Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

martes, 17 de diciembre de 2019

EL AFRANCESADO CHESO DOMINGO BRUN, “CHANDÓN”. EL HEROICO TRAIDOR


La entrada de hoy del blog está dedicada a uno de los personajes chesos más polémico y no por ello menos interesante de los que tuvieron un protagonismo destacado durante los terribles años de la Guerra contra el Francés en Los Valles y en la Jacetania en general. El texto que viene a continuación, resulta un tanto extenso en relación con las entradas habituales, pero me ha parecido mejor mantener su extensión y publicarlo completo, Me fue publicado en dos números consecutivos de la revista de Echo, Bisas del Subordán, dirigida por Marta Marín y Pilar Jarné en el año 2011 y fue el guión de una charla que impartí con posterioridad en el cine de Echo. Confío en que resulte de interés para quienes tengan la paciencia de leerlo completo.


DOMINGO BRUN "CHANDÓN". EL HEROICO TRAIDOR

¡Allons, allons, que viene Chandón con su batallón….!

Controvertido personaje, infanzón de Echo, ilustrado miembro de la Real Sociedad Económica de Jaca, capitán en la guerra del Rosellón contra la Convención Francesa, caza recompensas, afrancesado, capitán de las compañías de gendarmes españoles con la administración napoleónica,... para su desgracia, la última causa a la que sirvió resultó vencida, y como a todos los vencidos, la historia lo denigró y luego lo relegó al olvido..........
  1. Orígenes.
Casa Chandón. William Laparra
Domingo Genaro Eustaquio Brun Guallart, hijo de Domingo Brun y María Juana Guallart, vino al mundo en la villa de Echo el 20 de Septiembre de 1750 en el hogar familiar, casa Chandón (Juandón en castellano). Reinaba en España Fernando VI, de la dinastía de los Borbones franceses.
El linaje infanzón (como se denomina en Aragón a la baja nobleza) de los Brun, es originario del Valle de Echo desde tiempo inmemorial, donde tuvieron casas solares tanto en la propia localidad de Echo, como en Siresa y Urdúes, extendiendo el apellido en distintas ramas familiares por la comarca de la Jacetania, en Ayerbe e incluso a Tarazona. De su presencia en Echo tenemos constancia desde el primer censo de fogajes elaborado el 27 de octubre de 1495. Por cierto, que uno de los Brun, Gil Brun, era el vicario de la localidad en aquella lejana fecha.
Nada sabemos de la primera infancia de Domingo ni de su juventud. Acaso por su ascendencia infanzona estudió en los Padres Escolapios de Jaca, que ya llevaban por entonces casi 50 años instalados en la ciudad (desde 1736).

2.La Real Sociedad Económica de Jaca.

En 1783, se crea en Jaca, a imagen y semejanza de la de Zaragoza, la Real Sociedad Económica de Jaca y sus Montañas para defender las ideas de la Ilustración y combatir el retraso económico de la zona. En los estatutos del 10 de octubre de 1783, un ejemplar de los cuales se guarda en el Archivo Municipal de la ciudad de Jaca, constan los nombres de los 202 socios de la Sociedad (más de la mitad eclesiásticos), y entre ellos, aparece nuestro personaje: Brun, Domingo Jenaro, Oficial de la Real Tesorería del príncipe nuestro señor. Un oficio de recaudador, acorde con su infanzonía.
Jaca
Pero hay algo más, en estos estatutos y en la relación de nombres de quienes componen la Sociedad. Como si de un programa de teatro se tratara, aparecen en ellos una serie de personajes , el elenco, que van a tener mucho que ver con la vida, hazañas y miserias de Domingo Brun: ahí aparece Clemente Lapetra, abogado de los Reales Consejos en la Villa de Echo, en 1796 miembro de la curia de la catedral de Jaca como vicesecretario de cámara del obispo de Jaca y posteriormente vicario párroco de la parroquial de San Martín de Echo, y con quien compartiría cartel en la que parece ser la mayor felonía de cuantas se le adjudicaron: el fusilamiento de los patriotas de Echo tras la destrucción de la villa por las tropas francesas en 1809. Ya llegaremos a ello.
También aparece en dicha relación, Fausto Francisco de Palafox y Rebolledo, marqués de Ariza, Almirante de Aragón, grande de España, y hermano mayor del que sería años después el héroe de los Sitios su hermano José de Palafox. Miembro de tan insigne Sociedad lo fue Miguel Sarasa, vecino de Embún, patriota que encabezaría la rebelión de Los Valles contra los franceses, y cuya persecución por las tropas francesas supuestamente guiadas por Brun y Lapetra, provocarían los acontecimientos bélicos de agosto de 1809, y la destrucción de 2/3 partes de la villa de Echo.

3.La Guerra contra la Convención Francesa.

