Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

miércoles, 20 de febrero de 2019

1844. LEVANTAMIENTO ESPARTERISTA EN LOS VALLES DE ECHO Y ANSÓ

General Espartero


Tras el desastre de la quema de Echo y parte de Ansó durante la Guerra de la Independencia, la Primera Guerra Carlista tuvo también graves consecuencias para la Villa de Echo, como he reflejado en anteriores entradas del blog. Apenas repuestos de las muertes y del pillaje provocados por el conflicto dinástico de los borbones, otro conflicto más, curiosamente focalizado en ambas poblaciones de amplia tradición liberal, iba de nuevo a castigar a una población que llevaba sufriendo en sus vidas y haciendas las consecuencias de su fidelidad a sus ideas y libertades. La presente entrada del blog, fue publicada como artículo en la revista del Valle de Echo,  Bisas del Subordán,  que dirigen Marta Marín y Pilar Jarné, en su número 31 del 2014, páginas 28 a 31. 




1844. LEVANTAMIENTO ESPARTERISTA EN LOS VALLES DE ECHO Y ANSÓ


Maria Cristina de Borbón
Tras la muerte del peor rey de la historia de España, Fernando VII, su modificación sucesoria, la Pragmática Sanción de 1830 derogando la llamada Ley Sálica del primer Borbón Felipe V, que impedía reinar a las mujeres, permitió que lo hiciera su única hija Isabel II, ejerciendo su madre María Cristina la regencia, hasta su mayoría de edad. La oposición a ésta decisión por parte del hermano del difunto rey, Carlos María Isidro, dio lugar a la primera de las tres guerras civiles (de 1833-1840), que ensangrentó y empobreció un país, que aún no se había recuperado del quebranto que supuso la guerra contra el francés. Se llamaron las guerras carlistas, por los seguidores del pretendiente, frente a los isabelinos o cristinos como se denominó a los partidarios de la reina.

Espartero
Para la victoria de los isabelinos, fue de suma importancia que la dirección del ejército recayera en un militar liberal, veterano de la Guerra de la Independencia, que se convirtió en el héroe de la nación: el general Baldomero Espartero. Herido en ocho ocasiones, participante en el nacimiento del liberalismo en Cádiz durante la guerra de Independencia, veterano en las guerras del Perú, fue por dos veces presidente del Consejo de Ministros y llegó a la Jefatura del Estado como regente durante la minoría de edad de Isabel II.

Narváez
A pesar de sus numerosos méritos, especialmente su valentía y su honestidad, tenía un carácter difícil, altivo y exigente, excesivamente rígido en lo relativo a la disciplina militar. Tras la guerra lideró el Partido Progresista frente al Moderado y en 1841 fue elegido en las Cortes Regente del Reino. No obstante, su manera autoritaria de gobernar y la forma explícita con que terminó con algunas sublevaciones provocó poco a poco la hostilidad de las Cortes a las que disolvió en 1843.Varios pronunciamientos militares conjuntos de moderadores y liberales, con los generales Narváez y Serrano a la cabeza, provocaron su salida del gobierno y su huida a Inglaterra donde permaneció en el exilio hasta 1848 mientras en España se perseguía a sus partidarios, muchos de los cuales tuvieron que huir igualmente al exilio.


Entre sus partidarios más fieles, se encontraba el logroñés Martín Zurbano, veterano de la guerra de la independencia y general a las órdenes de Espartero durante la I Guerra Carlista, acabando la misma como mariscal de campo, retirándose al terminar aquella a sus tierras.

En noviembre de 1844, Zurbano se alza en armas a favor de Espartero y de la Constitución de 1837, junto a sus hijos, su cuñado Cayo Muro y 80 hombres, llegando a tomar la población de Nájera. Sin embargo, la sublevación generalizada prevista no se produce en el resto del país, salvo en los Valles de Ansó y Echo, y su fracaso tuvo terribles consecuencias para las poblaciones de los mismos.

Soldados liberales
Pero, ¿cuál fue la razón para que se produjera el levantamiento solamente en estos dos Valles? La respuesta puede estar en el hecho de que ambos, de tradición liberal, fueron elegidos por los generales esparteristas que participaban en la conspiración, José María Ugarte y Francisco de Paula Ortiz, que se encontraban exiliados en Francia, como los idóneos por los que regresar a España. Ugarte había sido jefe político (gobernador) de la provincia de Huesca, durante 1840-1841 y Ortiz, comandante militar de la misma durante un breve período, por lo que además de conocimiento del terreno, es de suponer que estaban en contacto y conocían a liberales de ambas poblaciones, donde esperaban el apoyo para su levantamiento, como así sucedió, en la noche del 16 al 17 de noviembre de 1844.

