al también cantero y escultor trasmerano Pedro de la Carcoba con la aceptación del Concejo de la localidad. No sabemos tampoco la razón de la cesión de dicha obra. Por cierto, que el cantero sustituto no tuvo demasiada suerte, pues fue asesinado de una estocada en el bajo vientre ante la fachada de la iglesia, al parecer por algún comportamiento inapropiado con alguna moza del pueblo. La obra quedó paralizada varios años.

Por fin, el 5 de septiembre de 1604, de nuevo ante el notario cheso Agustín Pérez de Echo , tras designar al cantero guipuzcoano Miguel de Recondo, para ver, reconocer y tasar la obra contratada, se reunen el maestro Bartolomé de Hermosa habitante de Echo y mossen Anton de Pueyo vicario de la Villa de Echo, Gil Castillo lugarteniente de dicha Villa y Valle, Aznar Brun, Martin de Larrea, Juan Gaullar y Anton de Xironza jurados  de la Villa de Echo y Pedro Algueta promiciero de la promicia de la iglesia parrochial de la dicha Villa de Echo, todos ellos vezinos y se muestran conformes con las conclusiones de Recondo. Estas incluyen una larga lista de modificaciones, reparaciones y exigencias de finalización del trabajo así como revisión de los costes de un gran número de los trabajos realizados. Del extenso informe hay que destacar lo que se dice en relación con los pilares de la antigua puerta románica que tanto se había insistido en reaprovechar, y es que en el reconocimiento de Recondo éste destaca que además de resultar pequeña pues tenía 5 pies de ancho, las piedras se habían quebrado deshaciéndose dicha puerta, por lo que había recomendado la construcción de una nueva de ocho pies de ancho. 

Las reparaciones y recomendaciones hechas por Recondo se debieron de ejecutar con toda rapidez, puesto que el 13 de octubre siguiente de 1604, encontramos una nueva capitulación, ésta vez de los árbitros designados por la Villa, encargando a un nuevo cantero, el maestro Juan de Uruelo,  la revisión y tasación de la obra que entrega su informe favorable, con algunas pequeñas recomendaciones. La  ampliación y reforma de la Iglesia de San Martin de Tours de la Villa de Echo, finalmente quedaba terminada.


La Iglesia de San Martin actualmente

Bartolomé de Hermosa, tras cuatro años de habitar en Echo, recogió sus instrumentos y  herramientas y a su equipo y marchó a ejecutar otras obras en otras tierras, no sin antes venderle a Agustín Pérez  mayor de Echo la deuda que el Concejo y la Iglesia tenía con él por las obras realizadas, por importe de 40.000,- sueldos a cobrar en los siguientes diez años. Práctica habitual era ésta entre aquellos artesanos y maestros que recorrían la geografía del país realizando sus trabajos y que en rara ocasión volvían sobre sus pasos ni siquiera para cobrar.  El documento de venta se otorgó el 13 de noviembre de 1604.



Doscientos años después, en 1802, el fraile ilustrado Mateo Sumán, recoge en su Diccionario Geográfico del Reino de Aragón, la siguiente descripción de la iglesia de San Martín de Echo:

“Es de tres naves. La principal es de piedra sillería, las colaterales son posteriores y también el coro. Parece que en tiempos antiguos la nave de en medio formaba toda la iglesia. La figura exterior de esta es una herradura cuya cabeza está al oriente y su pórtico y puerta principal al sur. Las troneras están a dos barras de distancia una de otra, alrededor de lo más alto de las paredes las cuales tienen dos varas de ancho, y sostienen la nave mayor, cortadas en 4 columnas y 6 arcos que ahora corresponden a las dos naves colaterales, que son más bajas y se hicieron después. Indica por sus viseras próximas al tejado haber sido fortaleza. No hay torre para campanas . Estas se hallan al poniente fijas en la pared del frontispicio. La fábrica que sostiene el techo es de admirar. Se compone de maderos largos de 80 palmos, y de grueso un palmo. Es una hermosa galería; el tejado de figura prolongada, se cubre de teja llana, o ladrillos de gancho. Toda la iglesia está fundada sobre una alta peña, casi en medio de la población y excede a todas sus casas en altura. Es de larga en lo interior 50 pasos, y ancha de 30. Se sube al presbiterio por dos escaleras de piedra de 10 escalones cada una, y en medio de ellas hay una capilla subterránea dedicada a Nuestra Sra. de la Concepción. El altar mayor es antiguo, y de madera dorada, y de lo mismo son los 12 altares restantes de la iglesia, cuya arquitectura es muy regular. La sacristía es buena y espaciosa. Hay algunas reliquias pero ninguna insigne. El ayuntamiento es patrón de éste templo, y de la villa lo es Nuestra Señora de la Natividad.”

Todavía era de admirar , detallada por Sumán, la obra de Bartolomé de Hermosa. Sin embargo, solamente siete años más tarde, en una sóla noche se perdería todo el templo y todos los trabajos, penurias, esfuerzos , capitulaciones y dineros se convertirían en humo a causa de la Guerra contra el francés, pues tras la Insurrección de los Valles contra las tropas napoleónicas invasoras, la resistencia de las gentes del lugar el 28 de agosto de 1809 provocarían la represalia francesa  ocupando la villa , saqueándola e incendiando dos terceras partes de la misma. 137 casas, incluyendo la iglesia de San Martin de Tours, fueron calcinadas.

La reconstrucción de la iglesia se inició en 1812 y no se terminó hasta 1833. Dos años más tarde, en 1835, por disposición del Gobierno el templo se vio enriquecido con cuatro altares provenientes del Convento Mercedario de Nuestra Señora del Pilar de cerca de Embún que había sido definitivamente abandonado ése año tras la Desamortización de Mendizábal. Se levantó una torre campanario que no existía (aunque se mantuvo la espadaña de poniente) y se construyó una nueva sacristía que arrincona al ábside románico primitivo. Desaparecieron el coro elevado, y quedó sepultada la capilla subterránea. Es la obra que hoy podemos contemplar, pero no la de Bartolomé de Hermosa.




Antonio Martínez Valero
18 de abril de 2019
 Día de San Perfecto según el santoral católico.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario