Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

sábado, 28 de febrero de 2015

1929 LOS PELIGROS DE LA CARRETERA...

Transporte antiguo

El 18 de enero de 1929, El Diario de Huesca, con el título de Chófers que riñen publica la noticia de la pelea de los conductores del coche correo y de una camioneta que hacía el servicio de Jaca a Echo.
Al parecer, la camioneta adelantó al coche correo, y al hacerlo, debió de rozar al vehículo produciéndole algunos desperfectos, por lo que al llegar ambos a Embún, el chófer del correo, Pedro Callizo agredió en la cabeza con un hierro al de la camioneta, José Mariñosa. Parece que no llegó la sangre al río, pues el golpe no fue demasiado fuerte o el agredido tenía la cabeza muy dura, ya que el cronista acaba la noticia indicando que la lesión carecía de toda importancia.

Camioneta antigua de reparto

Más trágica resulta la siguiente noticia publicada el 5 de noviembre del mismo año de 1929, en la que se informa de que en una camioneta que se dirigía a Echo (tal vez la misma de la noticia anterior), iba sentado en la parte posterior del carruaje, el vigilante de montes, vecino de la localidad, Inocencio Orensanz Beltuz, de 32 años, con tan mala suerte que cayó al suelo resultando muerto, sin que se dieran cuenta los que ocupaban la parte delantera de la camioneta, siendo recogido posteriormente el cadáver. El accidente, como no podía ser de otra manera, causó honda impresión en Echo, termina la noticia.


Coche con matrícula de Huesca, del año 1922

martes, 24 de febrero de 2015

FEBRERO DE 1809. ZARAGOZA CAPITULA ANTE LOS NAPOLEONICOS. EL CHESO MIGUEL MARRACO, MIEMBRO DE LA JUNTA DE CAPITULACIÓN

Los defensores de Zaragoza saliendo de la ciudad el 21 de febrero 1809. Maurice Orange. 1893


El 20 de febrero de 1809, tras 52 días del segundo asedio sufrido en menos de seis meses, con miles de muertos , más por la epidemia de tifus, frío y hambre que como consecuencia directa de los combates, la ciudad de Zaragoza, tras resistir al ejército francés, el mejor preparado de la época, se rinde ante el mariscal Lannes,

Recreación de la Capitulación en la Casa Blanca
La rendición se firmó el día 21 en el molino del Canal llamado la Casa Blanca (y que actualmente da nombre a todo un barrio) por parte de Pedro Mª Ric, que presidía la Junta de Capitulación en sustitución del general Palafox que se encontraba enfermo a causa de la epidemia. Formando parte de dicha Junta, se encontraba el presbítero y racionero del Pilar, D. Juan Miguel Marraco, nacido en Echo, y que se había distinguido en ambos sitios, organizando a grupos de paisanos armados.

La ciudad de Zaragoza quedó arrasada. Hubo más de 54.000,´muertos, y 12.000 de los supervivientes que no quisieron jurar lealtad a José I fueron enviados prisioneros a Francia, en una cuerda de presos en la que diariamente fallecían en torno a 600. Los que llegaron a Francia fueron destinados a trabajos forzados, especialmente en la desecación de marismas, lo que produjo así mismo una gran mortandad.

Guerrilleros españoles contra los franceses
Juan Miguel Marraco, consiguió huir tras la capitulación de la ciudad, y pudo refugiarse en su localidad natal, Echo, junto a su familia. Sin embargo, en agosto de 1809,  una columna de tropas napoleónicas dirigidas por el general Musnier recorrió Los Valles en persecución de los guerrilleros españoles dirigidos por Miguel Sarasa, de Embún , a los que habían desalojado de su base en el monasterio de San Juan de la Peña. (Ver entrada del blog del 28 de agosto de 2014).

Soldados napoleónicos

Unos días después de la quema de Echo por los franceses, el 2 de Septiembre, Juan Miguel Marraco, junto con sus hermanos, Juan Rafael Marraco, María Josefa Marraco, Maria Juana Marraco y el marido de ésta Alonso Escobedo (que participó en el Primer sitio de Zaragoza), fueron fusilados en la partida llamada de San Juan por un grupo de afrancesados de Echo, encabezados por Jerónimo Rocatallada y Domingo Brun "Chandón". Aunque las Gazetas de la época incluían en ése grupo al párroco Clemente Lapetra, no parece probable su participación.