En 1789, tras la Revolución Francesa, la tensión política y militar con el país vecino va en aumento, y tras la ejecución de Luis XVI estalla la Guerra contra la Convención Francesa, también llamada de los Pirineos o del Rosellón en 1793. Aunque la mayor parte de la campaña se desarrollaría primeramente en el Rosellón con avances por parte española, y finalmente con la iniciativa por parte francesa que llegaron a invadir el País Vasco y Navarra, el frente Pirenaico aragonés, abarcaba desde el Valle de Aspe hasta el de Arán y aunque en él no se produjeron grandes acciones bélicas, fueron frecuentes las confrontaciones en los puntos fronterizos.
Estaba defendido por unos 5.000 soldados al mando del príncipe de Castelfranco, Pablo Sangro y Mero de coronel y director del Regimiento de Reales Guardias Walonas. A estos soldados se añadieron compañías de paisanos voluntarios de los pueblos pirenaicos. Esta implicación de la población local, fue la característica más peculiar de éste frente de guerra.
Una de aquellas compañías, con voluntarios de los pueblos de Echo y Ansó, sería organizada a expensas del terrateniente Jerónimo Rocatallada, quien asumió el mando de la misma, nombrando capitán a Domingo Brun.
Rocatallada, es otro de los personajes claves en la vida e historia de nuestro personaje. Ligado a él no sabemos por qué lazos, aparece en numerosos momentos a su lado, incluso los más dramáticos y deshonrosos, pero a diferencia de él, Rocatallada conseguirá librarse de todo tipo de represalias siendo incluso avalado por el todopoderoso General Palafox, al término de la Guerra contra el francés.
No conocemos los hechos de armas de Brun durante la Guerra de los Pirineos, pero sin duda participó en la batalla de Lescún, junto a su amigo y protector Rocatallada y al que el príncipe de Castelfranco “Comandante General de la Tropas del Reyno de Aragón” menciona en varias ocasiones como jefe de los paisanos de Hecho en la carta publicada en la Gazeta de Madrid de fecha 17 de Septiembre de 1794 en la que se relata el episodio bélico y lo sucedido durante la invasión el 3 de Septiembre de 1794 del vecino lugar de Francia por parte de las tropas españolas.
Acción cuyo resultado difiere, como en todas las guerras, según quién relata el hecho: el Príncipe de Castelfranco justifica su éxito por la quema de los almacenes de Lescún ocasionando pérdidas por valor de 12 millones (se supone que de reales) habiendo provocado numerosas bajas al enemigo, mientras que las propias las cifra en 1 oficial y 17 cabos y soldados muertos, 4 oficiales, 2 sargentos y 47 cabos y soldados heridos, y 1 oficial, 4 sargentos y 106 cabos y soldados prisioneros o extraviados.
Por parte francesa los datos no pueden ser más dispares, pues aun reconociendo la quema de 84 graneros, consideran un éxito el haber rechazado lo que para ellos era una invasión del territorio en toda regla, y no una simple acción de quema de grano. Las cifras que dan de muertos españoles es de cerca de 900, a los que hay que añadir la de 450 desertores y prisioneros que tuvieron que ser protegidos por los soldados franceses para no ser víctimas de la ira de los paisanos de Lescún a los que se les había arruinado con la quema de sus graneros. Tampoco en la fecha de la invasión se ponen de acuerdo haciendo referencia a que ésta se produjo el 7 de septiembre.
Placa en Lescún
Dos meses antes, el 26 de julio de 1794, los franceses habían atacado todos los puestos avanzados de los valles de Echo, Aragüés y Canfranc. Mandaba las fuerzas de Echo en aquel punto el Subteniente del Provincial de Salamanca, D. Benito de la Riva y Coca auxiliado por el comandante de los paisanos chesos alistados D. Juan Rafael Marraco. Juntos rechazaron a los franceses en Aguastuertas poniéndoles en fuga tras varias horas de fuego. No sabemos si por éste hecho o por cuáles, el Mercurio de España de Julio de 1795 publica en Madrid la orden real de promociones en el ejército de España y América a una serie de oficiales entre los que se encuentra Marraco, ascendido a Subteniente, así como con el mismo grado, se menciona a Gerónimo Rocatallada.
Godoy
Firmada la Paz de los Pirineos (Paz de Basilea) en 1795 con la devolución del Rosellón a los franceses, y la pérdida de la isla de Santo Domingo por parte española, el favorito Manuel Godoy es nombrado “Príncipe de la Paz” al tiempo que nos convertíamos en aliados de los revolucionarios franceses a los que acabábamos de combatir, lo que tendría consecuencias muy graves para nuestro país, entre ellas, la de la declaración de guerra contra Portugal, y contra Inglaterra, enemigos de la República Francesa.

4.El robo del tesoro del Monasterio de Sigena

Terminada la guerra, son licenciadas las compañías de paisanos voluntarios, y nuestro nombrado Domingo Brun, junto con su amigo Antonio Labiaga, de Tarazona, sargento de la misma compañía, con la acreditación de sus servicios militares bajo el brazo, emprende viaje hacia Madrid para lisa y llanamente buscarse la vida.
Pero un acontecimiento inesperado cambia por completo sus objetivos: la noche del 16 al 17 de octubre de 1795, once bandoleros, (cinco de ellos castellanos, un navarro, un francés, un aragonés, dos vascos y un valenciano), entran por la fuerza en el Real Monasterio de Sijena, en Villanueva de Sijena, Monegros, y tras maltratar a la priora Doña María Francisca Ric Pueyo -- sobrina de D. Pedro Mª Ric, Regente del Reino de Aragón, y probablemente el hombre más poderoso del mismo --, y a cuantos se les pusieron por delante, robaron el tesoro del monasterio, que ascendía a unos setenta mil duros de la época. La audacia del robo, la cuantía del botín, la violencia ejercida y sobre todo la fama del Monasterio en el que profesaban las hijas de la nobleza aragonesa de mayor alcurnia, hizo que la noticia corriera como la pólvora y tuviera un amplio eco en todo el país.
Dueñas hospitalarias en Sigena. Fot. Compairé
El 28 de octubre, Domingo Brun se presenta ante la Sala de la Real Audiencia de Barbastro, y aludiendo a su condición de capitán de una compañía en la reciente guerra, manifiesta que al pasar por Zaragoza camino de Madrid para presentar sus servicios a Su Majestad, ha tenido conocimiento del robo, ofreciéndose a perseguir y capturar a los reos. La Sala de la Real Audiencia accedió a su petición, y junto a Labiaga y cuatro soldados que se ponen bajo su mando, se le expiden todo tipo de credenciales para realizar su misión ayudados por todos los Justicias del Reino cuya colaboración precisen.
Bayona vista del puerto y la ciudad
Brun y su grupo, disfrazados, salen a Francia por Torla, siguiendo las pistas que los llevarían a innumerables lugares en busca de cada uno de los reos que una vez repartido el botín se habían repartido por los caminos del norte de España y el sur de Francia. Estuvieron en Olorón y Bayona buscando información y sus pesquisas les llevaron al apresamiento en Mendavia del primero de los maleantes Miguel Resano, al que entrega a la cárcel de Pamplona. A continuación, Brun pasó a Eibar y luego a Bayona donde apresa al segundo de los bandoleros, Joaquín Canales. En Hernani captura al tercero, Vicente Sainz. En el caserío de Camposenia en Fuenterrabía, se les escapa Francisco Javier Oyarguren, pero no así su parte del botín, que custodiaba su madre. Durante el siguiente año y medio continúa las pesquisas para capturar a Oyarguren, lo que finalmente logra, entregándolo a la justicia en Zaragoza el 12 de agosto de 1797.
El 31 de diciembre de 1795 captura en Eibar a don Álvaro de Quintana, y el 23 de enero de 1796 hace preso a Juan Pedro Tapia en la Venta de Robledo. Los cinco presos fueron trasladados a la cárcel de Zaragoza. En la mañana del 18 de abril de 1796 se presenta Brun ante la autoridad de Zaragoza con las armas, ropas, dinero y vales reales que faltaban de entregar capturados a los bandoleros. Otros dos de los huidos, Marcelo Azofra y Tomás Gómez, son capturados el mismo mes de abril por la justicia ordinaria en Valladolid y en la sierra de San Pedro del Romeral, y conducidos a la prisión en Zaragoza. Los tres restantes nunca fueron apresados, huyendo sin dejar rastro.
Brun, ha tardado menos de dos años en cumplir su misión, pero con una determinación que dice mucho de su carácter, no ceja hasta que captura a 6 de los ladrones y una gran parte del tesoro.
Tras ser juzgados, uno fue desterrado a Filipinas y otro a Ceuta, dos condenados a muerte por garrote vil, tres a la horca, y uno de ellos murió en prisión antes de ejecutar su sentencia.
Probablemente este episodio es el de mayor importancia en su vida. Lo muestra como un hombre de acción, resolutivo, eficaz, al lado de la justicia, aparece el HEROE.

