Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

martes, 5 de noviembre de 2019

AÑO 1839. CARTA DE UN CHESO A LA PRENSA CRITICANDO LA INEFICACIA DE LOS MILITARES ANTE UNA INCURSIÓN CARLISTA Y LA RESPUESTA DE AQUELLOS




Entre los años 1833 y 1840 se produjo en España la llamada Primera Guerra Carlista, provocada entre otras cosas por las desavenencias dinásticas de los borbones. Como he comentado en otra entrada sobre el tema, a pesar de la ausencia de datos en los libros de historia sobre el efecto de dicho conflicto en el Valle de Echo, la prensa de la época recoje algunos episodios que tuvieron su impacto en la tranquila y laboriosa vida de los chesos (pulsar aquí para ver la entrada del día 1 de diciembre de 2017 sobre los trágicos sucesos en Echo en 1834)

Pacto de Vergara
Las incursiones de las partidas carlistas por el Altoaragón siguieron produciéndose en los años posteriores. Éstas hacían su entrada desde el valle navarro de Roncal por Ansó y Echo, por donde igualmente solían regresar tras sus tropelías y saqueos.

 El diario El Piloto, publicado en Madrid, en su edición del sábado 3 de agosto de 1839 , apenas unas semanas antes del final de la guerra tras el Pacto de Vergara del 31 de agosto de 1839, recoje la carta publicada el día 27 de julio anterior en el periódico El Eco de Aragón, en la que "Un cheso amante de su país" denuncia la pasividad, en su opinión, con que las fuerzas militares de Jaca actuaron en la persecución de una partida carlista que, dirigida por el comandante Sagüés, había llegado hasta Canfranc saqueando la villa y realizando todo tipo de tropelías. La carta decía así:

Hecho, 27 de julio (de 1839)

Sr. redactor. Muy señor mío: Acaba de presenciarse en este país un suceso tan santamente escandaloso que ha llenado a sus habitantes no sólo de sensación, sino de una justa indignación que merece se sirva V. darle publicidad en las columnas de su liberal periódico.
La facción navarra, en número de 150 hombres, al mando del titulado comandante Sagüés (éste militar carlista habia sido dado por muerto en un combate en los alrededores de Pamplona tres años antes) atravesó desde el valle de Roncal  por los Pirineos hasta la patriótica villa de Canfranc, la que fue sorprendida la mañana del 25, sin tenerse la menor noticia de su aproximación, en la cual cometieron los excesos proverbiales de su ferocidad, llevándose consigo el fruto de sus rapiñas, 12 carabineros y un oficial que cogieron en la cama, a un comisario regio, al administrador de rentas, al comandante de nacionales (Milicia), 10 ó 12 patriotas más, 3 cargas de fusiles y muchas acémilas. La facción regresó por los pueblos de Borao, Jasa y Urdués a ésta villa, de la que no pudo pasar sin refugiarse por el grande cansancio y necesidad que tenía; y lo hizo a sazon de que el señor teniente de rey de Jaca con 400 soldados y nacionales se hallaba a media hora de distancia de modo que pudo haber pulverizado y reducido a la nada a los rebeldes, y haberlos hecho tragar la tierra del pais que osaron profanar con sus inmundas plantas; pudo igualmente rescatar los prisioneros y demas efectos, sin mas que haber presentado al frente del enemigo sus heróicos subordinados, cuyos semblantes manifestaban tal entusiasmo, que era el presagio más seguro de la victoria, por manera que afanosos por escarmentar a los tiranos solo esperaban la señal del combate para arrojarse sobre ellos con toda intrepidez y denuedo. Estoy persuadido que ni siquiera uno podía haber escapado, atendido á que el señor Teniente de rey podía ocupar las mejores posiciones, y su tropa muy superior en número y mas bien alimentada; de tal manera que los oficiales facciosos decian en la plaza <"si 80 o 100 cristinos amanecieran por alguno de estos tozales, no teníamos otro recurso que entregarnos á discrecion"> y en verdad, estaban tan aspeados que para llegar a Ansó, distante dos horas les costó tres y media. ¿ Y por qué no dió el señor teniente de rey un dia de gloria á la patria, de seguridad á la montaña, y de escarmiento a los facciosos? no sé qué razones podrán escusarle de esto.
Guardia Real 1840
 El teniente de rey pudo calzarse el grado de coronel y haber hecho en la plaza de Jaca una entrada triunfal semejante á la de los conquistadores romanos en donde podia haber descansado muy satisfecho á la sombra de los laureles; y sin embargo de esto no se dignó saludar al grueso de la faccion con una simple descarga. Yo no puedo atribuir esto sino á demasiada timidez, ó muy poca voluntad. Si lo primero, ¿para qué admitía el mando de los valerosos soldados que capitaneaba? si ló segundo, ¿por qué se molestaba en dar vista al enemigo, en gravar ni comprometer los pueblos? cualquiera de las dos faltas es muy reprensible en un militar. En este concepto si el señor general Warleta (Francisco de Paula Warleta, de una estirpe de militares que llega hasta la II República) ha de corresponder á la confianza que los montañeses tenemos depositada en S.E. debe proceder inmediatamente a la competente indagación, y satisfacer al pais agraviado, pues de lo contrario la facción llena de orgullo continuará desolando este desgraciado pais, el que muy luego dejará de existir para la patria.
Cuanto llevo dicho, señor redactor, es el lenguaje sencillo de la verdad sin disfraz ni exageracion alguna; y mientras que la autoridad á quien corresponda, castiga semejante escándalo, lo delato ante el tribunal de la opinion pública para que proporcione su terrible fallo contra el que se deleita en labrar la ruina de esta montaña y deja robar impunemente á los enemigos de nuestra Constitución.
Desearía sobre manera llamar la atención de nuestra Excma. diputacion provincial para que como ángel tutelar de los pueblos encomendados á su cuidado se digne reclamar del gobierno de S.M. un batallon bien organizado el que colocado en la villa de Verdun pondria coto á tamaños males que aniquilan á estos miserables y olvidados pueblos; y la atmósfera política que tanto tiempo há respira un aire fétido por el despotismo en ella entronizado, cambiaria en cielo alegre y risueño ¡Dios quiera que sean oidas mis plegarias!
Si nuestros gobernantes no escuchan mis quejidos, proseguiré en remitir algunos articulos (si antes no soy presa de los tiranos) y desde ahora imploro el auxilio de la buena pluma que redacta el periodico de V.
De V. su afectisimo seguro servidor y suscritor Q.B.S.M.- Un cheso amante de su pais.

