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Escultura de San Pedro en Siresa |
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Sancho Garcés I |
Tras la decadencia del imperio
franco carolingio, que había ocupado las tierras del actual Valle de Echo y las
del río Aragón y fundado el Monasterio de San Pedro en Siresa en las primeras
décadas del siglo IX, dicho territorio se convirtió durante casi un siglo en un
condado independiente, hasta que Sancho Garcés I, lo ocupó anexionándolo a
Pamplona al morir el conde Galindo II Aznárez, ignorando todos los derechos
sucesorios. Casi otros cien años pasarían hasta que uno de sus descendientes,
Ramiro I, hijo natural de Sancho III Garcés, heredara lo que se conocería desde
entonces como el Reino de Aragón.
Cuenta una antigua historia
medieval, que el rey de Pamplona, Sancho Garcés I estuvo a punto de morir de
una larga y dolorosa enfermedad que sus médicos no conseguían atajar. Como no
encontraba ninguna mejoría a pesar de todas las curas a las que se sometió,
decidió encomendarse al apóstol San Pedro, del que se conservaba en el
Monasterio de Siresa, la reliquia de uno de sus brazos y viajó hasta el
cenobio. Parece ser que el brazo de San Pedro hizo el milagro, y le curó su
enfermedad.