5. La Guerra contra el francés.

En 1808 estalla la que se denominaría Guerra de la Independencia contra los ejércitos franceses, de los que seguíamos siendo aliados hasta ese momento. Antes de eso, dicha alianza nos supondrá el envío de enormes caudales e incluso hombres para participar en la guerra de conquista de Europa de Napoleón, la fugaz guerra contra Portugal llamada Guerra de las Naranjas, y la declaración formal de guerra contra la principal potencia europea, Inglaterra, que nos llevará al desastre de Trafalgar con la pérdida de lo mejor de la Armada española.
El 2 de Mayo se produce un levantamiento popular en Madrid contra las tropas francesas acantonadas en todo el país, después de que la dinastía borbónica reinante es llamada a capítulo a Bayona por Napoleón como mediador, ante el triste espectáculo de conflictos continuos entre Carlos IV y su hijo Fernando incluyendo un auténtico golpe de estado (Motín de Aranjuez) que supondría la caída definitiva del favorito Godoy y en el que el hijo le arrebató al padre la corona, que probablemente ninguno de ellos merecía. Ambos se quedarían sin ella en aquél encuentro, que pasa a Napoleón y a su vez él regala a su hermano, que reinaría (o al menos lo intentó) en España con el nombre de José I.
Palafox (detalle) por F. Goya
Por todo el país surgen alzamientos e insurrecciones contra los ejércitos franceses que con la excusa de pasar hacia la invasión de Portugal ocupan la nación desde hace tiempo. En Aragón, Zaragoza se alza contra los franceses haciéndose cargo de la capitanía general un oficial, José de Rebolledo y Palafox que, perteneciendo a la guardia de corps, había acompañado a Fernando VII a Bayona, de donde había escapado al ver el resultado de la reunión con Napoleón. Muchos de los que han combatido en la guerra contra la Convención, participan en los Sitios de Zaragoza. Respecto a Brun, sólo el prestigioso historiador francés Aymés menciona que pudo estar en Zaragoza, lo que no es muy probable por cuanto está documentado que a su amigo Rocatallada la Junta de Defensa y el mismo general Palafox, le encargan el reclutamiento de nuevo de voluntarios de los Valles pirenaicos para acosar a los franceses en sus avituallamientos desde Francia, dificultando así el Sitio a la ciudad. Dada la relación entre Rocatallada y Brun, y por lo hechos acaecidos posteriormente, no es pues descabellado pensar que Brun se mantendría al lado de Rocatallada en su nueva misión.
Combate en Santa Engracia en Zaragoza
Rocatallada, como decíamos anteriormente, recibió el encargo de reclutar de nuevo entre Los Valles pirenaicos, voluntarios para luchar contra los franceses, dándole Palafox el mando de 14 compañías de paisanos. Sin embargo, algo ha cambiado desde el anterior conflicto. El 23 de Julio de 1808, mientras se está produciendo el primer sitio de la ciudad de Zaragoza, Don Martin Barnecha, cura de Ruesta, envía una carta al Corregidor de Sos, en la que se queja de que Rocatallada no está haciendo nada para la defensa de Sos, que ha enviado sólo dos o tres hombres de descubierta en lugar de los refuerzos esperados, y propone quitarle los 600 fusiles de que dispone. Ante la sospecha que existe sobre Rocatallada, Palafox le quita el mando de los voluntarios, que recae, en quién si no, en Domingo Brun, su amigo y lugarteniente. El verdadero afrancesado, dicen muchos de los historiadores que se han ocupado de él.
El 28 de noviembre, Palafox le envía órdenes a Domingo Brun para que con sus “Patriotas de Hecho”, colabore con el Comisionado portador de la orden en la destrucción de la fábrica de bombas de Orbaiceta (Navarra) antes de que los franceses pudieran utilizarla. Brun se excusa diciendo que no tenía más que 30 hombres que pudieran cumplir satisfactoriamente dicha misión. El Comisionado escribe desde Jaca a Palafox quejándose de la actitud de Brun, y pidiéndole que envíe para ayudar en la protección de Jaca al Batallón de Doyle, pues con los Voluntarios de Jaca no ve suficiente la defensa de la ciudad. Claramente indica que no se fía de la ayuda de Brun.
Rendición de Zaragoza

Tras los dos Sitios sufridos por la ciudad de Zaragoza, el segundo de ellos todavía más destructivo que el primero, al que se sumó una epidemia de tifus que diezmó a los defensores, capitula la ciudad el 20 de febrero de 1809. Pero no así la resistencia en el resto de Aragón. Se crean distintas partidas de voluntarios, guerrilleros o brigantes como les denomina el enemigo, que continúan luchando. Muchos de ellos son supervivientes de los Sitios o huidos de las columnas de prisioneros que han partido hacia Francia tras la toma de la ciudad que consiguen escapar y sumarse a ésas guerrillas.
 Una de las partidas que opera desde Pamplona a Jaca es la de Miguel Sarasa, escribano y propietario de Embún, en el Valle de Echo, que al mando de unos 600 voluntarios de los valles occidentales, y a las órdenes de Mariano Renovales, defensor en Zaragoza, huido de una de las columnas de presos, y junto al oscense Felipe Perena, brigadier, harán la vida imposible a los franceses en toda el área de los pirineos occidentales, y hacia Francia y Pamplona intentando además la recuperación de la importante plaza militar de Jaca a la que ponen cerco con frecuencia.


