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jueves, 29 de agosto de 2019

DIES AMARA VALDE. LA RUTA DE LA INFAMIA. LA QUEMA DE ECHO EN SU 210 ANIVERSARIO


Voluntarios de Aragón. Homenaje en 2009 en el Bicentenario de la Quema de Echo

Ayer, día 28 de agosto de 2019, 210 aniversario de la quema de la Villa de Echo, invitado por el Ayuntamiento  impartí una charla a propósito de los sucesos acontecidos en el Valle durante la Guerra de la Independencia y  sobre los personajes que protagonizaron los mismos. Hoy traigo al blog el texto de la conferencia impartida en el año 2013 en el mismo escenario, en el que relataba específicamente la insurrección de los Los Valles y las consecuencias de la misma. En estos seis años transcurridos han aparecido nuevos datos sobre el suceso, algunos de los cuales pude comentar ayer ante una audiencia interesada y paciente que aguantó estoicamente una conferencia que se alargó probablemente demasiado. Mis disculpas por ello. Este texto, más largo que los habituales del blog, puede complementar e informar a quienes estén interesados sobre aquellos lejanos hechos que condicionaron la vida de las gentes de Los Valles durante mucho tiempo. En próximas entradas hablaremos de los personajes.



DIES AMARA VALDE
La ruta de la infamia
A finales de agosto de 1809, una columna compuesta por 2000 soldados del ejército francés llegada desde Zaragoza, y reforzada por 500 de la guarnición de Jaca, atacaba el monasterio de San Juan de la Peña, que servía de base de operaciones a los guerrilleros comandados por Miguel Sarasa, y en su persecución se internaba por los valles de Aisa, Aragüés, Hecho y Ansó, dejando a su paso un panorama de muerte y destrucción, y sumiendo a sus habitantes en el dolor y la miseria. Esta acción militar escasamente se menciona en los libros de historia, y como mucho se la cita como los Sucesos del Roncal, pero para gran parte de los vecinos de aquellos valles supuso la mayor tragedia de su vida.
Resultado de imagen de La familia de Carlos IV
La familia de Carlos IV. Goya.
En marzo del año anterior, 1808, la vergonzosa actitud de la monarquía española, con la dejación de funciones de Carlos IV en manos de su valido Godoy, y las conspiraciones de su hijo Fernando para conseguir hacerse con el trono (en diciembre de 1807, Conjura del Escorial), precipitaron los acontecimientos y facilitaron la intervención de Napoleón Bonaparte. El motín de Aranjuez, con la deposición de Godoy y abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII, permitió su mediación, y en las jornadas de Bayona adonde pusilánimemente acudieron todos a solicitar la ayuda de Napoleón, como en un sainete, Fernando devolvió la corona a su padre, quien abdicó a favor de Napoleón, y éste se la otorgó a su hermano José,
Jose Napoleón I 
hasta entonces premiado con la corona de Nápoles, arrebatada a otros borbones. Carlos IV y Maria Luisa, acompañados por Godoy y por una generosa asignación económica anual, partieron para un dorado exilio primero en Marsella y posteriormente en Roma donde fallecerían en 1819, mientras Fernando VII fue confinado en Valençay, un castillo palacio propiedad del ministro Talleyrand donde permanecería hasta 1814.
La salida hacia Francia del último infante, Francisco de Paula desde el Palacio Real de Madrid, provocó el levantamiento de los madrileños y la represión de las tropas imperiales al mando de Murat, dando comienzo a la guerra del francés, llamada
2 de mayo en el Cuartel de Monleón
posteriormente de la independencia, que asolaría el país a lo largo de seis penosos años, acabando con la tradicional alianza con Francia comenzada con el advenimiento de la dinastía borbónica un siglo antes y que continuó tras el paréntesis de la guerra contra la Convención de 1793 a 1795, (de la que salimos malparados) con el Tratado de San Ildefonso de 1796 que nos convirtió en aliados de la Francia revolucionaria hasta los acontecimientos relatados. (Trafalgar, Guerra contra Inglaterra, Pacto de Fontainebleau contra Portugal)
Tras la generalización del levantamiento, el ejército francés, la mayor maquinaria bélica vista hasta entonces en la historia, (4 millones de soldados movilizados durante las guerras del Imperio, además de los ejércitos extranjeros añadidos) vencedor de todas las batallas europeas contra italianos, austríacos, prusianos, rusos, etc.… se encontró con un país en armas, que no les aceptaba como libertadores a pesar de traer consigo la modernización de las leyes e instituciones, dueños exclusivamente de las principales ciudades y de sólo el terreno que pisaban. Frente a la administración francesa, se crearon paralelamente las Juntas Provinciales y el ejército español, obsoleto, débil y poco numeroso fue capaz para sorpresa de los imperiales de infringirles en Bailén en agosto de 1808, la primera derrota a un ejército napoleónico, lo que motivó la salida apresurada de José I de Madrid, así como la intervención directa de Napoleón. (Destino de los 12000 prisioneros: 9000 a Cabrera y los pontones de Cádiz).
