Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

viernes, 26 de agosto de 2022

EL ACCIDENTADO ORIGEN DE LA ESCULTURA DE SAN PEDRO DE LA IGLESIA DE SIRESA

 


La Iglesia de San Pedro de Siresa, único edificio que queda en pie del monasterio carolingio fundado en el siglo IX, es la joya monumental y patrimonial del Valle de Echo. Su interior, despojado de capiteles historiados, es de una gran sobriedad, aunque alberga varios magníficos retablos góticos de los siglos XIV y XV, así como un impresionante Cristo del siglo XIII aparecido desmontado en el hueco de un altar durante la última restauración de la iglesia y muy acertadamente restaurado. Presidiendo la cabecera de la iglesia sobre una peana tras el altar, recibe a los visitantes una gran figura de San Pedro, titular de la parroquia, en piedra policromada a la que se le ha incorporado junto a su base,  una pequeña cerámica en la que simplemente aparece la inscripción, "San Pedro. S. XVII".

Y del siglo XVII, es en efecto su construcción, aunque fue encargada en los últimos años del siglo anterior, el XVI, exactamente en 1598. Pero aunque da la impresión de haber formado parte de la iglesia de Siresa desde entonces, la realidad es que la colocación de ésta escultura de 1,76 metros tallada en piedra de las canteras de Santa Cruz de la Serós, se realizó en los primeros años 50 del siglo pasado, sobre una peana de 2 metros preparada para ella en 1947. ¿Y dónde estuvo anteriormente? Pues inicialmente, nada menos que formando parte, como figura principal del retablo mayor de la Catedral de San Pedro de Jaca.


La figura de San Pedro sedente, con la tiara sobre la cabeza (coronado Papa) , con dos llaves en la mano derecha (a la que le faltan dos dedos, probablemente perdidos en los varios traslados de la escultura) que simbolizan la cualidad de hacer y deshacer, de bendecir y de excomulgar, efectivamente formó parte de un gran retablo en piedra, de 8,80 metros, que presidió la Catedral de Jaca durante casi 200 años. 

En las descripciones que los diferentes estudiosos han hecho de la Iglesia de San Pedro de Siresa (El padre R. Huesca, Ricardo del Arco, Antonio Durán, Martínez de Aguirre...) y en numerosas guías no se hace referencia a ésta monumental imagen y sólo en las más recientes se la menciona de pasada siendo las más documentadas y algunas páginas web recientes, las que aluden a su origen de la Catedral de Jaca. En el caso de Ricardo del Arco, es evidente la falta de alusión a la imagen por cuanto su estudio data de la primera década del pasado siglo XX y con mayor motivo la ignora el padre R. Huesca pues su obra es de 1809.

Cabecera de la iglesia de San Pedro de Siresa todavía sin la estatua 
Fotografía de José Galiay

He mencionado el año 1598 como fecha de construcción del retablo donde estuvo la estatua de San Pedro. En realidad es la fecha del documento de capitulación (26 de junio de 1598) o de encargo de la realización de dicho retablo para la catedral de Jaca al arquitecto zaragozano (mazonero y escultor) Juan de Bescós, quien dirigirá y trabajará en el retablo junto a algo más de vital importancia para la Catedral: la construcción de las bóvedas del techo de la nave central sustituyendo a las de madera que hasta entonces habían ido sufriendo varios incendios a lo largo de los siglos, el más pavoroso en 1447 . Las bóvedas de las naves laterales ya se habían sustituido en 1520.

El trabajo se realizaría durante seis años, por la suma acordada de 6.300,- libras jaquesas que aportó el canónigo camarero de La Seo de Zaragoza , Dr. Francisco de Herbás, quien firma la doble capitulación y concordia de las bóvedas y del retablo, que aun con descripciones independientes de cada una de las obras, coincidían en el plazo de ejecución y el pago de la misma.  La historiadora y experta Mº Isabel Olivan Jarque (Jefa de la Unidad de Patrimonio Histórico Artístico del Ayuntamiento de Zaragoza) estima la posibilidad de que Herbás fuera de origen jacetano e incluso que hubiese pertenecido al Cabildo de la Catedral de Jaca. Era obispo de Jaca, Malaquías de Asso, natural de La Muela (Zaragoza).


