Escultura de San Pedro en Siresa |
Sancho Garcés I |
Tras la decadencia del imperio
franco carolingio, que había ocupado las tierras del actual Valle de Echo y las
del río Aragón y fundado el Monasterio de San Pedro en Siresa en las primeras
décadas del siglo IX, dicho territorio se convirtió durante casi un siglo en un
condado independiente, hasta que Sancho Garcés I, lo ocupó anexionándolo a
Pamplona al morir el conde Galindo II Aznárez, ignorando todos los derechos
sucesorios. Casi otros cien años pasarían hasta que uno de sus descendientes,
Ramiro I, hijo natural de Sancho III Garcés, heredara lo que se conocería desde
entonces como el Reino de Aragón.
Cuenta una antigua historia
medieval, que el rey de Pamplona, Sancho Garcés I estuvo a punto de morir de
una larga y dolorosa enfermedad que sus médicos no conseguían atajar. Como no
encontraba ninguna mejoría a pesar de todas las curas a las que se sometió,
decidió encomendarse al apóstol San Pedro, del que se conservaba en el
Monasterio de Siresa, la reliquia de uno de sus brazos y viajó hasta el
cenobio. Parece ser que el brazo de San Pedro hizo el milagro, y le curó su
enfermedad.
Monasterio de San Pedro de Siresa |
De cómo llegó el brazo de San
Pedro a Siresa, el abad del monasterio le contó al rey Sancho durante su
convalecencia en el mismo, que fue en el siglo VI cuando San Leandro, obispo de
Sevilla, envió a Roma al obispo Ciriaco de Zaragoza por ser amigo del papa
Gregorio Magno, con la misión de traer una reliquia del santo a Hispania. El
papa se negó en un principio pero ante la insistencia del zaragozano, aquél
hizo un ayuno, apareciéndosele al pontífice el propio san Pedro que le dijo que
fuera a su sepulcro en el que hallaría una reliquia separada de las demás que
debía de entregar al obispo Ciriaco. Así fue como le entregaron el brazo, que
colocado en un relicario de oro fue traído a Hispania.
Brazo de San Pedro en Barbaruens |
Al regreso de un viaje tan largo,
san Leandro había fallecido, por lo que el obispo Ciriaco decidió dejar la
reliquia en Zaragoza donde estuvo hasta la invasión musulmana, cuando los
cristianos se pusieron a salvo en las montañas llevando con ellos todas las
reliquias y tesoros eclesiásticos, yendo a parar el brazo al Monasterio de
Siresa.
La misma historia, con otros
protagonistas se cuenta del brazo (¿el otro?) de San Pedro que se conserva en
Barbaruens, Pirineo de Huesca, proveniente del monasterio de San Pedro de
Tabernas, cerca del lugar de Seira. En este caso, fue Bencio, obispo de
Zaragoza el que llevó el brazo a San Pedro de Tabernas huyendo de los agarenos.
Monasterio de San Pedro de Tabernas en Seira |
La reliquia del brazo del
monasterio de San Pedro de Siresa, desapareció en algún momento de la historia,
y sea o no el mismo de Tabernas, la leyenda iniciada continúa relatando que el
rey Sancho Garcés, agradecido por su curación, antes de abandonar Siresa, donó
al cenobio la villa de Usón lo que no está documentado en ningún lugar. Era el año 923. Dos años después, Sancho Garcés
moría, suponemos que de otra enfermedad distinta de la que fue ¿“milagrosamente
curado”?.
En cuanto a la autenticidad del
brazo, sólo quiero recordar que en 1968 el papa Pablo VI confirmó que se había
encontrado la tumba del apóstol y su probable esqueleto, del que sólo faltaba
las puntas de los pies. Pero las leyendas, son eso…leyendas.
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