Bailén. Cuadro de Ferrer Dalmau
Frente al poderío militar francés, y las sucesivas derrotas de los ejércitos españoles, apareció una nueva modalidad de combate, las guerrillas, formadas por paisanos, restos de los ejércitos, militares profesionales retirados, a veces incluso bandoleros, que no mantenían un mando único y actuaban en el terreno que conocían, y que golpeando las comunicaciones y líneas de suministro de los franceses, contribuyeron a su inseguridad y al mantenimiento de tropas y guarniciones que hubieran sido necesarias en otros escenarios. Pese a la negativa opinión y el menosprecio de algunos historiadores británicos o el excesivo protagonismo que les otorgan otros hispanos, su intervención fue importante y mantuvo en jaque a las tropas francesas. Su número varía según las fuentes, oscilando entre 35000 y 50000.
Rendición de Zaragoza
En Aragón, tras el primer Sitio a la ciudad de Zaragoza, en el verano de 1808, que se había convertido en un mito (la derrota de Bailén, influyó en el abandono de los sitiadores), el segundo en diciembre de ése año, terminó con la capitulación de la ciudad el 21 de febrero de 1809 tras dos meses de asedio, muriendo más de 50000 personas (más por hambre, frío y tifus que por efecto directo de los combates), y quedando desecho el llamado Ejército de Aragón, compuesto por 45000 hombres, que imprudentemente fue confinado por Palafox en la ciudad (incluyendo la caballería, inútil en un sitio), cuando casi doblaba el número de las fuerzas sitiadoras.
Tras estos episodios, a pesar de la derrota de Zaragoza, el
General Blake
levantamiento siguió en el resto de Aragón, y aún no habían pasado tres meses cuando un ejército español, al mando del general Joaquín Blake estuvo a punto de recuperar la ciudad al derrotar por segunda vez a los imperiales en la batalla de Alcañiz en el mes de mayo que se replegaron rápidamente. Sin embargo, Blake perdió la oportunidad al retrasarse en reorganizar sus batallones, lo que permitió que rehechos los franceses, lo derrotaran el 15 de junio en María de Huerva, y de nuevo el 18 en Belchite.
Suchet
Por parte francesa, tras la toma de Zaragoza por el mariscal Lannes (seleccionó las joyas de la Virgen de más valor para robarlas), éste cedió brevemente la administración al general Junot, siendo sustituido en abril por el general Suchet, quien a pesar de su inicial derrota en Alcañiz, inició la contraofensiva para acabar de rendir las plazas que quedaban y terminar la insurrección y pacificar la región.
Felipe Perena
En el conjunto del territorio aragonés, las guerrillas y contingentes militares creados antes de los Sitios para hostigar a los franceses, se habían visto aumentadas por los restos de las unidades militares derrotadas, supervivientes de Zaragoza, así como grupos de paisanos que se incorporaban a las mismas. En Aragón, Felipe Perena comandante del 2º Bon. de Voluntarios de Huesca, Pedro Villacampa, militar, comandante del 1º Bon de Voluntarios de Huesca (nacido en Laguarta, en la Guarguera) que prisionero y enfermo tras los sitios de Zaragoza sobornó y consiguió escapar en un carro hasta Tortosa poniéndose a las órdenes de Blake, y junto a ellos Pedrosa, Gayán, Fray Teobaldo, monje madrileño del monasterio de Piedra( segundo de Perena), junto al marqués de Lazán, fueron los principales jefes militares y guerrilleros que mantuvieron en constante jaque a las fuerzas francesas. 

En la Jacetania, Pedro Antón Juánez, contrabandista de Hecho, fue el primer guerrillero que tomó las armas contra los franceses en mayo de 1808, en junio de 1809 y Francisco Sarto, pastor ansotano , levantó en armas una pequeña partida (murió en 1810 con 14 de los suyos) siendo Miguel Sarasa el de mayor importancia como luego veremos. 
Javier Mina
En la vecina Navarra, será Javier Mina, “el Mozo”, estudiante que se encontraba en Zaragoza cuando los motines contra Godoy, quien crearía el Corso Terrestre y aglutinaría la guerrilla desde los valles pirenaicos hasta la ribera del Ebro, hasta su temprana detención por los franceses y que será sustituido por su tío el famoso Francisco Espoz y Mina que se había unido a la guerrilla de su sobrino tras escapar de la ciudadela de Jaca antes de su entrega y capitulación a los franceses sin que éstos tuvieran que disparar ni un solo tiro el 22 de marzo de 1809.