Mariano Renovales
Felipe Perena

6. La ruta de la infamia.

Suchet
El mariscal francés Suchet, gobernador militar de Aragón, con objeto de terminar de una vez con el hostigamiento y desgaste que supone la acción de las guerrillas, envía el 18 de Agosto al General Musnier al mando de una fuerte columna, con la cuádruple misión de: llevar suministros a Jaca, acabar con la base de operaciones de Sarasa en San Juan de la Peña, y colaborar con Plicque en la ocupación de los valles de Echo, Ansó y de Roncal, dirigidos por Mariano Renovales en abierta sublevación contra los franceses, y vengar la derrota de la columna francesa al mando del jefe de Batallón, Puysalis, que el 17 de Mayo salió de Pamplona con la misma misión y fue estrepitosamente derrotado, salvándose de morir o ser apresado un solo soldado de los casi 160 que componían las fuerzas francesas y el propio Puysalis que herido, fue hecho prisionero.
La columna que envía, se compone de 1800 soldados de infantería de 3 batallones de élite de los Regimiento 5º ligero y 115º y 117º, así como 250 jinetes de caballería, 2 piezas de artillería y 2 cañones de montaña.
Siguiendo la ruta que entonces iba por el curso del río Gállego hasta Ayerbe, y desde allí a Jaca por Anzánigo, el día 23 la columna enemiga es hostigada en Ayerbe por Sarasa con sus 600 hombres, continuando los combates desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche a la vista de Jaca. Sarasa les provoca numerosas bajas, pero no consigue detener a la columna que entra de noche en Jaca.
Al día siguiente, en Bernués, Sarasa apresa a los 30 soldados que componen la orquesta del 115º Regimiento francés, que iban escoltados por 40 soldados del 121º. Los 63 supervivientes, son enviados a Lérida con una pequeña escolta. En el camino, al parecer intentaron escapar, abatiendo los guerrilleros a todos salvo a 8 que finalmente entregaron en su destino.
Cazador de Ariege
El día 25, sale de Jaca el general Musnier con su columna reforzada por 2 Compañías más de Cazadores de L’Ariege hacia San Juan de la Peña para desalojar a Sarasa. Al mismo tiempo, el comandante Lapeyrollerie lo hacía con otros 1200 hombres hacia Biescas, para acabar con Perena e impedir la comunicación con los rebeldes de Echo y Roncal.
Tras intenso combate, Sarasa abandona el monasterio de San Juan de la Peña, y se retira hacia el valle de Echo. Los franceses incendian el monasterio nuevo, y respetan el antiguo donde se encuentra el Panteón de los Reyes de Aragón, no sin antes saquearlo en busca del tesoro del monasterio, que no encuentran. Con posterioridad, y para congraciarse con la población, Suchet ordenará realizar todas las semanas una misa de desagravio en dicho Panteón.
Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña. Rastaurado.
Sarasa se retira con sus hombres por Santa Cilia, hacia su localidad natal, Embún, donde 350 hombres, (100 de Ansó, 100 de Echo y 150 del batallón de Huesca que habían sido destacados allí por Perena) al mando de Alonso Escobedo, un militar de 60 años, que había participado en el Primer Sitio de Zaragoza, donde se distinguió en la defensa del puente de América en Torrero el 15 de junio así como en la del colegio del Carmen durante los combates del 4 de agosto de 1808. Escobedo, había solicitado el retiro por motivos de salud, fijando su residencia en el valle de Echo, de donde era su mujer, María Juana Marraco.
Relación del cura de Jasa
Tras un tiroteo, los defensores se retiran, haciéndose los franceses con el control de la localidad. El 28 de agosto, muy de mañana, llegan los franceses a Jasa. Musnier envía un emisario a Echo, intentando tranquilizar a la población, al tiempo que le solicita que preparen raciones de comida para avituallar a sus tropas. Las avanzadas francesas ya han entrado en contacto con los resistentes en la sierra de Urdúes, por lo que el emisario no puede ya pasar y regresa. Continúa avanzando la columna francesa, y a su paso por Aragüés del Puerto, la retaguardia de la misma, saquea algunas casas, así como la abadía, y rompiendo las puertas de la iglesia y la sacristía, se llevan algunas alhajas, así como el copón, tal como lo cuenta Ramón Gil, el cura de Jasa, testigo de los hechos. Tras desbaratar la resistencia entran en Urdúes, donde igualmente saquean y queman la iglesia, la casa del cura (Casa Cabalero) y la mayor parte del lugar. (En el archivo parroquial, el cura párroco, Juan Ansó, dejó escrita una detallada lista de lo desaparecido en la Iglesia).
Soldados de infantería franceses
Tras una dura resistencia a la entrada de Echo, dirigida por Juan Rafael Marraco y Alonso Escobedo, logran los franceses entrar en el pueblo, incendiando sus 2/3 partes, unas 130 casas, incluyendo la iglesia y los edificios principales. No conocemos el número exacto de muertos y heridos en aquella jornada, constando en los libros de defunciones parroquiales, los datos de al menos 7 vecinos de la villa:

MARIA ISABEL LAGRABA, viuda de Francisco Marraco.
JUAN APUI, de origen francés, viudo de Isabel Terrén
RAMON GAIAT, casado con Gracia Lagraba
JUAN LARRIPA, soltero, hijo de Felipe Larripa y de María Juana Laplaza
ANSELMO LAGRABA, presbítero de la Villa, hijo de Antonio Lagraba y Gracia Monge.
FRANCISCO LACASA, casado en segundas nupcias con Juana López
DOMINGO LÓPEZ, casado con Miguela Lagraba

Este desastre, que sumió en la ruina al Valle, se mantuvo en la memoria colectiva durante mucho tiempo, como demuestra ésta jota que, José Pérez Larripa, recitaba con frecuencia:

Desde la Val de Guarrintza
Se escuitan los cañonazos.
Pobre Echo de mi vida,
Ya te habrán feito pedazos.

Al amanecer del día 29, las tropas de Musnier tras haber quemado parte del pueblo de Siresa y el altar mayor de la iglesia del Monasterio, la sacristía y el archivo, llegan a Ansó, que es defendida desde los montes cercanos por 50 jóvenes de la localidad mandados por Juan Blas Gastón y Fermín Ornat. Consiguen detenerlos durante 4 horas, lo que enfureció a los franceses que al romper la resistencia entraron tocando a degüello. Al no encontrar a ningún defensor, ni habitantes que previamente se había escondido en los bosques, quemaron 12 casas y se ensañaron con 10 ancianos o inválidos que no habían podido huir a los que asesinaron. Tropas francesas se quedaron en Ansó durante 4 días, lo que les dio tiempo a saquear a conciencia las viviendas, y a encontrar el tesoro de la iglesia y sus ornamentos sagrados escondidos por los vecinos en los montes cercanos, según el libro de defunciones.
No obstante, el grueso de la columna, al atardecer del mismo día 29, continuó su destructivo camino hacia Roncal por el puerto de Garde con el objetivo de cortar la retirada a los rebeldes que ése mismo día había sido atacados por otra columna francesa al mando del comandante Plicque con la que se habían coordinado. La columna de Musnier, no avanzará más, pues el día 30 recibe noticias de la capitulación de Renovales en Roncal, por lo que regresa a Jaca, victorioso, con las armas y ganados que ha requisado durante la destrucción del Valle de Hecho. Mientras él se ocupaba de ésta acción, la columna de Plicque había penetrado por la Canal de Berdún hasta Salvatierra que toma el día 27 sin demasiada dificultad. El 28 tuvo lugar el encuentro más importante con los guerrilleros en Burgui. La resistencia fue
feroz, durando el combate desde el amanecer hasta las cuatro de la tarde, y siendo los franceses rechazados 5 veces. Finalmente, los guerrilleros la abandonaron siendo ocupada por los franceses.
La villa penó duramente ésa resistencia pues al ocuparla la quemaron totalmente. 200 casas y edificios ardieron. Los combates continuaron el 29 en el desfiladero entre Burgui y Roncal. Al anochecer, los guerrilleros se replegaron hacia Urzainqui siendo ocupado Roncal por el enemigo. Los guerrilleros, sabedores de la existencia de dos columnas enemigas más que se aproximaban, la una por Ochagavía y la otra preparándose desde Olorón, decidieron proponer la capitulación que fue firmada ante Plicque el día 30 poniendo fin a las hostilidades durante 24 horas, siendo respetadas las vidas de los guerrilleros y su marcha del valle manteniendo sus armas, pues en cumplimiento de la capitulación sólo entregan a los franceses “unas cargas de escopetas viejas e inútiles”.

