Martirio de San Pedro Arbués |
El 1 de enero de 1670, en el lugar de Embún y ante el notario Pedro José Pérez de Hecho, se levanta el siguiente documento:
Eadem die et loco. Que nosotros Mosen Pedro Laque, vicario de la iglesia parrochial del lugar de Embún, Anton de Gan, Lorenzo Larraz y Domingo Garcés jurados de dicho lugar, en nuestros nombres propios y como vicario y jurados que somos del dicho lugar en dichos nombres.
Attendido y considerado el Magnífico Señor Doctor don Martín Francisco Climente del Consejo de su Magestad en lo civil deste Reyno domiciliado en la ciudad de Çaragoça haber encomendado en la yglesia de dicho lugar y por consiguiente a mi dicho vicario un relicario con su pie de plata y en él las armas del dicho de Climente y en dicho relicario dos reliquias la una del glorioso San Sebastián y la otra del glorioso San Pedro Arbués. Y como dicho relicario es de dicho señor doctor Climente, por tanto de grado etc. reconocemos y confesamos lo dicho y prometemos y nos obligamos en dichos nombres que siempre que nos fuere pedido y al vicario que fuere en dicha iglesia le fuere pedido dicho relicario con dichas reliquias por parte de Martín Climente infançon vecino del dicho lugar y del dicho señor doctor Climente , padre e hijo, se lo bolberemos en la conformidad que lo entregó.
Relicario con reliquias de S. Pedro Arbués |
Y para cumplimiento de lo dicho obligamos nuestras personas y bienes y los bienes y rentas de dicha iglesia, muebles y sitios. Fiat large.
Testes qui supra proxime nominati. ( Trad.: Los testigos inmediatamente arriba nombrados)
Los relicarios son objetos religiosos en forma de caja, estuche, cruces o de otros tipos, que sirven para guardar las reliquias , que son fragmentos de los cuerpos de personas consideradas santas u objetos que estuvieron en contacto con ellas y a los que se les atribuyen propiedades milagrosas.
Ya desde el siglo IV la iglesia cristiana comenzó a venerar en forma de reliquias los supuestos restos de mártires y santos, alcanzando en siglos posteriores tal importancia que no había iglesia, monasterio o catedral que no contara con ellas para atraer a los fieles y sobre todo sus limosnas. Era tal la demanda que se creó un auténtico mercado de reliquias, la mayoría falsificaciones, muchas de ellas tan burdas que rozaban el absurdo, pero que el pueblo iletrado aceptaba como auténticas a pesar del disparate que suponían.
Relicarios conservados en el Museo Diocesano de Zaragoza |
Por ejemplo, pelos de la barba de San Juan Bautista, leche de la Virgen María (en la iglesia de Wittenberg) así como su supuesto sudario o el vestido que llevó durante su embarazo (en Aquisgrán o en Chartres) o plumas del Espíritu Santo. De Jesucristo, se venera la corona de espinas para la que el rey Luis IX de Francia hizo construir la Santa Capilla en el siglo XIII, lo que demuestra que la credulidad no afectaba solamente al pueblo llano. La punta de la lanza con la que se atravesó a Cristo en la Cruz según la tradición, ya se llevó a Constantinopla en el siglo X y los supuestos clavos y la Santa Túnica se encuentran en el tesoro catedralicio de Tréveris.
Trozos de la cruz (lignum crucis) se encuentran por todo el mundo y prepucios de Cristo se los disputan en Amberes y en Roma. Abundantes son también los brazos y piernas incorruptos de distintos santos que circulan por el mundo cristiano (de Santa Tecla hay por lo menos cinco brazos) y otros restos como los dientes, eran reliquias muy apreciadas. En el caso de Santa Apolonia, patrona de los odontólogos, son más de 500 los dientes supuestamente de dicha santa que se veneran en iglesias y ermitas de todo el mundo. No es extraño que sea la patrona de los dentistas.
El protocolo notarial menciona también al propietario del relicario, Martín Francisco Climente y a su padre, también de nombre Martín Climente y residente en Embún, según el documento. ¿Quiénes eran éstos personajes?.