Mariano Renovales
Especial importancia tuvo para la guerrilla y la insurrección en los Valles Pirenaicos la presencia de Mariano Renovales. Este militar nacido en las Encartaciones de Vizcaya, se había distinguido en 1806 en la defensa de Buenos Aires frente a los ingleses, y en el comienzo de los Sitios se encontraba destinado en Zaragoza con el grado de teniente coronel de caballería. En los dos Sitios se distinguió de tal manera por su valor en la defensa de las puertas de Santa Engracia y Sancho y especialmente en la del Convento de San José, que fue ascendido por Palafox a coronel y hasta brigadier. De él decía el general Amorós, por su incansable actividad, que ni dormía ni dejaba dormir .Junto a él, como oficiales, se batieron los dos hermanos Francisco y Sebastián Gambra, hijos de Pedro Vicente Gambra, el ganadero más importante del Valle del Roncal que se encontraban estudiando en Zaragoza cuando fue sitiada. Los tres formaron parte de la cuerda de 12000 prisioneros que una vez caída la ciudad no prestaron juramento al rey José y fueron enviados a Francia (batallones de trabajadores, desecación de pantanos, etc… muerte diaria de casi 400 presos, por enfermedad, fusilamientos…). Su hermano Fermín, llega al mismo tiempo a Zaragoza enviado por su padre para averiguar su destino, y contagiado de la peste, muere a los pocos días de regresar a Roncal a dar cuenta. A su paso por Caparroso, un golpe de mano organizado por pastores roncaleses permite la huída de los dos hermanos, y de Renovales con ellos. 
El general D’Agoult en distintos escritos a Renovales e incluso el general Suchet en sus memorias, además de reconocer su valor, le echan en cara su deshonor al romper su juramento como oficial, de no escapar. Por cierto que Suchet comenta en las memorias citadas que fue capturado al tomar en convento de San José, lo que es del todo inexacto puesto que de dicho convento se retiró de forma apresurada tras violentísimos combates pero tan ordenada que le dio tiempo incluso a llevarse las rejas de las ventanas por si pudieran aprovecharse al retirarse hacia el convento de Santa Mónica, así como que le habían dejado en libertad bajo palabra en Pamplona, fugándose faltando a su honor. Renovales contestaba al respecto a los franceses, que no se sentía obligado a mantener su palabra cuando ellos la había roto respecto a lo pactado en la capitulación de Zaragoza (refiriéndose a los saqueos al entrar a la ciudad y a los asesinatos de Boggiero, Sas y el Barón de Warsage).

 Durante marzo y abril, Renovales se repone en casa de los Gambra del estado de agotamiento y enfermedad en el que se encontraba, y nada más reponerse, además de contraer matrimonio con una hermana de los Gambra, Josefa, comienza a organizar el levantamiento del valle de Roncal y de los valles vecinos aragoneses de Ansó y Hecho. Durante el mes de mayo, organiza militarmente a los roncaleses y se coordina con Sarasa, comenzando a interrumpir las comunicaciones de los franceses entre Jaca y Pamplona. Decidido a acabar con esta situación, el gobernador francés de Navarra D’Agoult, envía una expedición punitiva al mando del jefe de Batallón Puysalis que fracasa estrepitosamente y es prácticamente aniquilada en Roncal y Ansó. 
El éxito de Renovales en ésta acción hizo que muchos montañeses se unieran a la guerrilla.
En Junio, otra columna, dispuesta a vengar a Puysalis y someter a los valles de Roncal y de Ansó es enviada desde Pamplona, corriendo la misma suerte y fracasando ante las fuerzas de Renovales, que es nombrado “General Jefe Interino de los Montes de Navarra y Aragón” . Lomet, gobernador de Jaca cifra en 6300 hombres las fuerzas que le acechan frente a sus 1216.
El 10 de Julio, otra columna de 8 compañías al mando del coronel Barón de Plicque llega hasta Roncal sin ninguna resistencia (Renovales decidió ocultar a sus hombres) donde se fingió la sumisión, hasta que Plicque regresó a las Cinco Villas. (En Julio Sarasa casi aniquila a toda la guarnición de Sangüesa y el 29 llega hasta las murallas de Jaca logrando recuperar el ganado de su propiedad que los franceses le han robado después de saquear todas sus propiedades en Embún como represalia). A primeros de Agosto, una vez retirado Plicque, la situación para los franceses y en especial para Jaca volvió a complicarse tremendamente, pues a la amenaza de Renovales desde Roncal, Sarasa desde el monasterio de San Juan de la Peña que utiliza como base de sus fuerzas, se sumaba desde Biescas, el Batallón de Voluntarios de Huesca de Perena, que se sumó en esos días al de Los Pardos de Pedrosa.
