La frontera con Francia siempre
ha sido un espacio por el que, en momentos convulsos, los perseguidos por la
justicia o por sus ideas políticas, han buscado a través de él refugio en la
vecina (y no siempre acogedora) Francia. A las dificultades del terreno y la
climatología había que sumarle la férrea vigilancia que en determinados
momentos ejercían las fuerzas policiales.
En el convulso final del siglo
XIX en nuestro país, que es cuando tiene lugar la historia que voy a comentar,
a la vigilancia habitual de la frontera se sumaba el fenómeno del contrabando,
reprimido duramente por los carabineros, que en un gran número se asentaban en
los pueblos y puestos cercanos a la raya con Francia. El personaje protagonista
del suceso, no tuvo demasiada suerte y no debió de tener en cuenta esa
vigilancia o confió demasiado en sus habilidades escapistas.
El periódico El Día del 15 de
Julio de 1897, daba la siguiente noticia:
Carabinero |
“En Siresa (Huesca) cerca de
la frontera, han capturado los carabineros de aquél puesto avanzado a Enrique Calvo, desertor de Cuba y
asistente que había sido de Quintín
Banderas. Dicho Enrique Calvo se había fugado de las prisiones militares de
Zaragoza, en compañía de un cabo del regimiento del Infante. El cabo ha sido
conducido a Jaca por la Guardia Civil y entregado ésta tarde a la autoridad
militar de esta plaza.”
Castillo de la Aljafería en 1897 |
Leída la noticia, la primera
conclusión es que se trataba de un desertor pasado al enemigo en la guerra de
Cuba, que una vez apresado y condenado a prisión en la península se había
escapado del Castillo de la Aljafería, antiguo Cuartel del Príncipe y sede del
Regimiento del Infante, donde estaba recluido, con la ayuda de un cabo del
mismo.
Durante aquella terrible guerra que duró en distintas fases casi 30
años, se produjeron más de 5.000 deserciones que engrosaron las filas de los
insurgentes, desde soldados a generales, y los prisioneros que se hacían eran recluidos
no sólo en los penales de la propia isla sino en diversas prisiones, a cuál más
horrenda, de las distintas colonias que todavía tenía España repartidas por el
mundo. Algunos de los de mayor importancia eran incluso enviados a cárceles en
la Península y Canarias y Baleares.
Quintín Banderas |
La noticia de prensa hacía
suponer que dicho individuo, Enrique Calvo, era uno de esos presos de
importancia por cuanto se mencionaba que había sido asistente de Quintín
Banderas, uno de los generales más importantes y combativos de los insurrectos
mambises cubanos.
Dos días después, el 17 de julio
de 1897, el Diario de Huesca da cuenta de la llegada a Zaragoza del fugado
capturado en tren correo de Barcelona, custodiado por dos parejas de la Guardia
Civil. También menciona que dicho preso había hecho el viaje con gran tranquilidad
y despreocupación e incluso alegre, por el hecho de que, siendo joven, a no ser
por una enfermedad llegaría a salir de la prisión en algún momento.
Militares españoles en Cuba |
El Pirineo Aragonés del 18 de
Julio de 1897 informa de la detención y traslado y relata cómo fue detenido por
los carabineros de Siresa por ir indocumentado y que fue la pericia del sargento del puesto de la Guardia Civil de Jaca la
que le hizo confesar su verdadero nombre.
Pero una nueva información anterior,
del Diario de Huesca, va descubriéndonos nuevos datos. El cabo que ayudó al
desertor a escapar se llamaba Montalvo, y estando de guardia abrió la puerta al
preso diciéndole al centinela que lo sacaba por orden del oficial. Una vez
escapados juntos, al llegar a Huesca, Enrique Calvo lo dejó sólo, siendo
detenido por la guardia civil del puesto de Yebra en Sabiñánigo.
También
comenzamos a conocer más datos del fugado. Al parecer, en Cuba había sufrido
toda clase de castigos que podían imponerse, y antes de su deserción había
solicitado el pase a Filipinas. En esta información, del 10 de Julio, se
suponía, que el prófugo ya estaría en Francia.
La verdadera historia de este
sujeto, la relataba el Heraldo de Aragón, que ya se había hecho eco en febrero
de 1897 de la detención de Enrique Calvo por varios robos en Ateca. Una vez
identificado fue trasladado a Zaragoza a la prisión militar en el Castillo de
la Aljafería (de donde se escapó). Se le tomó por loco porque confesó una gran
serie de delitos, algunos reales y otros fabulados.
Fortín de la Cabaña en la Habana |
En realidad, Enrique Calvo
Antón era un raterillo de poca monta, que antes de ingresar en el ejército ya
había realizado cuatro robos en Madrid. Ingresó en filas en 1885 tocándole
hacer el servicio en Cuba. Allí volvió a delinquir llegando a desertar de la 2ª
Compañía de la Brigada Disciplinaria donde estaba encuadrado. Capturado, fue confinado
en el penal de la Habana, de donde consiguió escaparse uniéndose a las filas de
los insurgentes.
Antonio Maceo |
Las informaciones de varios
diarios mencionan que entre los mambises llegó a ser asistente del general
Maceo (no de Quintín Banderas como se decía también). Lo cual probablemente no
era sino otra fabulación, pues el general Maceo, segundo jefe militar de los
insurrectos muerto en acción en Punta Brava en diciembre de 1896, contaba con
tres asistentes llamados Benito Echevarría, Ricardo Echevarría y Juan Pérez. Lo
único cierto es que de Enrique Calvo no se supo nada desde su deserción en 1896 hasta su detención en Ateca.
El Heraldo con motivo de esa detención
lo describía: …bajo de estatura, llevaba
toda la barba e iba pobre y decentemente vestido siendo lo más notable de su
persona la fijeza de su mirada, verdaderamente anormal.” Respecto de la fuga, cuenta el redactor jocosamente
que debió de salir del cuartel vestido de
militar, pero nadie sabe cómo se agenció el pantalón; la guerrera, según un
rumor que recogemos sin otro carácter que el de tal, se la pidió a un soldado
diciéndole que era sastre y que se la iba a arreglar”.
Al final, el jefe de la guardia
del Castillo de la Aljafería fue sancionado por la fuga, y juzgados por un
Consejo de Guerra el cabo Montalbo y Enrique Calvo. No sabemos las penas que
finalmente les fueron impuestas, aunque sí que el Consejo había solicitado una
petición mayor que la del representante de la ley. En el caso de Calvo, habría
que añadírsela a los 14 años que ya debía de cumplir por la deserción de Cuba.
Su aventura terminó en Siresa. ¿O no?
Buenas tardes,
ResponderEliminarNo sé si será el mismo y me explico. Mi bisabuelo Alfredo Calvo Antón (Madrid1858-1919), médico cirujano, tuvo tres hermanos: Ricardo Calvo Antón, ingeniero de profesión que se marchó a EE.UU. Antonia Calvo Antón y Enrique Calvo Antón.
Sólo tengo referencias de Alfredo Calvo Antón, pero no de sus otros hermanos.
Saludos cordiales
Javier.
Es dificil de confirmar pero podría ser, dada la coincidencia del nombre y de ambos apellidos.
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