Traza del retablo mayor de la Catedral de Jaca


La capitulación sobre el retablo, es muy detallada y hace mención a la traza o rasguño (boceto) entregado para ilustrar el trabajo encargado, cuya copia puede verse expuesta hoy en día en la sala de la Torreta del Museo Diocesano de Jaca. Además de establecer que el retablo se construya en piedra pardisca de la que hay en Santa Cruz de la Serós, obligando a utilizar piedras mayores de 10 palmos, la distribución de las imágenes es muy concreta: en el sotabanco tres relieves guardando el armario de las reliquias de Santa Orosia, en el centro el de la propia santa y a los lados San Acisclo y el príncipe Cornelio (tío y hermano de la santa). El resto de las imágenes, todas ellas de bulto y repartidas en el primer y segundo piso, debían de ser de, San Felipe y Santiago , San Juan Evangelista y San Juan Bautista y San Vicente y San Lorenzo.

 Sin embargo entre las varias modificaciones que se realizaron de la obra, en algún momento estos dos últimos se sustituyeron por figuras de medio relieve de madera sentados y se incorporaron como figuras de bulto San Andrés, San Pablo, San Bartolomé y Santo Tomás, como se mencionan en la capitulación del 10 y 11 de agosto de 1603.  En el centro del retablo, presidiendo la obra, la imagen del titular del templo, el apóstol San Pedro.

Primeros 
relieves de Santa Orosia del retablo mayor, hoy en el Museo Diocesano de Jaca

Las bóvedas quedaron terminadas según lo acordado, fundamentalmente porque aunque dirigió el trabajo como arquitecto, no fue Bescós quien realizó la obra, sino el cántabro Bartolomé de la Hermosa, con quien subcontrató el trabajo el 23 de julio de 1598.  Bartolomé de la Hermosa fue el autor de la ampliación de la Iglesia de San Martín de Echo en 1604 (ver el enlace https://echosinhache.blogspot.com/2020/09/el-maestro-bartolome-de-hermosa-y-la.html ).

Pero los problemas surgieron con el retablo. A pesar de que se le adjudica la construcción del mismo a Juan de Bescós (la propia información del Museo Diocesano lo hace), el 28 de septiembre de 1599 ante el notario jaqués Lucas de Muro, Bescós también subcontrató la obra escultórica con Francisco del Condado (datos de Manuel Gómez de Valenzuela en su estudio documental titulado "Las bóvedas de la nave central y el retablo mayor de la catedral de Jaca).

Francisco del Condado, era entonces un joven escultor nacido en Ateca (Zaragoza) que aunque posteriormente crearía un importante taller realizando esculturas y ensamblajes muy importantes en la zona de la Comunidad de Calatayud, donde acabó residiendo, en 1599 al parecer todavía no dominaba bien su oficio, en especial la labra de la piedra, como se desprende de lo que sucedió al término del retablo.



Dos de las figuras que estuvieron el retablo mayor de Jaca

 Tras  un cierto retraso de la obra sobre lo pactado, que calentó un tanto los ánimos, por fin se concluyó el montaje del retablo a principios de otoño de 1601. Según M. Gómez de Valenzuela, "los canónigos, jurados y ciudadanos (de Jaca. El concejo había empezado a aportar financiación para la obra) quedaron aterrados ante lo que vieron". Los canónigos aplicaron las cláusulas de la capitulación y encargaron la inspección y visura (peritaje) de la obra al escultor Diego Ximénez y al maestro cantero Miguel de Garizábal a los que el cabildo hizo venir desde Viana (Navarra). A. Gascón de Gotor en su obra "Nueve Catedrales en Aragón" cita a ambos como autores del retablo, lo que es incierto, como se demuestra en la capitulación citada del 10 y 11 de agosto de 1603 donde se les menciona como autores de un primer visaje de la obra. 