Guerrillero
Ya hemos llegado al fatídico mes de Agosto de 1809. El general Suchet se ha propuesto pacificar Aragón a cualquier precio y acabar con los “brigands” (bandoleros) que tienen en estado de insurrección amplias zonas de Aragón, y muy especialmente las montañas pirenaicas. Para ello, prepara una serie de acciones militares coordinadas, encargando al general de división Musnier, el mando de la columna que asolará Los Valles de la Jacetania. Conocemos el contexto histórico y bélico. Antes de relatar los hechos que sucedieron en ése mes, conozcamos a quienes los protagonizaron: por parte de los patriotas españoles, hemos conocido a Mariano Renovales. Junto a él, al mando de los Voluntarios de la Canal de Berdún, Miguel Mariano Ramón Francisco José Sarasa i Lobera (nacido en Embún el 10 de Septiembre de 1766). Era escribano y uno de los hacendados más rico del Valle de Hecho. De gran corpulencia (se dice que pesaba 12 arrobas y su mujer 10), Miguel Sarasa era muy popular en la comarca, y gran jugador de pelota y barra aragonesa. Con 27 años participó como subteniente de las milicias creadas en el Valle en la guerra contra la Convención. Alzado en armas al comienzo de la Guerra de la Independencia, fue nombrado comandante del Batallón de Tiradores de la Canal de Berdún actuando en distintos frentes del Pirineo (nombrado en Noviembre de 1809, Coronel por el general Palafox).
Suchet
En cuanto a los franceses, ya hemos citado al General Louis-Gabriel Suchet. Nacido en 1770 en el seno de una próspera familia de comerciantes de seda en Lyon, Napoleón lo tenía en gran estima. Había llegado en 1808 para colaborar en el I Sitio de Zaragoza. En la primavera de 1809 fue nombrado general del III Cuerpo de Ejército (que luego sería el Ejército de Aragón y Cataluña).No siendo un militar profesional, venía curtido en distintas campañas en Suiza, Italia, Polonia y Alemania. Estaba casado con Honorine Clary, sobrina por parte de su mujer, del rey José I. Se hizo cargo de la administración de Aragón desde Abril de 1809, y fue el único general bonapartista que estuvo en España los seis años que duró el conflicto. Se esforzó por “pacificar” la región, y combatió a las guerrillas con columnas móviles y guarniciones fortificadas en las distintas poblaciones, teniendo un relativo éxito.

 
General de división francés.
El comandante que puso al frente de la columna que entró en Los Valles, era el Luis François Felix Musnier de la Converserie, nacido (como Sarasa) en el año 1766, en Longueville, Pas de Calais, era un militar profesional que fue ascendiendo a general de división participando en numerosas campañas desde 1782 en el que con el grado de subteniente entra en el 3er Regimiento de Infantería de Piamonte, y entra en España en noviembre de 1807, participando en los Sitios de Zaragoza.
Para seguir la ruta que llevaron las tropas francesas, tanto los trabajos de Luis Sorando y Ramón Guirao (El Altoaragón durante la guerra de la Independencia) como Alberto Gil Novales, y los historiadores anteriores, han utilizado el informe que el general Mariano Renovales, hizo de su puño y letra relatando los acontecimientos, así como las Gazetas de la época (patriota y afrancesada) en la que vinieron explicados los acontecimientos. Sarramón, historiador francés, utiliza las mismas fuentes. En el año 2009, en la conmemoración del bicentenario de la quema de Hecho, gracias al trabajo y colaboración de Felipe García Dueñas, archivero del archivo de la diócesis de Jaca, pudimos completar datos específicos sobre lo sucedido, con las informaciones de los libros parroquiales. Esta impagable colaboración ha continuado estos años, y lo que relataremos a continuación incorpora el fruto de ésa impagable ayuda. Desde aquí nuestro agradecimiento a Felipe García Dueñas.