7. El asesinato de los Marraco

Una vez termina la destrucción del Valle por el ejército francés, vuelve a sus cuarteles con las armas, el botín saqueado en los pueblos, así como numeroso ganado simplemente robado. Las bajas, 8 muertos y 28 heridos según los franceses. Los españoles cifran sólo en el enfrentamiento de Ansó, como de más de 100 bajas de los franceses. Como siempre, cada uno a lo suyo, y más que el otro.
Pero algo ha sucedido en Echo.
El vicario de la villa, Clemente Lapetra, escribe en el libro de defunciones lo siguiente:
Como Vicario Cura Párroco que soy de la de el señor San Martín de esta Villa de Hecho= Certifico; Que en la tarde de el día dos de el mes de Setiembre de el corriente año de mil ocho cientos nueve, se extendió la voz en la sobre dicha Villa de público y notorio, que en la Partida vulgarmente llamada de San Juan, término de este Valle habían muerto a fusilazos cinco personas, habiendo sido anticipadamente confesadas, y que eran a saber, Juan Rafael Marraco natural de esta Villa, casado con Micaela Castán, hijo legítimo de los ya difuntos D. Juan Rafael Marraco y D.ª Manuela Lobera, María Josefa Marraco, hermana del dicho, también de ésta villa, casada con Francisco Marraco, e hija legítima de los sobre dichos D. Juan Rafael Marraco y D.ª Manuela Lobera; el Presbítero D. Juan Miguel Marraco Beneficiado de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, hijo legítimo de los precitados D. Juan Rafael Marraco y Dª Manuela Lobera, Dª Maria Juana Marraco natural de la mencionada villa, casada con el Teniente Coronel D. Alonso Escobedo e hija legítima de los sobredichos D. Juan Rafael Marraco y Dª Manuela Lobera; y finalmente el insinuado D. Alonso Escobedo Teniente Coronel de los Reales Ejércitos y que dichos cinco cadáveres habían sido enterrados en el sitio de la ermita derruida que se dice de San Juan en la tarde de al día inmediato siguiente 3 de el mes de Setiembre de el citado año de mil ochocientos nueve; cuya certificación hago para los fines que convengan, sin que nada de todo lo que dejo expuesto me conste de propia vista, o ciencia, si sólo de pública voz, y fama.
Hecho, a siete días de el mes de octubre del año mil ochocientos nueve.
Clemente Lapetra, Vicario de Hecho

Analizando detenidamente el documento, saltan a la vista algunas consideraciones interesantes:

1. La defunción se registra el 7 de octubre, más de un mes después de los fusilamientos, el 2 de septiembre.
  1. Se dice que fueron fusilados (no dice por quién) ni el día. El pueblo fue asaltado y quemado la noche del 28 al 29 de agosto, El día 30 se paraliza la columna de Musnier, y regresa a Jaca. ¿Quién los fusiló? ¿Los franceses? ¿Otros?
  2. Menciona que en la tarde del 2 de septiembre corre la voz de que habían sido fusilados los citados.
  3. Cuatro de los muertos, son hermanos Marraco. Escobedo es cuñado de tres y esposo de Mª Juana.
  4. Juan Rafael Marraco y Alonso Escobedo habían encabezado la resistencia en el Valle mientras huían los guerrilleros de Sarasa.
  5. Dice el Vicario que nada de todo ello le consta más que de oírlo, pero sin embargo hace mención a que murieron siendo anticipadamente confesados. ¿Cómo lo sabe? ¿Los confesó él? ¿Los confesó el hermano presbítero, faltando su propia absolución?
El sábado 16 de diciembre de 1809, en el Suplemento de la Gaceta del Gobierno se publican los hechos y acontecimientos desarrollados, con el nombre de los sucesos de Roncal. Junto al relato de la persecución francesa por los valles, los enfrenamientos y la honrosa capitulación, se cita por primera vez los fusilamientos acaecidos en Echo:

Por primera vez se cita a Rocatallada y a Domingo Brun, a los que se les añade el vicario Lapetra, como afrancesados, traidores y autores de los asesinatos de los Marraco en Echo. La nota, hace mención al asesinato igualmente de los hijos de todos ellos y de sus cónyuges, lo que sólo es cierto en el caso de Escobedo y en absoluto el asesinato de los niños. Esta falsedad no disminuye el espanto y alevosía de las muertes, pero añade un horror aumentado, haciendo todavía más despreciables los hechos. Esta noticia de la Gaceta, los perseguirá ya siempre, y será citada desde entonces en cuantos libros, estudios y referencias se hagan al hablar del afrancesado Domingo Brun. Ha surgido ya el TRAIDOR.

Pero, ¿qué sentido tenía, una vez terminada la resistencia en los valles, asesinar a los Marraco? ¿Por qué a los hermanos (sin sus cónyuges ni hijos), entre los que se encontraban dos mujeres que probablemente no habían utilizado las armas? Rocatallada y Brun, habían sido compañeros de armas de Juan Rafael Marraco durante la Guerra de la Convención. No lo sabemos, pero el hecho tiene todos los ingredientes para parecer una venganza muy personal contra los miembros de ésa familia. Escobedo, así pues, moriría no en tanto en cuanto defensor del valle, sino por ser cuñado de los Marraco, marido de otra de las asesinadas. Poder, dinero, tierras, conflictos de lindes, herencias, amores no correspondidos, envidia, siguen siendo hoy como ayer, los principales móviles de las acciones criminales: sexo y codicia, en definitiva.
Texto de C. Lapetra en libro parroquial de Echo
En cuanto al vicario Clemente Lapetra, a pesar de su actitud sospechosa, y de otros sucesos que comentaremos posteriormente, que lo rebelan realmente como un afrancesado, es difícil que llevara el ajetreo de espía, guía, etc. durante el mes de agosto, al tiempo que seguía ejerciendo como vicario y firmando actos en los libros de la parroquia los mismos días que se le suponía conspirando. Algunos de los comentarios en el libro de defunciones relativos a los paisanos muertos en Echo, también reflejan una actitud dudosa o de una falsedad criminal, pues hace acotaciones del tipo de: después de haber evacuado los enemigos los términos de éste valle... por haber incendiado los enemigos entre otros muchos edificios y los más principales de esta villa, su Iglesia Parroquial...los horrorosos estragos que causaron los enemigos en las vidas y haciendas de este valle....las tropas francesas entraron en la villa a sangre y fuego.....

