El historiador Antonio Ubieto, en su libro Orígenes de Aragón, (Anubar Ediciones, 1989), se refiere a la gran escasez de documentos que permitan saber, qué ocurrió tras la invasión agarena del año 714, y considera que no debió de haber grandes cambios en lo cotidiano, salvo en los temas religiosos y políticos lo que tampoco debió de tener mucha importancia en algunas regiones.
Como ejemplo, menciona que en el valle de Echo, cuando fue ocupado por las tropas carolingias, a finales del siglo VIII o principios del IX el abad Zacarías del recién fundado monasterio de San Pedro de Siresa al hacer las correspondientes compras de tierras y propiedades para el monasterio, consigna una serie de nombres de propietarios cuya onomástica es típicamente romana o visigoda.
Estos nombres, que aparecen en el Cartulario de Siresa, serían por tanto los más antiguos que conocemos de aquellos antiguos pobladores del valle, y son los siguientes, en el orden que los consigna Ubieto en su libro:
Dacco, hijo de Acutis y Elleconis
Attón y Garbisión.
Pura, hija de Paterno.
Argimiro.
Musaus, hijo de Malaniaco.
conde Galindo.
Garbisión, hijo de Donato y Munite.
Banzo, hijo de Paterno.
Iosep, hijo de Argimiro
Anderaldo, Hensuendo, Lino, Plácido.
Comparato, Saporón,
Vincomalo y Baión.
Comparato, Saporón,
Vincomalo y Baión.
Dato, hijo de Imbolato.
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