Ruta de la Insurreción de los Valles
Las tropas imperiales, desarrollan un operativo militar coordinado que , además de llevar suministros a Jaca, y vengar lo sucedido con la columna de Puysalis, desaloje a los guerrilleros de sus bases en San Juan de la Peña y en el Roncal, y someta pueblo a pueblo a todos los valles insurreccionados. Para ello, el día 18 de agosto, envía desde Zaragoza a Jaca (sin saber que Lapeyrollerie ha desalojado a Perena de Canfranc y empujado hasta Sallent ), al general Musnier con una fuerte columna compuesta por 1800 infantes de tres batallones de élite de los Regimientos 5º de infantería ligera, y 115º y 117º de Infantería de Línea, 250 jinetes, 2 piezas de artillería y 2 cañones de montaña (carta de Suchet al ministro de la guerra del 8/9/1809 del AHG C8/30 citada por Sorando y Guirao pág. 111). Faustino Casamayor, cronista de la ciudad de Zaragoza, en su diario de agosto de 1809, escribe: día 19 Salieron más de 1500 entre franceses y polacos (serían los jinetes, de la Legión del Vístula), con artillería, para el castillo de Jaca, y con ellos el general de división Musnier…….. Sin embargo, Suchet en sus Memorias, menciona al Rgto. 5º ligero y al 115º pero omite al 117º y menciona al 64º que es un regimiento que trae consigo de Valladolid al hacerse cargo de la administración de Aragón y que junto con el 40º utiliza como reserva.
Artilleros franceses


 Estos Regimientos, de no muy antigua creación, (el 115º y el 117º formados en 1807 para servir en España con la fusión de otros regimientos) habían participado sin embargo en los Sitios de Zaragoza, y anteriormente en Madrid, Las Cabreras, y las batallas de Tudela, María y Belchite. La ruta que por etapas van a llevar hasta Jaca, era la habitual en la época, y era Zaragoza-Villanueva-Zuera-Gurrea-Marracos-Biscarrués-Ayerbe-Murillo de Gállego- Anzánigo - Bernués- Jaca.
El día 23 llega la columna a Ayerbe, y es hostigada desde las cuatro de la tarde en su camino hasta Jaca donde llegan bien entrada la noche, por las fuerzas de Miguel Sarasa y sus aproximadamente 600 hombres que aunque no los detienen les hacen varias bajas. Aun les dará tiempo a los franceses a parar en Yeste, saquear la iglesia y vejar al párroco al que desnudan y sacuden boca abajo en busca de monedas tal como relata el párroco de La Peña.

El día 24 mientras Musnier descansa a sus tropas y prepara el operativo, se produce un suceso, cuyas confusas interpretaciones por unos y otros no consiguen aclararlo. La banda de música del 115º Rgto francés (30 hombres), que va por detrás de la columna principal, protegidos por 40 soldados del Rgto 121 de Línea, son sorprendidos en Bernués por los hombres de Sarasa, y tras un tiroteo en el que mueren 7 de ellos, son capturados los 63 restantes que fueron enviados prisioneros con escolta a Lérida. En el camino, intentaron sublevarse y el oficial al mando de la escolta hizo matar a todos menos a 8 que sí llegaron a su destino. Así lo relatará Sarasa a Lomet gobernador de Jaca, en un escrito que se publica en la Gazeta patriótica en 1809. El mariscal Suchet, de nuevo desmemoriado, en sus Memorias cita éste episodio como anterior al envío de la columna, y uno de los motivos para hacerlo. También Renovales en su informe, cita a los 63 franceses como capturados por Sarasa en el combate posterior del día 25 cuando los franceses atacan el monasterio de San Juan de la Peña. De todo ello, parece que es la primera versión la real, y desconocemos el porqué de las otras.
Monasterios Nuevo y Viejo. San Juan de la Peña
El día 25 la columna francesa de Musnier sale de la Ciudadela de Jaca reforzada con 2 Compañías de Cazadores de L’ Ariége dispuestos a acabar con la base de Sarasa en San Juan de la Peña, al que atacan divididos en tres columnas, obligando a los guerrilleros a abandonar el monasterio alto, al que pegan fuego tras el combate. Al mismo tiempo, otra columna de 1200 al mando de Lapeyrollerie sale de Jaca en dirección a Biescas para acabar con Perena e impedir la ayuda a Sarasa y Renovales, y el baron de Plicque, desde Sos se dirige igualmente con otra columna hacia el valle del Roncal, donde entrará tras tomar el 27 la localidad de Salvatierra. Musnier, desconocemos si por Santa Cruz de la Serós, o por Binacua por no existir constancia del paso. 

La persecución hacia el Valle de Hecho sí sabemos que se hace tras atravesar el Puente de Santa Cilia (el actual de Puente la Reina no fue construido hasta 1880) no sin antes saquear la Iglesia de Santa Cilia, (El único testimonio del paso de las tropas francesas por Santa Cilia está en un Acta de Visita, en el f. 17, de Joaquin Guzman, canónigo de Jaca "sede vacante" por traslado del obispo de Jaca a la diócesis de Segorve: fechada el 28 julio 1815 item 3º . "Por cuanto hemos hallado mui pobre de ornamentos y vasos sagrados la Ygla. y sacristía de esta Parroqa por el saqueo notorio que hicieron las tropas Francesas...."en una nota a pie de página del libro de Difuntos , en el f. 36 v. se dice;  "El dia 26 de Agosto de 1809 fue quemado el Monasterio de Sn. Juan de la peña por el General de division de las Tropas Francesas Musnier: dies amara valde.y al margen de esta hoja,hay una nota en que dice: " En 26 de este mes (agosto) y año (1809) murió Manuel Cinca soltero natural de Caspe, Maestro Boticario que era de Sn.San Juan de la Peña: y se enterro en este cementerio.")

