Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

lunes, 23 de agosto de 2021

AÑO 1609. PASCUAL CLEMENTE, NATURAL DE EMBÚN, CONDENADO POR LA INQUISICIÓN POR HECHICERÍA.

 

Auto de fe de la inquisición. Francisco Goya.


Desde que fue creada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos, la Inquisición Española o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición fue un instrumento de control político y social en manos de la monarquía, ejercido con gusto por la Iglesia Católica que vio acrecentado su poder e influencia sobre la sociedad. 

La Inquisición Española se mantuvo en vigor durante casi cuatro siglos, hasta su definitiva abolición en 1834, y el ámbito de su intervención abarcaba tanto los supuestos delitos contra Dios y la Religión Católica (que incluían los de herejía, sortilegios y brujería, entre otros) , como los de sangre, los delitos contra la propiedad o el honor, la falsedad, la moral sexual y la familia y los delitos de los clérigos.

En ése amplio abanico de delitos, igual se juzgaban amancebamientos, robos, blasfemias o hechicerías que faltar a la obligación de pagar los diezmos a la Iglesia (éste delito se trataba como muy grave y suponía en muchas ocasiones incluso la excomunión) así como conductas "judaizantes" o "conductas" homosexuales. La delación y las denuncias falsas que llevaban a la detención y la tortura estaban a la orden del día, así como las sanciones económicas que iban siempre de la mano junto a los castigos y que suponían la ruina de varias de las generaciones de los condenados, al tiempo que enriquecían a la iglesia y a la monarquía.



Según la Estadística de España de Moreau de Jonnés publicada en 1834, desde 1481 hasta 1788 hubo 34.382 condenados quemados en persona en la hoguera, 17.690 condenados quemados en efigie y 291.450 encarcelados, reclusos y despojados de casi todos sus bienes. En total 343.522 víctimas directas de la Inquisición. 1.240 anuales durante tres siglos.

Entre esas víctimas se encontraba el personaje del que trata hoy la entrada del blog, Pascual Clemente , labrador de 50 años de edad, natural de Embún, en el Reyno de Aragón. El relato de su proceso y condena se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, fechado en 1609 y dice así: 


RECONCILIADO POR HECHICERO Y AVER TENIDO PACTO CON EL DEMONIO


Pascual Clemente , de oficio labrador, cristiano viejo, natural del lugar de Embún, diócesis de Jaca, de hedad de 50 años, fue testificado por 3 testigos contestes (testigo conteste: testigo que declara la mismo que ha declarado otro, sin discrepar en nada, ofreciendo testimonios concordantes) y dicen en Henero de 1609 que estando el reo en la villa de Sádaba, a 26 de dicho mes en el ospital dijo a los testigos que avia tenido por oficio de segar y que segaba en poco tiempo gran cantidad de mies, y que aviendo llevado consigo 5 granos de una yerba que llaman falaguera (el helecho común, que en el País Vasco denominan "sorguinera" que viene de "sorguin", que significa bruja) y que la avia recibido en un monte de mano de un clérigo el qual avia hecho muchos conjuros y que le avia dicho que los cinco granos eran familiares y que para aprovecharse dellos havia de hacer pacto con el demonio.



Y que ansí hizo pacto con el demonio y que avia ofrecido su alma al diablo y renegado de Dios y de sus santos y de Nuestra Sra. y llebaba consigo los cinco granos en el mango de la hoz y segaba en breve tiempo un grande termino y ganaba mucho dinero. 

Fue preso y en la primera audiencia confesó que siendo segador de 20 años poco más o menos, le llevó un clérigo de su lugar en compañía de otros hombres y que les dijo que si querían ganar mucha hacienda al arte de segar, y que él les daría orden como lo harían. Y así estando todos juntos en el monte, una noche les dijo que avían de renegar de Dios y de sus santos y avían de prestar la obediencia al diablo. Y que estando el clérigo rebestido como si estuviera diciendo missa conjuróla y daba falaguera. Y se les avian aparecido allí muchos animales feroces.