El acta del visaje del retablo realizada el 23, 24 y 25 de octubre de 1601 fue demoledora. Además de tener que añadir, modificar y rehacer varios elementos fundamentales del retablo, en relación con las figuras escultóricas, los maestros rechazaron totalmente la del titular San Pedro, ordenando que se hiciera una nueva y sobre las de los apóstoles que se remediaran o corrigieran por otro escultor que supiera lo que se hacía (literalmente que se tenga satishacion lo sabe hazer). Tal dictamen dejaba a Francisco del Condado a la altura del barro. 

Desmontado el retablo, Bescós y Fernando del Condado volvieron a trabajar en él con no muy buenos resultados. Tanto es así que se encargó una nueva visura en agosto de 1603 en ésta ocasión al afamado escultor oscense afincado en Zaragoza, Juan Miguel de Orliens (o Urliens) y a Bartolomé de Hermosa, en esos días vecino de Echo . El acta resultante del peritaje todavía fue más devastadora que la anterior. Como resultado, Fernando del Condado  huyó de Jaca incumpliendo con sus acuerdos pactados y dejando abandonada hasta su ropa de cama. Más tarde se generaría una desagradable situación al reclamarle a Bescós el pago del trabajo realizado a lo que éste se habría negado, lo que generó un complicado pleito que duró hasta 1618. 


Atrio de la Catedral antes de la última reforma con figuras de apóstoles que estuvieron en el retablo mayor

En ésa misma acta de visura, se insistía en modificar los bajorrelieves de los pedestales, adelgazar el volumen del ropaje de las figuras de bulto para adecuarlas a su tamaño y por segunda vez se insistía en volver a hacer nueva la figura de San Pedro. 

El Cabildo no quiso arriesgarse de nuevo con Bescós, por lo que capitularon las reformas propuestas y la construcción de la nueva imagen de San Pedro, con el mismo escultor Juan Miguel de Orliens (o Urliens) que había participado en el peritaje. 

Orliens trabajó hasta fin de año intentando arreglar las esculturas, lo que consiguió medianamente a duras penas y esculpió de nuevo las figuras de Santa Orosia y sus compañeros así como la imagen de San Pedro , cobrando por su trabajo la suma de 400 escudos (8000 sueldos) según aparece en la tasación y peritaje que el pintor Rafael Pertús realiza según acta del 20 de diciembre de 1603 ante el notario jaqués Jerónimo de Arguis, que se comprometió a abonar el Cabildo. Pertús dió por perfectamente acabado el trabajo realizado por Orliens.

Los problemas y vicisitudes del retablo continuaron todavía en relación con la policromía , estofado y dorado del retablo, hasta que finalmente, en 1604 se dio por terminada la obra, que no dejó contento a nadie.

El retablo , no obstante, continuaría en su lugar durante casi dos siglos, hasta que en 1790 se desmontó para ampliar el ábside y sustituirlo por las pinturas de tres lienzos del altar, tres pechinas y la cúpula (con la Apoteosis de San Pedro) que se ven actualmente, realizadas por el cartujo Manuel Bayeu, cuñado de Francisco de Goya y que terminó en 1792. Las piezas escultóricas se dispersaron por las dependencias de la catedral y las figuras de los apóstoles se colocaron en el atrio de la portada occidental de la Catedral construido en 1600, donde han estado hasta la última reforma que abrió dos de los arcos y las esculturas fueron de nuevo retiradas al Museo Diocesano que abrió sus puertas en 1970. 

Altar mayor de la Catedral de Jaca, con el coro y las pinturas de M. Bayeu hoy en día.