De nuevo encontramos discrepancias entre los distintos informes. Renovales dice que el 24 salieron de Jaca, y el 25 atacaron Embún. Siguiendo el relato inicial, el día 26 tras cruzar por Santa Cilia se dirigieron a Embún, pasando por Somanés y Javierregay (quedando constancia en el Libro de Visita de Javierregay con fecha 21 de junio de 1815 del expolio sufrido al paso de las tropas francesas, y el 11 de julio de 1813 en el de Primicias de Somanés, los datos sobre el robo cometido por las tropas francesas a su paso). Tras atravesar el río Aragón Subordán por el puente de Javierregay subieron hacia Embún, encontrando resistencia (a la que se refiere Renovales, 350 hombres -100 de Ansó, 100 de Hecho y 150 del Batallón de Perena al mando del Teniente Coronel retirado Alonso Escobedo, natural de Embún), en el convento de los padres mercedarios de Nuestra Señora del Pilar (según menciona la Gaceta de Madrid, afrancesada, en su número 273 del 29/9/1809) y durante los combates le pegaron fuego. Parece ser que el incendio fue parcial o pudo ser contenido, pues aun en condiciones precarias, los mercedarios continuaron ocupándolo hasta la desamortización de 1835.
Monasterio mercedario de Nuestra Señora del Pilar
El día 27 la columna francesa se dirige desde Embún hacia Hecho por el Valle de Aísa (lo menciona Renovales en su informe). En los libros parroquiales de Sinués, Esposa y Aísa, no figura ningún dato con confirme su paso, pero sí en el de Visitas de la parroquia de Lastiesas Bajas (Visitador, en julio de 1815, en el Acta de Visita dice: que utilicen los ingresos..."pa acudir a la neces(ida)d que tiene la Yg(lesi)a y sacristía de sus ornamentos y vasos sagrados por el saqueo que hicieron las tropas francesas...."), por lo que es evidente que su paso lo hicieron por dicho Valle en su objetivo de reprimir toda oposición, al tiempo que se mantenían sobre el terreno, como veremos a continuación.
El día 28 la columna de Musnier, llega a Jasa, como nos relata el párroco del pueblo, Ramón Gil, en una crónica interesantísima de lo que sucedió aquél día, y que leemos a continuación: El día veintiocho de Agosto del año mil ochocientos y nueve, día de San Agustín, llegó muy por la mañana en este pueblo 2 mil soldados franceses, y el señor General descansó un rato en ésta abadía y escribió a la Justicia y Ayuntamiento de Hecho para que se tranquilizasen y les dispusiesen raciones, pero la avanzada francesa no dejó pasar al propio, y se le devolvió el oficio a tiempo que ya las avanzadas de Hecho hacían fuego a la de los franceses en la sierra de Urdúes, y resultó que una porción de tropa de los últimos franceses entró en Aragüés y saquearon algunas casas con la Abadía y rompieron las puertas de la Iglesia y sacristía, se llevaron de ella algunas alhajas, arrojaron las santísimas formas del copón y se llevaron el copón, me hallé a recoger las sagradas formas, lo que no puedo decir ni escribir sin llenarme de indignación. Pasaron a Urdúes y de allí a Hecho y quemaron otros pueblos e Iglesias llenando esta montaña de terror y espanto. Ramón Gil Bretón.
Esta crónica tan detallada, nos da numerosas pistas de la actuación militar, de la forma en que se suministraban y en el saqueo que hacían las retaguardias pobladas de verdaderos delincuentes. También comprobamos que el cura de Aragüés debía de haberse escondido pues no refleja los hechos en sus libros y es el bueno de don Ramón Gil quien recoge el estropicio. (Sí aparece en los gastos del de Primicias de 1809, por reparo de los destrozos cuando pasó la tropa, y en el de visitas de 24/10/1814 mención a los objetos robados).
