Tras los violentos sucesos en Echo en el segundo año de la Primera Guerra Carlista (pulsar aquí para ver artículo anterior del blog sobre estos sucesos) se decidió armar a los habitantes de Los Valles y de aquellas poblaciones fronterizas con Navarra donde tenía sus bases principales la denominada facción carlista.
Con éste fin, se organizaron secciones de la Milicia Nacional, cuerpo de ciudadanos armados que tenían la misión de mantener el orden público y defender el régimen constitucional. Estaba separada del ejército regular y compuesta por infantería y caballería. Los ciudadanos obligados a servir en ella debían de ser mayores de 30 años y menores de 50 y su número era de 30 por cada 1.300 habitantes.
Sin embargo, las difíciles comunicaciones, la ausencia de un frente de guerra claramente establecido, las tácticas de guerrilla de las columnas carlistas y el número y experiencia militar de las mismas, hacía muy difícil repeler las continuas incursiones de saqueo de aquellas con tan exiguo y poco preparado cuerpo de la Milicia . (Sobre éstas dificultades de las incursiones pulsar aquí para leer artículo anterior)
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| M. Oráa |
En febrero de 1838, una partida carlista que había penetrado en las Cinco Villas era perseguida por fuerzas militares del gobierno al mando del Brigadier Marcelino Oráa (héroe de la Guerra de la Independencia en la que combatió junto a Espoz y Mina ) desde Sos, Tiermas y Berdún hasta Fago, y tras abandonar las raciones de comida en Ansó dicha partida consiguió huir penetrando en el Roncal.
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| Milicia Nacional |
En el siguiente mes de marzo de 1838, una gran columna carlista, al mando de Tomás Tarragual, uno de los jefes carlistas más conocidos que había sido nombrado coronel el mes de enero anterior (por cierto también veterano con Espoz y Mina en la Guerra de la Independencia) penetra de nuevo hacia Jaca al mando del 2º Batallón de Navarra, cuatro compañías del 8º y 60 caballos. Su objetivo distraer al ejército gubernamental de la Ribera, y arramblar con todo el trigo y caballerías que pueda saquear por los pueblos altoaragoneses.
De ello dan cuenta los periódicos de la época, El Centinela de los Pirineos del día 22 , La Estafeta, El Eco del Comercio, El Castellano y El Guardia Nacional del 28 de marzo. El 30 de marzo, El Eco del Comercio informa de que... según las noticias recibidas últimamente del brigadier Tarragual la mayor parte de los habitantes de los pueblos del alto Aragón inmediatos a Navarra han entregado las armas a este jefe. El día 17 había reunido 1200 fusiles y cartucheras de los nacionales (Milicia Nacional) de Echo, Ansó, Berdún, Salvatierra y otros...
El propio Tarragual envía el día 9 de marzo desde Ansó el parte militar al "Comando General de Navarra" indicando que tenía la intención de regresar cruzando por Santa Engracia pero estaban los puentes destruidos por los nacionales (Milicia) de Berdún por lo que se dirigió hacia Ansó desarmando a los paisanos de las aldeas de Huértalo, Majones y Fago a los que les quitó 10, 16 y 22 fusiles respectivamente. Desde Ansó decidió pasar a Echo...donde llegué de mañana y me demoré hasta las 2 de la tarde y a mi regreso a Ansó los nacionales (de Echo) quisieron atacar mi retaguardia, por eso tuve que volver atrás con 6 lanceros y una compañía de tiradores del 10º batallón refugiándose en los bosques dejándonos 2 prisioneros. Como esperaba, 70 fusiles me fueron entregados a mi regreso a Ansó. Mañana seguiré informando." El parte fue recibido en el Cuartel General de Estella el 14 de marzo y está recogido en el periódico portugués del 19 de marzo O Ecco.
El mismo periódico portugués publica el 26 de marzo de 1838 la siguiente información: Noticias de San Juan de Luz del 22 dicen que el general Tarragual volvió a Navarra de su expedición al Alto Aragón, conduciendo mucho cereal , ganados y 1260 fusiles franceses en buen estado tomados a los Guardias Nacionales (Milicia) que se dejaron desarmar sin resistencia. Poco podrían hacer los pocos pobres guardias, pero ésto último parece más bien propaganda.
No terminó aquí Tarragual sus correrías puesto que de nuevo en el mes de abril penetraba con sus tropas en el Alto Aragón llegando nada menos que hasta Barbastro, y al regresar por no haber podido cruzar el Cinca se encontró con las tropas gubernamentales al mando de José de Coba que iban tras él, sufriendo una gran derrota en Angüés en los altos de Yaso, aunque pudo huir dejando tras de sí 100 muertos y 386 heridos y prisioneros tras la batalla.
Finalmente Tarragual moría a consecuencia de las heridas recibidas en la batalla de Ramales sucedida entre el 17 de abril y el 12 de mayo de 1839.
La llamada Primera Guerra Carlista todavía duraría hasta agosto de 1839, más tarde vendría una segunda , una tercera y algunos historiadores aún consideran la de 1936 la cuarta, por la participación en ella de divisiones carlistas. En todas ellas, la población civil y los habitantes de los pueblos como el de Echo fueron los que sufrieron las peores consecuencias. Volveré sobre el tema en otras entradas del blog.
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