(Del Eco de Aragón. Publicado en Zaragoza el 30 de julio)

La carta, firmada anónimamente y con el florido lenguaje de la época que además delataba la autoría de alguien ilustrado, al ser reproducida en varios periódicos de ámbito nacional, tuvo su repercusión, y motivó la contestación de un grupo de jefes y oficiales de carabineros y del ejército. Uno de aquellos periódicos, El Corresponsal, publicó en su número del 7 de agosto de 1839 la siguiente respuesta:

"Habiendo insertado en nuestro número 63 del 2 del corriente un articulo con fecha del 27 del pasado en Hecho, copiado del Eco de Aragon y relativo á la sorpresa que hicieron los facciosos en la villa y aduana de Canfranc; consideramos justo publicar la parte sustancial de una constestacion que han dirijido á dicho periódico varios gefes y oficiales del cuerpo de carabineros y otros del ejército.

En la madrugada del 25 último junio fue sorprendida la benemérita villa de Canfranc por la faccion al mando del titulado comandante Sagüés compuesta su columna en número de 180 hombres y de una compañía del 8º batallon rebelde de 60 hombres con todos sus oficiales. Hicieron prisioneros á un oficial, un cabo, y tres carabineros únicamente de tropa; el administrador de rentas, al comisionado por la hacienda pública para la inspeccion de aquella aduana y a once vecinos de la villa mas no al comandante de nacionales, pues este se hallaba en Jaca. A las ocho salió la faccion en direccion de Borau a cuyo pueblo llegó sobre las diez y media, descansó una hora, pasó a Ainsa (sic) es claramente un error de transcripción, pues se trataría de Aisa) haciendo su arribo á las 12 y media: á la una y media estaba en Jaca (sic) (nuevo error tipográfico, pues tienen que referirse a Jasa) donde hizo otro descanso de hora y media, de este pueblo se dirigió a Urdués donde se hallaba ya á las cuatro y media de la tarde, á las seis habia tocado en Hecho y a las nueve y media en Ainsa (Ansó) donde pasó la noche.
A las diez de la mañana recibió el Sr. teniente de rey D. Nicolas Franco el oficio del Sr. gobernador para que con una columna de 200 hombres de infantería y toda la caballería que hubiese pasara al frente de Villanueva (sic) (otro error. Se refieren a Villanúa. No andaban muy finos con la geografía altoaragonesa los tipógrafos de éste diario), con el objeto de batir, si era posible, al enemigo, y si sobre la marcha adquiriese noticia de haberse dirigido sobre Borau, Ainsa (Aisa), etc, la persiguiera sin descanso hasta ahuyentarla de Aragon, regresando con la columna lo antes posible á esta plaza, incorporándosele los nacionales armados que encontrase en los pueblos y dándole avisos repetidos de cuanto ocurriese. Sobre las diez y media principió á marchar esta columna, cuando los enemigos se hallaban en Borau; componíase su fuerza de 100 soldados de infantería, 160 nacionales (Milicia Nacional) de la misma arma y 14 de caballería, una hora antes habia salido una partida de 30 carabineros con sus gefes de avanzada, única fuerza de que podia disponerse, al paso de Castiello se mandó reunir a 20 nacionales que habia en el pueblo, y por supuesto todos sin haber tomado ni un bocado, pues en el momento que se tocó llamada todos corrieron á las armas como lo han hecho y harán en todas las ocasiones.