Isabel II jurando la Constitución de 1837
Tras cruzar la frontera burlando la vigilancia francesa con algunos exiliados más entre los que estaban el coronel Gavila y el comandante Casanova, ayudantes del general Ortiz, lograron reunir a unos 250 hombres armados y con dicha fuerza reivindicaron la Constitución de 1837 y a la Reina Isabel II, recorriendo los pueblos de Ansó y Echo, desarmando a la tropa y carabineros que se encontraban en los mismos, al tiempo que hacían que los pueblos se pronunciasen. El 17 de noviembre, firma Ugarte desde Echo un bando con 11 puntos llamando a la sublevación generalizada.

Carabinero 1842
Entre los soldados y civiles apresados por no secundar el levantamiento, dos oficiales de carabineros, acusados de incitar a rebelarse contra sus captores, fueron separados y trasladados a Siresa. Según la versión de los sublevados, en el trayecto intentaron fugarse por lo que fueron tiroteados por la escolta, siendo éstos los únicos fallecidos por parte gubernamental en todo éste episodio. Eran el teniente de carabineros y Jefe del Punto de Ansó, Francisco Asuar y Patricio Solá teniente del Regimiento del Príncipe.

Puente de La Torre. Lugar del enfrentamiento
De lo que sucedió en la semana en la que se encontraron sublevados los Valles, hasta que el 23 de noviembre una fuerte columna militar gubernamental, a las órdenes del general Ramón Anglés se enfrentó a los mismos en el Puente Viejo (Puente de La Torre), sólo conocemos el testimonio del párroco de Echo, Felipe Climente, y el de un comunicante al Boletín del Ejército y al periódico El Castellano, que firma con las siglas R.A. (por el relato que hace, muy probablemente se trata del mismo general Ramón Anglés).

Echo. Plaza Mayor en 1910. Fot. Julio Soler
En dicho comunicado se cuenta que: …la sublevación comenzó en el pueblo de Echo la noche anterior a que aparecieran los militares exiliados, que participaron todos los vecinos dirigidos por N. Arrazu y Gil, y que lo primero que hicieron tras desarmar a los carabineros y tropa a los que encontraron dormidos, fue arrasar y saquear la casa del vicario Felipe Climente el cual pudo escapar a duras penas de sus perseguidores.
Al día siguiente (sigue el comunicado), bastante tarde, aparecieron Ortiz, Ballera, Madoz y Ugarte con diez o doce individuos más y aquel mismo díase presentaron a tomar las armas contra S.M. mas de 500buenos vecinos” de los tres pueblos (Echo, Ansó y Siresa) es decir, todos menos los dos hermanos Rocatallada, el párroco citado que pudo fugarse, don Nicolás Guallart, el molinero, y Miguel el Ferrero, los cuales estuvieron presos y algunos de ellos confesados en capilla por no haber aprontado los exorbitantes pedidos que se les exijían y de los que dieron entre todos hasta 90.000,- reales…..

Iglesia de San pedro en Ansó
Tras el enfrentamiento, la sublevación fue reprimida muy duramente. Los dirigentes exiliados huyeron de nuevo a Francia, junto con un número considerable de vecinos que habían secundado el pronunciamiento, pero de los que fueron detenidos, 17 fueron fusilados en la plaza de Echo, en la ermita de Escagüés y en los muros de la iglesia de Ansó en los primeros días del mes de diciembre tras un Consejo de Guerra.

Chesos
Los nombres de los ajusticiados son: Fermín Lagrava , de Echo, 38 años, casado, Felipe Lagrava , de Echo, 28 años, casado, Francisco Villanúa, de 28 años, casado, Ambrosio Brun, de Echo, 22 años, soltero, Juan Terren de Echo, soltero, Agustín Miguel, de Echo, 28 años casado, Agustín López de Siresa, 55 años, casado, Julián Navarro, de Embún, 40 años, casado, Ramón Navarro, de Embún, casado, Mariano González, de Jaca, 21 años, casado, Andrés Aragüés, de Aragüés del Puerto, 20 años, soltero, Mariano Eito, de Embún, casado, Antonio Rabasa, de Urgell, veterinario, residente en Echo, Ramón Esto, de Ansó, Francisco Boli, de Echo, soltero, Pedro Larraz, de Jaca, soltero, sirviente en Echo, falta el nombre de un último fusilado, al parecer forastero.