Sin embargo, la imagen de San Pedro continuó en el altar mayor en un baldaquino realizado al efecto y colocado sobre el armario de las reliquias de Santa Orosia. En 1919 se trasladaron al altar mayor tanto el coro como el órgano. En algunas imágenes fotográficas anteriores a 1950, todavía se puede ver dicho baldaquino con la figura de San Pedro en su interior aunque de forma borrosa al estar todas ellas tomadas desde bastante distancia y de escasa calidad. La escultura continuó presidiendo pues el altar mayor de la Catedral de Jaca durante otros 150 años , hasta su traslado, suponemos que definitivo, a la Iglesia de San Pedro en Siresa. Lamentablemente, ni el Museo Diocesano ni el Delegado Diocesano de Patrimonio de la Catedral de Jaca, al que el Museo remitió mi consulta, han podido indicarnos la fecha exacta en la que se produjo tal traslado. En el caso del Delegado Diocesano por falta de respuesta.

Postal del altar mayor de la Catedral de Jaca de Ediciones Sicilia, donde se aprecia el baldaquino y en su interior la imagen de San Pedro. Anterior a 1950.


Así pues, el autor del la imagen de San Pedro que hoy contemplamos en la iglesia que fue del Monasterio de Siresa, fue Juan Miguel de Orliens (o Urliens). A pesar de que ni el catedrático Gonzalo Borrás lo cita en su magnífica obra monográfica sobre Orliens, ni aparece en los distintos estudios de María Carmen Lacarra sobre los "Retablos Esculpidos en Aragón. Del gótico al barroco", ni en los de Jesús Criado y otros estudiosos de la escultura aragonesa, probablemente por no disponer entonces de las capitulaciones del 10 y 11 de agosto de 1603, ni de la de diciembre del mismo año en la que el pintor Rafael Pertús realiza el peritaje de las reparaciones y nueva obra hecha por Orliens para el retablo. Ambos documentos se encuentran publicados en el libro "Arte y trabajo en el Alto Aragón (1434-1750)" de Manuel Gómez de Valenzuela publicado por la Institución Fernando el Católico en el número 41 de su colección de Fuentes Históricas Aragonesas en el año 2006 y provienen del Archivo Histórico Provincial de Huesca.

Por si fuera poco el elemento documental, entre las numerosas obras de Orliens, principal impulsor en Aragón del retablo romanista y descendiente de una larga dinastía de escultores y retablistas, se encuentran dos efigies de San Pedro (una de ellas de Fraga, ya desaparecida, pero documentada fotográficamente) y otra de la iglesia de San Pedro de la población turolense de Blancas en la que la similitud de la imagen con la expuesta hoy en día en Siresa, no deja duda en cuanto a la misma autoría.

En conclusión, la imagen de San Pedro de Siresa, fué realizada por el escultor Juan Miguel Orliens (o Urliens) en 1603 para el retablo mayor  de la Catedral de Jaca, y estuvo expuesta en ella, primero como figura central del retablo y después en un baldaquino sobre las reliquias de Santa Orosia, durante aproximadamente 350 años. Esperamos que definitivamente se pueda contemplar en la iglesia de Siresa, al menos el mismo número de años.






Nota: ¿Qué ocurrió con el modesto retablo que había en la iglesia de Siresa y que se desmontó para colocar en su lugar la figura de San Pedro?. Seguiremos investigando...

                                                                  






 




12 comentarios:

  1. Buen trabajo. Gracias por tanta información.

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  2. y qué sabemos del laberinto cretense???

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    1. De momento que no es cretense. Lo trataré en alguna entrada futura.

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  3. Me parece un trabajazo el que nos presentas, sobre todo por la cantidad de fuentes que manejas. Yo no soy tan ducho. Creo que has hecho un un trabajo. Así sabemos algo más de lo acontecido en Siresa. Antonio Pérez Lasheras

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    1. Muchas gracias Antonio. Esta vez me ha costado un poco más de tiempo hasta haber confirmado todos los datos. Aún así me ha faltado la fecha exacta del traslado de la escultura a Siresa. Un abrazo.

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  4. Como me gustan los trabajos de investigación que haces y seguimos asiduamente. Muchas gracias por esta divulgación.

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  5. Es muy interesante conocer nuestra historia. Gracias por el trabajo de búsqueda y documentación y sobre todo por compartirlo. Un saludo

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  6. Como siempre, magnífica investigación, sigue asi

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