Ermita de Escagüés o Escabués. Foto: Compairé. DPH |
En entradas anteriores (ver especialmente la entrada del 2 de Junio de 2014) hemos recordado que la actual ermita de la virgen de Escagüés o Escabués, fue la parroquial de una aldea del mismo nombre que allí hubo y de la que se tiene constancia de haber estado habitada hasta al menos el año 1646 (3 fuegos quedaban en ésa fecha según el historiador Antonio Ubieto).
En 1697 el concejo de Echo le encargó a Juan Cantón, cantero francés de Olorón, la ampliación y mejora de la iglesia, dándole básicamente las dimensiones y aspecto que podemos hoy contemplar,a pesar de algunas nuevas intervenciones que se le hicieron a los largo de los siguientes siglos, en especial en la primera década del siglo XX. En otra entrada hablaremos de ésta gran reforma que se terminó en 1701.
Fray Roque Alberto Faci, en su famosa obra Aragón Reyno de Christo y Dote de María SSma. publicada en 1739, al referirse a la historia de la ermita, menciona la existencia de una curiosa tradición llamada la Fiesta de las Doncellas.
1957 Fotografía del Corpus en Echo. |
La Fiesta se celebraba el día de la Anunciación de la Virgen y se llamaba de las Doncellas...porque en aquella Villa (de Echo) luego que tienen fuerzas para ayunar, exercitan este exercicio de abstinencia alguno, y algunos días de la semana por espacio de siete años; y al fin de ellos en el día de aquella Festividad, ofrecen a N. Sa. siete velas, unidas en un Candelero; lo qual causa gran devocion, y es ceremonia alli muy antigua, y pia, por consagrarse aquellas a la devocion de N. Sa. desde muy niñas; y aqui no hay mezcla de supersticion sino sola devocion a N. Sa. (sic).
La Anunciación |
También nuestro fraile ilustrado de cabecera, Mateo Sumán, se refiere en su Diccionario Geográfico de las Cinco Villas de 1802 a dicha Fiesta y cita al padre Faci en su descripción así como nos da mayores detalles de la tradición, contando que..." de inmemorial las doncellas de la Villa de Hecho de edad de diez o doce años comenzaban ayunar por siete años, en reverencia de la Anunciación de Nuestra Señora en esta forma: si ayunaban un día a la semana por todo el año, se contaba por uno, si dos días por dos años. Regularmente algunos parientes las ayudaban a completar el ayuno y servían para el complemento de los siete años; y así, a los 15 o 16 años de edad, iban al santuario de Ntra. Sra. de Escabués y allí ofrecían siete velas en honor del misterio. Las acompañaban gran número de parientes, y amigos de la casa, a los cuales se daba una comida espléndida; y a la ofreciente se le hacía un vestido completo como para novia que era sin duda estímulo para ésta devoción; pero de algunos años a esta parte, se ha dejado más por causa de la calamidad de los tiempos, que imposibilita para estos gastos que por falta de devoción y piedad".
Rafael Leante en 1889 menciona la tradición igualmente, pero indicando que ya en ése momento había desaparecido la costumbre, y sólo quedaba la misa mayor del día 1 de junio.
Es evidente que la tradición de la Fiesta de las Doncellas, entroncaba con los distintos ritos de iniciación y de paso de abandono de la pubertad. También lo hacía con la tradición judeo cristiana, pues el Candelero para siete velas que se utilizaba, es similar al llamado Menorah que utilizan los judíos, sin olvidar el simbolismo del número siete, considerado un número santo y sagrado en numerosas culturas y en antiguas civilizaciones.
Aquí queda para el recuerdo, ésta tradición ya desaparecida de la villa de Echo.
Muy curioso e interesante!!!
ResponderEliminar