En la dura represión, parece ser que tuvo un papel destacado el párroco Felipe Climente. El periódico el Eco del Comercio del 28 de febrero de 1845, publica un escrito remitido y firmado por un número considerable de los chesos huidos a Francia, en el que rebaten todas las acusaciones de violencia que se les hacen y acusan al párroco, que en escritos públicos a la prensa se ha negado a que se concediera el indulto a los huidos de Echo (sí se les concedió a los de Ansó y de Siresa), de haber colaborado con el general Anglés y señalado a quienes debían de ser condenados, que fueron juzgados sin ninguna garantía y sin estar presentes en sus juicios, teniendo conocimiento muchos de ellos de la causa, en el mismo momento que eran conducidos al paredón de fusilamiento.

De la dureza de la represión, es ejemplo el bando que el capitán general Manuel Bretón publicó contra los insurgentes:

Manuel Bretón
Habitantes de los valles de Hecho y Ansó: Ya habéis visto cuán pronto se os ha impuesto el castigo debido a vuestra traición mezclada con robos y asesinatos. Si tuvieseis la osadía de repetir semejantes atentados contra el gobierno de la Reina nuestra señora (Q.D.G) y las leyes, estad seguros que esas guaridas de contrabandistas y facinerosos dejarán de existir.
Honrados habitantes de Aragón: ayudad al gobierno de S.M. para acabar con los malvados, y contad con la invariable resolución de vuestro capitán general. Manuel Bretón.

En lo económico, a la familia señorial de los Rocatallada, se les indemnizó por los 2.800,- duros que les habían exigido los sublevados, con todos los bienes de los huidos a Francia y de los ejecutados.

Fusilamiento de Zurbano
El general Zurbano que encabezó el frustrado levantamiento del país, fue capturado. Su cuñado fue ejecutado y él ,conducido a Logroño, fusilado el 21 de enero de 1845 no sin antes pasar por la vileza y crueldad de que sus hijos Benito y Feliciano lo fueran antes que él. Antes de morir, dio vivas a la Constitución de 1837, a Espartero y a la reina Isabel II.

En septiembre de 1845, casi un año después, se publicó la sentencia de los tribunales contra los participantes en los sucesos de Ansó y Echo. Los dirigentes Ugarte, Ortiz, Bellera, Gavila, Casanova, Madoz y Arraco fueron condenados a pena de muerte por garrote vil, que no pudo ejecutarse por encontrarse todos ellos exiliados en Francia. A don Pedro Bernart, ocho años de confinamiento en la isla de Ibiza y finalmente, indultados aunque sentenciados al pago de costas, los chesos Mariano Gastón, Francisco Boli, Pascual Catarecha, Mariano Marraco, Pedro Ángel Coarasa, Domingo Borao, Pedro Larripa, Francisco Coarasa, Vicente Mange, Francisco Braviz, Anselmo Coarasa, Pedro Coarasa, Manuel Biec, Mariano Potoc, Mariano Brun y Juan Arto.

Las tropas se mantuvieron una larga temporada ocupando los Valles, utilizando como cuartel en la localidad de Siresa la ermita de Nuestra Señora del Pueyo.

En 1848, Espartero, reconciliado con la reina, regresó a España restituyéndosele todos los honores, retirándose de la vida pública en Logroño hasta que soplaron nuevos vientos en el país, comenzando lo que se conoce como el Bienio Progresista (1854-1856) en que apareció de nuevo junto a O’Donnell manteniendo la misma popularidad que había tenido siempre. En 1868 tras la expulsión de Isabel II por la Revolución llamada La Gloriosa, se le llegó a
Estatua de Espartero
ofrecer por Juan Prim y Pascual Madoz, la corona de España, que no aceptó.

Ugarte y los demás exiliados también regresaron, y fueron elevados a relevantes puestos de la administración progresista. Ugarte fue de nuevo gobernador en León, y posteriormente administrador de las minas de Almadén.

El párroco Felipe Climente, fue nombrado canónigo de la catedral de Jaca en 1852, donde continuaría su carrera eclesiástica.

A los seis hijos de tres de los fusilados en Ansó y Echo, y al anciano padre de uno de ellos les fue concedida una exigua pensión por las Cortes en 1853 por haber resultado “…víctimas de su patriotismo y de su entusiasmo por la causa liberal….

Mientras, los Valles de Ansó y Echo que habían sido fieles y coherentes con sus ideales liberales, quedaron de nuevo empobrecidos por las indemnizaciones pagadas, y sumidos en el dolor por las penalidades pasadas y las muertes habidas.



Antonio Martínez Valero. Abril 2014







2 comentarios:

  1. Desconocía esta historia, pero me ha parecido de lo mas interesante y bien documentada. Gracias Antonio.

    ResponderEliminar
  2. A tí por tu interés. Por cierto, apareces como anónima. No sé quién eres. Saludos de todas formas.

    ResponderEliminar