Sea como fuere, Domingo Brun se ha pasado ya al lado oscuro, y actuará a partir de ése momento en provecho de los franceses, con la misma tenacidad con que los había combatido anteriormente.

8.De nuevo un tesoro y un monasterio

El monasterio viejo en 1882
Como recordarán, los franceses, tras quemar el monasterio nuevo de San Juan de la Peña, saquearon el Viejo, sin encontrar el tesoro del monasterio, y respetando solamente el Panteón de los Reyes de Aragón, donde diariamente Suchet había mandado hacer misa a petición de Musnier, encargándose de oficiarla el monje fray Salvador Aznar.
Durante los meses que siguieron a la destrucción, los franceses, ayudados por algunos colaboradores, no dejaron de buscar el tesoro ornamental que no habían conseguido en el mes de agosto sin ningún éxito. Pero en el mes de Enero, uno de esos colaboradores, Domingo Brun “Chandón” al que los franceses habían nombrado Teniente Comandante de Rentas, conocedor de la zona y de sus gentes, contactó con los monjes José Larraz, fray Mariano Lagrava (probablemente , por el apellido, paisano de la Val) y con el mismo fray Salvador Aznar, y ganándose su confianza consiguió que le revelaran dónde se encontraba el ansiado tesoro: en cajones y banastas dentro de la Sacristía según unas versiones, y convenientemente oculto en un nicho desocupado de la misma capilla del Panteón de Reyes donde los franceses pagaban una misa diaria según otras.
Una vez hallado el tesoro, Brun, ayudado por tropa, lo trasladó el 11 de enero de 1810 a la catedral de Jaca según órdenes de las autoridades francesas de la ciudad. Al día siguiente se hizo inventario de la plata y se acordó guardarla en la capilla de la Trinidad bajo dos llaves.
Se entregaron para el culto de la catedral de Jaca, las dos urnas que contenían los cuerpos de San Voto y San Félix y de San Indalecio, forradas en plata. El resto del tesoro de plata, intervenido por el corregidor Juan Azcón (afrancesado , cuñado del guerrillero patriota Sarasa) se cuantificó en un peso de 1 arroba, 16 libras y 3 onzas de las que ( aproximadamente 100 kilos de plata) se llevaron a fundir al platero de Zaragoza, Manuel Aladrén, el cual fundió las piezas, entregando al administrador del suprimido Monasterio, Mariano Burillo, 29 barras marcadas con las letras J.P. que fueron subastadas el 3 de marzo a favor de un comerciante francés, don Eloy Charvonel.
De nuevo mostraba Chandón su habilidad como cazatesoros. Esta vez a favor de los franceses.
Urnas con reliquias en la catedral de Jaca. La de la izquierda la de S. Indalecio