Urdués
El mismo día 28, tras el tiroteo en la sierra de Urdúes, entraron en el pueblo, y como era su costumbre en aquellos lugares donde se les ofrecía resistencia, quemaron la Iglesia y la mayor parte del lugar como nos relata detalladamente el vicario Juan Ansó, y la casa que habitaba el cura, que es la Casa de Cabalero, haciendo un exhaustivo inventario de lo sustraído a la iglesia. En el libro de D. Rafael Leante de 1889, sobre los Santuarios, ermitas e iglesias consagrados a la Virgen en el Obispado de Jaca, se menciona que la ermita de Catarecha fue saqueada por los franceses, pero no tenemos ninguna confirmación del hecho, por cuanto el vicario que tan prolijamente menciona todos los objetos sustraídos o destruidos, no hace ninguna referencia a dicha ermita.
Tras el incendio y saqueo de Urdúes, la columna se encaminó a Hecho, dirigida la defensa por Juan Rafael Marraco y Alonso Escobedo, tras una dura resistencia, ocuparon la villa incendiando sus dos terceras partes (un total de 137 casas además de la iglesia de San Martín, según carta del Ayuntamiento de Hecho de 1818). Siete vecinos fueron asesinados (entre ellos el prebístero de la iglesia y un vecino, viudo, de origen francés). Días después, el 2 de Septiembre, a manos de un grupo de afrancesados liderados por Domingo Brun “Chandon” y Gerónimo Rocatallada, fueron asesinados Juan Rafael Marraco y Alonso Escobedo junto a sus esposas (la de Escobedo hermana de Marraco) y otros dos hermanos del primero (uno de ellos Juan Miguel Marraco, presbítero del Pilar que había sido miembro de la Junta de Defensa de Zaragoza durante los Sitios).
Ansó.
El 29, tras el saqueo de los restos de Hecho, prosiguieron su avance y al paso por Siresa, quemaron parte del pueblo, incluida la ermita de Nuestra Señora del Pueyo, tras saquearla, así como el Altar retablo mayor de la iglesia de San Pedro, la sacristía y el archivo, llegando al amanecer ante la villa de Ansó defendida por 50 jóvenes del lugar, dirigidos por Juan Blas Gastón y Fermín Ornat que consiguieron mantenerlos a raya durante cuatro horas. Furioso, entraron al degüello en el pueblo, y al no encontrar a ninguno de los defensores, ni habitantes, quemaron 12 casas, asesinando a 10 viejos imposibilitados e inválidos que habían quedado. 

Están reflejados estos hechos en el folio 472 del Libro de difuntos de la parroquia. Durante los cuatro días en que quedó un destacamento, registraron los montes, encontrando las alhajas y joyas de la iglesia que los vecinos habían escondido, así como las ropas y objetos de valor. El grueso de la tropa continuó su avance para coordinados con las otras columnas impedir el escape de los roncaleses y resto de guerrilleros que se habían replegado, y llegaron hasta Garde, donde se enteraron de la capitulación de aquellos al tener noticia de la llegada de nuevas columnas francesas por Ochagavía y Olorón, no sin antes saquear y quemar la ermita de la Virgen de Puyeta en Ansó. Musnier regresa victorioso a Jaca el día 30 con el ganado y armas que ha requisado, y el 9 de Septiembre, se encuentra de nuevo en Zaragoza.
Resultado de la expedición: Pueblos quemados, ganados robados, asesinato de civiles, saqueo de pueblos, iglesias y casas y la ruina e indigencia de muchos de sus habitantes. Destrucción del monasterio Alto de San Juan de la Peña y saqueo del Viejo (en enero de 1810 Chandón localiza el tesoro). Militarmente: (Capitulación del valle del Roncal. Primera capitulación en el conflicto. Entregaron ganados y rehenes, fusiles (viejos) y se retiraron los guerrilleros del valle aceptando la sumisión a los franceses). En el Valle de Hecho, Sarasa se retiró con sus hombres al valle del Cinca (dos meses después, volvía a la Jacetania y proseguía sus acciones también por la Canal de Berdún y las Cinco Villas).
Cifras. Como siempre, discrepantes. Los franceses reconocen en sus datos 8 muertos y 28 heridos, entre estos sólo un oficial, el teniente Darnaud del 2º de Ariége, herido en el combate de Hecho. No dan cifras sobre el enemigo. Los guerrilleros cifran los muertos franceses sólo en Ansó en más de 100. (¿)
Asedio de Lérida por Suchet
El general Suchet, siguió su exitosa carrera militar hasta su salida de España, y desde Zaragoza, siguiendo el corredor del Ebro, conquistó Lérida, Mequinenza, Tortosa, Tarragona (su conquista le supuso el ascenso a mariscal del Imperio), Sagunto, Valencia y Peñíscola, entre otros lugares, no conociendo más que dos derrotas, la de Alcañiz y en 1810 en Valencia antes de sitiarla y conquistarla definitivamente, pero usando siempre Aragón como centro de operaciones. Sus tropas fueron las últimas en abandonar el país, por Cataluña. Al enterarse de la abdicación del emperador Napoleón, ofreció sus servicios a la repuesta monarquía de Luis XVIII que le recompensó con la Orden de San Luis. Durante los cien días de Napoleón tras huir de Elba volvió a ponerse a sus órdenes y dirigió el Ejército de los Alpes. Con la restauración le quitaron los honores y se retiró de la vida pública muriendo en 1826 cerca de Marsella siendo enterrado en París en el cementerio de Père-Lachaise (el mismo en el que está enterrado Manuel Godoy).
