Una de las características más originales de los valles occidentales del Pirineo aragonés es la conservación de una indumentaria propia y autóctona que aun habiendo evolucionado a lo largo de los siglos aún pervive. Si bien es cierto que es en la villa vecina, Ansó, donde más variedad y más número de trajes tradicionales se conservan, celebrando desde el año 1971 su día de Exaltación del Traje ansotano, que ha dado lugar a un bonito Museo del Traje, en Echo han perdurado igualmente, y se lucen en las grandes ocasiones.
Como bien explica Irene Seco, conservadora del Museo del Traje de Madrid, en un interesante trabajo sobre "Trajes seculares", y alude igualmente al historiador Antonio Beltrán , “desde un punto de vista histórico no cabe duda que los trajes citados [de Ansó, Hecho y el valle del Roncal], especialmente el femenino, tuvieron el mismo origen, y debido a su aislamiento y evolución en círculo cerrado añadieron peculiaridades de cada lugar al modelo común” Estudiando dichos trajes, la citada conservadora data en el siglo XIII una de las piezas de la indumentaria femenina, en concreto el cuerpo y falda de una pieza del traje ansotano (común también en los otros dos valles). habiendo evolucionado toda la vestimenta y incluso el peinado hasta principios del siglo XIX.
De principios de ése siglo, en concreto del año 1802, es la información que sobre la indumentaria tradicional, en éste caso del Valle de Echo nos aporta nuestro fraile Mateo Sumán en su Diccionario Geográfico de las Cinco Villas, que vamos a citar textualmente.