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domingo, 15 de febrero de 2015

FOTOGRAFIA ANTIGUA: ECHO EN LA DECADA DE 1950



De autores desconocidos (al menos para mí), ahí van unas cuantas fotos  de Echo de la mitad del pasado siglo XX. Las cuatro primeras están descargadas de una web francesa. Que las disfrutéis.

















jueves, 12 de febrero de 2015

LA MEJOR SAL, LA DE NAVAL. UN CONTRATO DE 1612.


Alfolíes de Naval. Actualmente restaurados, estos almacenes se remontan a la época de Jaime I.


Desde tiempos inmemoriales, la sal ha resultado imprescindible para el ser humano. Tanto para su consumo, como especialmente para la conservación de los alimentos hasta no hace mucho tiempo.
Durante siglos se le consideró un artículo de lujo, y su consumo estuvo gravado con altos impuestos. Es conocida la importancia que tuvo por ejemplo entre la civilización romana, hasta el punto de que en ocasiones los soldados eran pagados con sal, lo que originó la palabra salario. 

Hoy traigo al blog un documento del Archivo Histórico Provincial de Huesca, en el que se recoge un contrato para la compra de sal por parte de los valles de Echo, Ansó, Aragüés y otras poblaciones del entorno de la Canal de Berdún, a la villa de Naval en el Somontano de Barbastro.



miércoles, 4 de febrero de 2015

lunes, 2 de febrero de 2015

1890 y 1918 LA NIEVE PROVOCA DOS TRAGEDIAS EN EL VALLE

Alud de nieve
A propósito del temporal de nieve que se ha desatado estos días sobre todo el norte del país, con especial incidencia en los puntos de montaña, y en el valle de Echo, traigo hoy a colación el relato de dos terribles accidentes provocados por temporales de nieve en dos años diferentes, que causaron varias víctimas, y una gran conmoción entre la población de la Val.
Gran nevada en el Pirineo. Decada de 1920

El primero de ellos se produjo en febrero de 1890. Ocho jóvenes del valle de Echo, ante las escasas oportunidades de trabajo, tomaron la decisión de pasar a Francia en busca de lo que se les negaba en su propio país (casi parece una crónica actual....). Ante la dificultad de atravesar la frontera por los puertos de Echo y de Ansó que se encontraban impracticables por la acumulación de nieve, se encaminaron hacia los puertos de Isaba en Navarra, donde les sorprendió un alud que sepultó a siete de ellos.

 El que resultó ileso, consiguió con gran esfuerzo rescatar a dos de sus compañeros, falleciendo los otros cinco . Según el semanal de Jaca, El Pirineo Aragonés del 2 de marzo de 1890, sus cuerpos no podrían ser rescatados hasta el deshielo del verano. El periódico La Crónica del 25 de febrero también se hizo eco de la noticia. Hasta la fecha no he podido obtener los nombres de los infortunados jóvenes, que espero incluir en el blog en cuanto lo consiga.

Refugio de la Mina, década de 1910. foto de J. Soler
El otro accidente, se produjo en marzo de 1918, atravesando desde Francia el Puerto de Lo Palo, y lo recoge detalladamente el Diario de Huesca del día 5 de dicho mes. El alcalde de Echo, transcribiendo igualmente la información de los carabineros, dirige un escrito al gobernador civil de la provincia relatando lo sucedido. En dicha relación, se cuenta que la tarde del día 1,  se presentó en la casa llamada "La Mina", el vecino de Echo , Domingo Orensanz Bráviz, el cual relató que regresaba de Francia, y con él dos jóvenes de Siresa , hermano y hermana, que aparentaban dieciocho y veintiún años y que al llegar a Las Foyas (las Joyas, dice el periódico), el temporal de nieve arreció de tal manera que el frío y la nieve les fue restando las fuerzas, separándose dichos jóvenes de él, sin que volviera a verlos.

Jaca, nevada años 30
Ante ésta información, los carabineros salieron en busca de los dos jóvenes, pero la niebla y la noche les impidieron proseguir la búsqueda que iniciaron de nuevo al día siguiente cuatro carabineros acompañados del dueño de la Casa La Mina, llegando hasta las Foyas, donde encontraron el cadáver del joven, pero no así el de su hermana que no pudieron hallar.

Los jóvenes hermanos se llamaban Mariano y Carmen Brun Olvara, cuyos padres residían en Siresa.