Convento mercedario de Nuestra Sra. del Pilar en Embún. |
Empezaremos por el padre, Martín Climente. Era infanzón (la baja nobleza en Aragón) y su vinculación con Embún donde nació, resulta también de ser el responsable de la creación de una ermita para albergar un cuadro supuestamente milagroso de la Virgen del Pilar que trajo de Zaragoza, en el terreno en el que posteriormente su hijo construiría el convento mercedario de Nuestra Señora del Pilar y que fué el lugar desde el que se combatió en agosto de 1809 a las tropas napoleónicas para ayudar a la huida de los guerrilleros que comandaba Miguel Sarasa. El edificio fue incendiado parcialmente durante el combate y posteriormente, en 1835 abandonado definitivamente por la Desamortización de Mendizábal. Hoy podemos contemplar su ruina desde la carretera de acceso al Valle de Echo.
Martín Francisco Climente hijo del anterior, es posiblemente el personaje de mayor importancia nacido en Embún, o al menos el que mayores dignidades alcanzó. Fue jurista, regente de la Audiencia de Aragón y del Consejo de Aragón. Formó parte de la clase dirigente de la ciudad de Zaragoza. Al morir su padre y heredar sus bienes decidió fundar un convento misionero en los terrenos donde su padre había levantado una ermita, lugar que se conocía como la pardina de Huessa. Falleció el 30 de mayo de 1694.
En cuanto a los santos cuyas supuestas reliquias se encontraban en el relicario, uno es San Sebastián, que nacido en Narbona, fue un tribuno militar del ejército romano, santo y mártir venerado por la iglesia católica, que vivió en el siglo III. Su veneración es muy antigua y está ampliamente extendida. Es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión y su fiesta se celebra el 20 de enero.
San Sebastián |
El otro santo que se menciona (indebidamente como tal, en el momento de redactar el protocolo notarial (1670), como veremos a continuación) es San Pedro Arbués. Digo indebidamente pues dicho personaje, asesinado en 1485, no fue beatificado (paso previo) por Alejandro VII hasta abril de 1662 y no fue canonizado (declarado solemnemente santo) hasta que así lo declaró el Papa Pio IX el 29 de junio de 1867.
Pedro Arbués, fué un eclesiástico nacido en Épila (Zaragoza) en 1441. En 1469 obtuvo una beca para estudiar en el Colegio Mayor de San Clemente de Bolonia (Italia), llegando a ser catedrático de filosofía moral en la Universidad de Bolonia. En 1474 fue nombrado canónigo de la catedral de La Seo (San Salvador) de Zaragoza. En 1484 fue nombrado junto a Gaspar Juglar, inquisidor de Aragón, por el inquisidor general, el siniestro Tomás de Torquemada. La Inquisición, esa tenebrosa y execrable institución de la iglesia católica que velaba por la fe y la religión mediante la tortura y la hoguera, estuvo en vigor en nuestro país desde 1484 hasta 1834, con sólo el período de la ocupación napoleónica mitigada y sin su actividad criminal.
Defensa de la fe católica por la Inquisición |
Fernando el Católico había solicitado del Papa la creación de una Inquisición en Aragón similar a la que ya funcionaba en Castilla, pero los nobles aragoneses demostraban cierta oposición a la misma. Una vez en funcionamiento, comenzaron a producirse numerosos autos de fe, tras tortura, entre conversos judíos, lo que provocó, junto al rechazo a la implantación de la institución, una conspiración alentada por varias de las familias conversas que mediante al menos ocho sicarios contratados, la noche del 14 al 15 de septiembre de 1484 dieron muerte a cuchilladas a Pedro Arbués mientras rezaba ante el altar mayor de La Seo.
La reacción fue brutal. Hubo nueve ejecutados en persona , además de dos suicidios, trece quemados en estatua y cuatro castigados por complicidad y fueron perseguidas las principales familias conversas de la ciudad, acabando con su influencia política en el Reino de Aragón. Tras estos acontecimientos, se acabó con cualquier oposición a la Inquisición, que campó a sus anchas en Aragón, como en Castilla.
La iglesia y los poderes fácticos de la época hicieron de Pedro Arbués un símbolo por su martirio y aunque su canonización tardaría casi cuatro siglos en producirse, hicieron que fuera venerado como santo en todo Aragón. Es también patrón de su villa natal, Épila.
El protocolo comentado, es un ejemplo de la devoción que se fomentó a éste santo varón, distinguido por su dureza en la aplicación de los castigos para proteger la fe católica y que murió por ello. Desconozco que ha sido del relicario mencionado y si sigue en Embún. Amén.
Muy buena informacion
ResponderEliminarTienes mas datos de su ubicacion? Gracias
ResponderEliminarNo tengo más datos. Habría que consultar en la parroquia de Embún o en la diócesis de Jaca si se encuentra en su inventario.
Eliminar