La Iglesia de San Pedro de Siresa, único edificio que queda en pie del monasterio carolingio fundado en el siglo IX, es la joya monumental y patrimonial del Valle de Echo. Su interior, despojado de capiteles historiados, es de una gran sobriedad, aunque alberga varios magníficos retablos góticos de los siglos XIV y XV, así como un impresionante Cristo del siglo XIII aparecido desmontado en el hueco de un altar durante la última restauración de la iglesia y muy acertadamente restaurado. Presidiendo la cabecera de la iglesia sobre una peana tras el altar, recibe a los visitantes una gran figura de San Pedro, titular de la parroquia, en piedra policromada a la que se le ha incorporado junto a su base, una pequeña cerámica en la que simplemente aparece la inscripción, "San Pedro. S. XVII".