9.Vuelta a la acción: los gendarmes españoles

A finales de 1809, creyendo Suchet que se había conseguido una pacificación de Aragón, muestra interés en crear un cuerpo compuesto por aragoneses afines, al estilo de los gendarmes franceses, cuyos cometidos irían desde el mantenimiento del orden en el territorio, hasta hacer de guías e intérpretes de sus tropas, y por supuesto la colaboración en la persecución de las guerrillas.
A la izda. Gendarme aragonés
Se crean dos de estas compañías primeramente en Benasque, que debieron de tener poco éxito pues cuanto ya no aparecen nombradas con posterioridad a febrero de 1810. Otra se crea en Jaca con Domingo Brun como capitán, y una más en Barbastro financiada por un rico comerciante, Pedro Arnillas, que había participado en la defensa de Zaragoza y que buscaba asegurarse el comercio hacia la frontera sin robos ni sobresaltos. En la primera acción en la que participan, fue muerto el comerciante Arnillas, que la comandaba, teniendo que ser sustituido por el teniente Robustiano Lost.
Otras compañías fueron creadas en otros puntos de la región, Zaragoza, Daroca, Calatayud, Teruel, sufriendo distintos avatares y dificultades que no son objeto de nuestra atención en éste trabajo. Finalmente, el 1 de julio de 1812 Suchet decretó la unificación de las distintas compañías, y el cuerpo resultante que recibió la consideración de Infantería Ligera, recibió la denominación de “Gendarmes y Fusileros Aragoneses”. Su coronel inspector fue el Barón de Andilla, y los capitanes de la 1ª y 2ª compañías de Gendarmes fueron respectivamente Esteban de Robert y Domingo Brun, “Chandón”.
También como oficial de gendarmes al servicio de los franceses se distinguiría Chandón, por su valor e inteligencia.
En mayo de 1810, Domingo Brun recibe el encargo de intentar atraerse a algunos de los jefes guerrilleros que operaban por la Sierra de Naval. Escribe cartas, y a algunos los acaba convenciendo, presentándose en Aínsa y Graus a las autoridades josefinas, pero no así a Miguel Domper, al que persiguieron hasta Radiquero, hasta la Ermita de la Virgen de la Viña, donde lo capturaron y dieron muerte junto a su ayudante.
El 27 de junio, la compañía de Chandón, junto a algunos gendarmes franceses del 12º y 14º escuadrón y un destacamento del regimiento 115º de línea, al mando del jefe de escuadrón D’Halmont salen de Jaca en marcha nocturna hacia el Valle de Echo, en busca de una partida de guerrilleros que actúa de nuevo en la zona, al mando de un altoaragonés al que llaman Don Pedro. Al amanecer, sorprenden a dicha partida en una ermita cerca de Aragüés del Puerto y tras dura batalla, capturan a Don Pedro y a catorce de sus guerrilleros y oficiales. Don Pedro y dos de sus hombres son fusilados en el acto, y los demás llevados prisioneros a Jaca.
El 3 de enero de 1811, la compañía de gendarmes de Jaca, junto a otros destacamentos franceses de Graus, Monzón y Lérida, reunidos en Benabarre y Tolva, marchan a las órdenes del Coronel Plicque hacia Arén, por el Puente de Montañana donde se había hecho fuerte el guerrillero Solano con más de 500 guerrilleros. A pesar de la dificultad del terreno, Plicque desbarata a la partida de brigantes haciéndoles más de 50 bajas.
En los combates que se produjeron, un sargento de la compañía de gendarmes de Chandón, Joaquín Ornat, resultó mencionado en las órdenes por su heroísmo en la lucha.
El mes siguiente, 17 febrero de 1811, de nuevo participa la compañía de gendarmes españoles de Domingo Brun, junto con varios destacamentos franceses, al mando del comandante de Jaca, Deshorties, en Castejón de Valdejasa, sorprendiendo a las partidas de los guerrilleros Mariano Larrodé, (de Tauste) alias Pesoduro que ya se había distinguido en el primer Sitio de Zaragoza y Manuel, a las que les causaron más de 60 bajas. Pesoduro logró huir, pero Manuel y 2 de sus oficiales fueron apresados y fusilados en Zuera a la mañana siguiente. Pesoduro sería apresado en Biota en septiembre, junto a 52 de sus jinetes y conducido a Ejea de los Caballeros donde sería ahorcado en medio de la plaza el día 20.
En marzo, aunque no tuvo efecto real hasta julio, el mariscal Suchet unifica las compañías de gendarmes de Jaca y Barbastro en una sola. Las deserciones y bajas van haciendo perder hombres en un goteo incesante.
En Junio, sucede un episodio que ilustra el ambiente de derrotismo en el que se encontraban ya estas unidades colaboradoras con los franceses. La noche del 10 a 11, estando de misión en el Valle de Tena varios miembros de la compañía de gendarmes de Jaca, dirigidos por el sargento Joaquín Ornat, el mismo que fue destacado por su heroísmo contra la guerrilla de Solano en enero, planean prender a sus oficiales y pasarse al enemigo sin que lo lleven a cabo. El día 13 por la noche, ya en Jaca, preparan de nuevo una conspiración "cuyo objeto era apoderarse de todos los jefes españoles empleados en el servicio francés y de los tesoros públicos, desertarse al enemigo y entregarle los jefes de sus autoridades o asesinarlos en caso de resistencia igualmente que a sus oficiales".
Descubiertas sus intenciones, son apresados por los franceses y juzgados por una Comisión Militar que dicta sentencia el 29 de junio, condenando a muerte al sargento Joaquín Ornat y a los gendarmes Miguel Casanova, Manuel Alategui, Domingo Huesca y Basilio Latorre.
Otros 10 gendarmes implicados son absueltos, aunque con la recomendación al comandante militar de Jaca, Deshortiers, de que sean separados del cuerpo y aún del país.
El 7 de Julio, la compañía de gendarmes de Barbastro se traslada a Jaca y se fusionan en una sola, quedando Domingo Brun “Chandón” como capitán y su hermano Francisco Brun como teniente, y adoptando el nombre de “Compañía de gendarmes de Jaca y Cinco Villas” aunque popularmente siempre se les conocería como “los chandones”.
Ya en 1812, el 5 de julio un destacamento de la División de Mina, se presentó ante los muros de Jaca con la intención de llevarse el ganado que pastaba en las inmediaciones. La rápida salida de los gendarmes de Chandón lo impidió en el último momento.
La última acción de la que tenemos noticia de Chandón y sus hombres, se produjo en marzo de 1813.
Honorine, esposa de Suchet
El día 20, sale de Zaragoza un convoy en dirección a Jaca en el que viajaba Honorine de Saint Joseph, esposa de Suchet, a la que llamaban “La mariscala”. Además, era sobrina de Julie Clary, esposa del rey José I (la cual jamás pisó España). Junto a ella viajaban las esposas de varios generales franceses el intendente Lacuée y un numeroso grupo de empleados públicos, todo lo cual convertía dicho convoy en un objetivo muy deseado. No obstante, la escolta del mismo estaba compuesta por 4.000 soldados de infantería y 300 jinetes.
El guerrillero Chapalarranga (Joaquín De Pablo y Antón), lugarteniente de Espoz y Mina, que con el 1º de Aragoneses vigila desde Uncastillo la ruta de Zaragoza a Jaca, decide “dar un susto a la mariscala” e intentar su apresamiento junto con otra compañía al mando del guerrillero Barrena.
Chapalarranga
La noche del 21 de marzo, cerca de Bernués, se apostaron a ambos lados de la carretera de Jaca, esperando el paso del convoy. Al amanecer, la vanguardia de la escolta, compuesta por unos 2.000 hombres, se acerca a las posiciones de los guerrilleros, pero una avanzadilla de los gendarmes españoles al mando de Chandon, que va explorando los caminos, los descubre y tienen que hacer fuego antes de tiempo. Tras dos horas de tiroteo, los guerrilleros tienen que desistir y retirarse, llegando el convoy sin más novedad a Jaca, escoltado por Domingo Brun.
El 12 de abril de 1813, informado por el sargento Pueyo de la presencia de Chandón en Ayerbe, Espoz y Mina le pide que le tenga al corriente de los movimientos de éste.
Al fiel y eficaz cumplimiento de Domingo Brun, habría que añadir sus sufrimientos en el servicio, ya que fue herido en dos ocasiones según se puede deducir de los datos que figuran en el trabajo de A. Martinien publicado en 1899 en el que se recogen todos los nombres de los oficiales franceses y aliados muertos o heridos en las guerras napoleónicas, por cuerpos y batallas. Los listados mencionan al dar cuenta de la Gendarmería de las Tropas Españolas, que el 20 de febrero de 1811 en un motín cerca de Zaragoza, uno de los dos heridos es Brun, capitán y posteriormente cita a JOUANDON, capitán, herido el 3 de abril de 1813, en la ruta de Jaca, por unos guerrilleros. Jouandon=Juandon=Chandón. No puede referirse a otro personaje ambos nombres, que al capitán de los gendarmes españoles, Domingo Brun “Chandón”, además de coincidir el ámbito geográfico en que se mencionan que se han producido los hechos .
En 1813 los ejércitos imperiales son derrotados ya en todos los frentes, y se repliegan a toda prisa hacia Francia. En el resto de Europa, tras el desastre del frente ruso, ha comenzado el ocaso de Napoleón.
En Julio de 1813, los gendarmes que quedan en Jaca, al mando de Chandon, son solamente ya 62, y reciben la orden de retirarse a Francia. Son enviados a Olorón, para evitar caer en manos españolas, como explica el brigadier Paris en carta al Ministro de Guerra francés.
El propio mariscal Suchet, en sus memorias, escribirá sobre ellos lo siguiente: “....eran todos hombres fuertes, buenos caminantes y excelentes guías. Eran pagados y provistos como el resto del Ejército. No podemos más que agradecer sus servicios y el valor que demostraron en varias ocasiones”.

