Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

miércoles, 13 de agosto de 2014

EL MOLINO

El molino de Echo. (Foto: A. Martínez)


Los molinos fueron durante siglos la industria más importante de numerosos pueblos. Siendo el pan el alimento más básico y muchas veces el único, resultaba ser vital para la economía y el sustento de sus habitantes.

El de Echo, se encuentra en unas condiciones excelentes, aunque haga más de 100 años que su cometido principal no se realiza, ya que fue uno de los primeros en reconvertirse a la producción de energía eléctrica (lo que tampoco hace ya), y contribuir con ello a la modernización de los pueblos.




Se encuentra a las afueras del pueblo, pero no alejado del mismo. Su tejado es de la teja plana característica de la arquitectura y construcciones tradicionales del pueblo, fabricada en alguna de las dos tejerías con las que contaba.

En la planta superior vivia el molinero. (Foto A.Martinez)
El tipo de molino puede ser de balsa o de cubo. El de Echo lo es de cubo, de forma rectangular, que es una obra de cantería hecha en alto que en éste caso, más que para almacenar agua servía para añadir presión a la misma.

El molino de Echo se podía considerar de gran categoría, por disponer de vivienda para el molinero, en la planta superior, que no era lo habitual, y disponía de terrenos aledaños para cultivar una huerta y distintos edificios para almacenes e incluso cría de animales.

(Foto A. Martínez)
En 1904 figura todavía como uno de los 112 molinos harineros que quedaban en uso en la provincia de Huesca. En 1980 sólo eran ya 6.

En el Valle, eran en total 4 los que había en 1904, y perduraban en 1934. El de Echo que era de una muela y molía entre 3 y 6 meses al año, el de Urdués, también de una muela y que producía durante menos de 3 meses al año, y 2 en Embún, 1 de 2 muelas y un segundo de una, moliendo ambos entre 3 y 6 meses.

Como curiosidad, señalaremos que el primer documento en el que se refleja la compra de un molino en Aragón, está fechado en Siresa en el año 941, y en el se recoge la compra de un molino en San Andrés de Rava, por parte del abad del monasterio, llamado Argiliano.


Fuente: Los molinos del Altoaragón. Severino Pallaruelo. Colección de Estudios Altoaragoneses



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