Al llegar a Borau hacia ya dos horas que habian llegado los rebeldes y esta distancia llevaron siempre de la columna y á pesar de que antes de las siete de la tarde se habia posesionado ya de Urdués cuando los enemigos estaban en Hecho y caminaban a Ainsa (sic), último pueblo de Aragón (aquí ya el tipógrafo se había hecho un lio total, pues se está refiriendo a Ansó). ¿Y cómo no podia ser  otra cosa cuando al salir la columna de Jaca, llevaban los rebeldes la ventaja de nada menos que de tres horas? Los siete prisioneros que se hicieron a los rebeldes, lo fueron no por cansancio,sino por haberse estraido (extraviado), porque ni aun hubo ocasión de poderlos batir; que á haber sido esto posible, es indudable que tanto la tropa como los carabineros y nacionales de Jaca hubieran sabido dar ese dia de gloria á la patria que supone el articulista se desperdició; pero nueve leguas tiene que andarse, y cuando el enemigo lleva la ventaja de tres, es preciso militar con alas al que lo persigue; de otro modo alcanzarlo es imposible y á enemigo que huye nunca se le podrá batir.
Las órdenes del gefe de la columna eran ahuyentar la faccion del Aragon y regresar pronto á Jaca. Situados ya los facciosos en Ainsa (sic) (Ansó) en aquella noche la comisión estaba cumplida. Sin embargo, la columna se situó sobre el puerto de Urdués, y hallándose en esta posicion recibió del señor teniente del Rey en la madrugada del 26, del señor general gobernador un oficio fechado á las 8 de la noche anterior, en que le avisaba que el alcalde de Jabierregay le daba parte de que hallándose en Embún con motivo de las elecciones de diputados habia llegado á dicho pueblo un oficio sin firma pidiendo 700 raciones de cada clase que debian llevarse a Ochagavia y que además se le habia dicho de palabra haber llegado a Hecho 100 infantes y 10 ó 12 caballos carlistas, lo que siendo cierto era presumible vinieran á proteger la retirada de los que habian sorprendido Canfranc, y que así se lo avisaba con espreso para su conocimiento y poder tomar las disposiciones necesarias, á fin de evitar el ser incomodado por aquellas fuerzas rebeldes reunidas.
Efectivamente este refuerzo llegó hasta la villa de Hecho y el teniente de Rey viendo alejada la faccion del Aragon cuya persecucion le estaba cometida hasta sacarla de su territorio, se dirigió á Embun con la columna y evitó que las 700 raciones de todas clases pedidas á Ochagavia se remitiesen al enemigo habiendo regresado a Jaca en la tarde del 26, es decir que en 32 horas anduvo la columna por lo menos 18 leguas (Medida de longitud que en la provincia de Huesca equivalía en el sistema métrico decimal a 6,176 Kilómetros. Datos de la Gran Enciclopedia Aragonesa) sin haber tomado ningun alimento hasta la llegada á Embun en el 26 evitando con su activa persecucion el que los pueblos sufriesen los desastres que indudablemente hubieran cometido los facciosos sino se les hubiera seguido con tanta energia. Estos son los hechos ocurridos en la incursion de Canfranc y persecucion por la columna de esta plaza, tan desfigurados en la citada comunicacion."

A pesar de su extensión he decidido reproducir ambos textos completos que considero de gran interés. La ortografía y los acentos o ausencia de ellos es literal.

Con la lectura detallada de ésta incursión carlista podemos comprobar su total impunidad dadas las dificultades de comunicación de todo tipo en la época, así como el método que utilizaban estas partidas de saqueo y extorsión más propio de bandoleros así como la indefensión en la que se encontraban los pueblos de la montaña altoaragonesa.

Desconocemos la identidad de "Un cheso amante de su pais", pero con su denuncia y la corporativa respuesta hemos recuperado un pedazo de historia y del impacto que tuvo en Los Valles aquél conflicto fraticida al que los libros de historia suelen solamente referirse a la Expedición Real por Huesca y Barbastro cuando mencionan los hechos en el Altoaragón. 










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