10. Una historia, con distintos finales.

Tras varias terribles batallas, el 16 de octubre de 1813 se produce en Leipzig la llamada Batalla de las Naciones en la que la Coalición Aliada, que dispone del doble de tropas que Napoleón, derrota a los franceses, tras morir más de 120.000 soldados por ambas partes. París se ocupó el 31 de marzo de 1814 y tras la abdicación de Napoleón y el Tratado de Fontainebleau éste fue exiliado a la isla de Elba, a 20 Km. de la costa italiana.
Fernando VII
Antes de todo esto, en diciembre de 1813, tras asumir la derrota de sus ejércitos en España y la expulsión de José I, Napoleón mediante el tratado de Valençay le ha devuelto el trono a Fernando VII que se ha pasado toda la Guerra de la Independencia recluido en dicha localidad, disfrutando de fiestas y juegos. Mientras festejaba, incluso públicamente los triunfos de Napoleón, el pueblo español luchaba en su nombre y por sus derechos dinásticos, creando el mito de El Deseado por su condición de prisionero. El 14 de marzo de 1814 hacía su entrada en España, por cierto, acompañado hasta la frontera por el mariscal Suchet. En mayo, anulaba todas las acciones de la Junta Suprema y Regencia, así como todos los acuerdos de las Cortes de Cádiz y restablecía la monarquía absoluta. Incluida la Inquisición abolida por José I. Pronto pasaría a ser de El Deseado a El Detestado.
En diciembre de 1813 regresa también de su prisión en Vincennes el general Palafox, que es nombrado capitán general de Aragón.

Se acerca ya el final de nuestra historia.¿Qué había sido mientras tanto de aquellos cómplices afrancesados de Chandon?:


Clemente Lapetra, el vicario de Echo, fue nombrado canónigo y posteriormente secretario del cabildo de la catedral de Huesca por el gobierno francés de Suchet (lo que avalaría su clara condición de afrancesado), pero éste hecho le pudo costar la vida, pues Espoz y Mina, el 3 de enero de 1812, conmina al Cabildo Catedralicio de Huesca a que le entregue una contribución económica (impuesto revolucionario) y para presionar durante las negociaciones que se realizan, secuestran a tres canónigos, entre los que se encuentra Lapetra. El episodio se agrava con más secuestros y presiones hasta que el cabildo paga. Lo sorprendente es que los secuestrados son puestos bajo custodia de Miguel Sarasa, el guerrillero de Embún, y es de suponer que conocería la personalidad del canónigo, vicario de Echo cuando se produjeron los acontecimientos trágicos en el verano de 1809. Todos los secuestrados son puestos en libertad y aparecen de nuevo firmando las actas del cabildo. Todos, menos Lapetra que no aparece ya en ningún documento. No se sabe nada de él. Sin embargo, en 1815, mantenía su canonjía y se le cita en un documento eclesiástico mencionando su pasado de afrancesado. En 1818, el obispo de Huesca solicita al cabildo de Jaca que se le localice para que acuda a Huesca a entrevistarse con él y comenta en su escrito que sabe que se encuentra viviendo en Echo. Ignoramos si se realizó ésa entrevista y del destino final de Lapetra.

En cuanto a Jerónimo Rocatallada, tendrá más suerte que Domingo Brun. Tras los sucesos de Echo, nada sabemos de él, hasta julio de 1810 en el que aparece en un documento guardado en el Archivo Histórico de Zaragoza por el que se le arriendan por cuatro años, del 1 de julio de 1810 al 30 de mayo de 1814 por 43.891 libras jaquesas, todos los “derechos, fundos y otras rentas del Abadiado, Cabildo y Real Casa de Montearagón”. “El arrendatario puede cobrar todos los derechos y aprovechar para sí el patrimonio del Abadiado” (12 pueblos).
Los franceses, que en su propaganda vienen a España a librarnos de los impuestos medievales del absolutismo y de la Iglesia, liberan a los campesinos sujetos a los pagos al monasterio agustino de Montearagón, para mantener el mismo sistema de pagos, pero sólo cambiarles de recaudador, y que los sigan pagando en éste caso a un particular, se supone que vinculado a la nueva administración (afrancesado).
En 1815, Jerónimo Rocatallada, como tantos afrancesados, se encuentra en Olorón, pues ha tenido que salir del país al desmoronarse la administración francesa. Con él, 12.000 familias de todo el país, el primer exilio masivo de nuestra historia por motivos políticos. Desde allí, escribe al Marqués de Palafox, flamante capitán general de Aragón, dándole algunas informaciones y realizando pequeños encargos para él. En un momento determinado, Rocatallada le solicita un certificado de patriotismo que lo exonere de los sucesos en los que él niega su participación, y Palafox en su ingenuidad se lo da, permitiendo su vuelta intocable y que quede impune el que probablemente fue el inductor de los sucesos en Echo.
Su patrimonio, acrecentado por sus beneficios durante la administración francesa, se ampliará en 1822 en Aragüés, y ya en 1844 cuando el levantamiento liberal en Echo, aparece dicha familia como la mayor propietaria de Los Valles.
Casa de los Rocatallada en Echo. Actualmente Casa Lacope

De Domingo Brun, Chandon, aún tendremos una última noticia. El 26 de febrero de 1815, Napoleón se escapa de la Isla de Elba, embarcado con 600 de sus fieles hasta la costa francesa. El 19 de marzo, sin disparar un solo tiro, entra en París, en olor de multitudes, de donde acaba de salir a toda prisa Luis XVIII el repuesto rey Borbón. Toda la realeza europea tiembla de miedo.
Napoleón en Santa Elena
Los espías de Palafox, en Olorón, le dan cuenta de que Domingo Brun, en junio de 1815, durante los Cien Días de Napoleón, intentaba formar una compañía de españoles para vigilar la frontera, habiendo reunido ya a 12 o 14 de los antiguos gendarmes. El 18 de junio de 1815, Napoleón, y sus sueños (y seguro que también los de Chandón), son derrotados definitivamente en la batalla de Waterloo, siendo desterrado a la Isla de Santa Elena, en medio del Océano Atlántico a más de 2.800 Kilómetros de la costa de Angola donde moriría el 5 de mayo de 1821.
No volveremos a saber de Chandón. Nunca regresó a España. No pidió perdón. Tal vez terminó sus días, como tantos otros españoles fuera de su patria, contemplando desde otro lado aquellas montañas entre las que nacieron.

Melancolí. cuadro de Caspar David

¡Allons, allons, que viene Chandón con su batallón…!

Hecho.
27 de agosto de 2011.



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