Musnier en el Arco de Triunfo
En cuanto a Musnier, su brazo ejecutor, tampoco le irían demasiado mal las cosas. Pelea en todas las campañas organizadas por Suchet, y dirige la toma de Mequinenza, acción por la que el emperador le concederá el título de conde. Combate en Flix, Maella, Manises, Valencia, hasta que en abril de 1813, con su salud quebrantada, solicita un permiso para reponerse volviendo a Francia, donde se ocupa de la inspección de las plazas fuerte, y es destinado en diciembre a Ginebra. Tras la definitiva derrota de Napoleón, se adhiere a la causa de Luis XVIII que lo hace caballero de la orden de San Luis en junio de 1815. vivió en París hasta su muerte en noviembre de 1837, siendo enterrado en el cementerio de Montmartre. Su nombre está inscrito en el Arco de Triunfo.
Respecto a nuestros guerrilleros, Miguel Sarasa, continuó hostigando a las tropas imperiales sin descanso por todo el Altoaragón. Estuvo en el sitio de Mequinenza y en el de Tarragona, donde fue herido, así como en el de Peñíscola. En 1812 fue designado Comandante General de la Izquierda del Ebro, nombrado gobernador de la Seo de Urgel en 1813 y en años sucesivos agregado a distintas unidades militares, continuando la carrera militar al terminar la guerra de la Independencia. En 1823, según algún autor, residía con su mujer en Almudévar falleciendo en 1824. Pero no consta en los Libros de Difuntos de la localidad. Se desconoce su lugar de enterramiento.
Renovales. Estampa de 1908
Y finalmente, el que salió peor parado: el general Mariano Renovales: tras la capitulación del Roncal, se retiró hacia la ribera del cinca, y desde allí, emprendió viaje a Cádiz, último reducto del país, donde fue recibido como un héroe y promovido a mariscal de campo por la Junta Central con antigüedad desde 9 de marzo de 1809. Tanta adulación recibida parece que le nubló el juicio, y escribió una proclama llena de desatinos y caricaturas sobre el rey José I que mermó la estima de muchas gentes. Alcalá Galiano en sus memorias lo califica de hombre de arrojo, gran presunción, pocas letras y tal cual entendimiento. Participó en el descabellado plan para rescatar a Fernando VII que produjo la muerte del marqués de Ayerbe, así como en la fallida expedición marítima que con 1200 infantes y 800 ingleses zarpó de Cádiz a La Coruña y de allí a Cantabria. (Cañoneó Gijón sin necesidad, perdió dos barcos, y finalmente desembarcó y se adentró hasta Potes donde estableció una especie de virreinato. En 1812 mandaba fuerzas en Vizcaya bajo el mando del general Mendizábal con quienes los desencuentros fueron constantes. En 1813 tras un enfrentamiento con Mendizábal, fue al encuentro de Wellington con objeto de plantear sus quejas cuando fue herido y hecho prisionero por los franceses. Conducido a Normandía y a distintos puestos, no dejó de ocasionar problemas a los franceses alcanzando la categoría de prisionero de estado.
Lapida dedica a Renovales
 Terminada la guerra se involucra en la “conspiración del Triángulo” para asesinar a Fernando VII y en varios intentos de levantamiento liberal contra el absolutismo en el país Vasco que le ocasionarán la pérdida de honores y grados, debiendo exiliarse a Londres (como tuvieron que hacer tantos de aquellos que pelearon por su Deseado Rey). Desde allí organizó, con apoyo inglés, una conspiración para apoyar a los independentistas venezolanos (llegando a cartearse con Bolívar). Enterado en Nueva Orleans del pronunciamiento liberal de Riego embarcó rápidamente para la península, pero el 15 de mayo de 1820 al recabar en La Habana, donde pidió desembarcar, fue conducido preso y enfermo al castillo de la Cabaña donde murió el 21 de mayo. Una lápida lo recuerda hoy en su localidad natal, así como un paseo junto al Parque Grande en la ciudad de Zaragoza.





































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