Y que cumpliendo con lo que el clérigo les avia dicho avía renegado de Dios y de sus santos y de Nuestra Señora y de sus padres y avía prestado la obediencia al diablo y ofreciéndole su alma y renegó de Dios y ofreció el alma al diablo con ánimo, intención y voluntad de ofrecersela y prestar la obediencia al diablo, y que por aver renegado de Dios y averse apartado y aver entregado su alma al diablo, hacía el demonio lo que le mandaban y que llebaba cinco granos de la yerba falaguera en el mango de una hoz que eran cinco demonios. Y que llegando a la heredad echaba los granos en el suelo y se bolvían cinco cuerbos, los quales segaban todo lo que el quería sin ser vistos mas que por él. Y después que avían acabado de segar lo que les mandaba, haciendo él los ademanes de que segaba dándolo a entender así a los que le beyan, aunque no segaba uno solo. Recogía las gavillas que segaban los demonios en figura de cuerbos y se bolvían los cuerbos granos y se recogían en la hoz. 

Y los trajo consigo, sabiendo que eran demonios, cinco años que fue el pacto y concierto que hizo quando se los entregó el clérigo y que por ello le avía dado ocho reales y que cumplidos los cinco años avía echado los granos en un río. Y que quando los echó se avía levantado grande ayre y tempestad y que no avía usado más tiempo de los cinco años de los dichos granos ni demonios.

Y confiesa que él bien savía que su alma era de Dios y que era grande pecado ofrecer la alma al diablo y savía no podía renegar de Dios ni de nuestra Señora y los santos y que era contrario a la fe de Jesucristo y a lo que tiene y guarda la Santa Madre Iglesia católica romana, y savía que la reberencia a sólo Dios se devía y que no obstante lo savía, ofreció su alma al diablo y le trajo consigo cinco años y hizo pacto con él y renegó de Dios y de nuestra Sra. y de los santos con ánimo e intención de dar el alma al diablo y renegar de Dios reconociendo al diablo y reberenciándole por tal y satisfizo a las testificaciones, pidió ser absuelto y reconciliado en forma y que se usase con él toda clemencia, ofreciendo no bolber mas a cometer los dichos delitos ni apartarse de lo que tiene, guarda y observa la Santa Madre Yglesia Católica Romana.


Calificóse el sujeto por hereje formal. Y en las demás audiencias se remitió a su confesión. Acusóle el fiscal, remitiose a lo que tenía confesado y reciviose la causa a prueba con aquerdo de su letrado. Y ratificados los testigos se le dieron en público y respondió remitiendose a su confesion a donde avia satisfecho.

Y concluyó definitivamente con aquerdo de su letrado. Y visto en consulta fue votado a reconciliación en auto publico de fe y acavado el auto se le quite el ávito (el sambenito) y esté un año confinado en un monasterio que se le señalará. 



Leyendo el documento que relata los hechos por los que es juzgado el pobre Pascual Clemente, llama la atención la enorme e inverosímil patraña por la que se le juzga y que ninguna mente en su sano juicio sería capaz de aceptar hoy en día, pero que en aquellos tiempos oscuros llenos de superstición, terror y credulidad, todo ello alimentado por los mismos jueces y ejecutores de la Iglesia que componían la Santa Inquisición, eran circunstancias cotidianas.

Puente del diablo en Mediano.
Pascual Clemente, que al parecer debía de ser un gran trabajador e incansable segador, probablemente en caso de ser cierto lo que dijeron los testigos y que le llevó a ser denunciado, debió de presumir de su habilidad e incluso pudo haber inventado el cuento de los diablo-cuervos ayudantes, en la tradición del mito medieval de los seres mágicos que ayudan a los necesitados (los duendes que hacían el trabajo de noche para el zapatero) o de los diablos que construían puentes para los humanos a cambio de sus almas (y que normalmente eran burlados en el último momento).

¿Por qué si era una patraña la acepta desde la primera audiencia con todo lujo de detalles (el clérigo, la yerba mágica, los cuervos a los que sólo puede ver él, etc...)?: Por miedo. Una vez denunciados, los acusados eran sometidos a interrogatorio y si no confesaban su delito de forma voluntaria, eran sometidos a tormento inexorablemente. Seguramente, la sóla visión de los instrumentos con los que realizaban los "hábiles interrogatorios" era suficiente para aceptar los cargos incriminatorios. Posiblemente incluso el relato era dictado por los "hábiles inquisidores".



Pero no sólo toda la confesión parece inverosímil. También son contradictorios incluso los hechos (inventados) de los que se le acusa, pues si según la confesión tenía 20 años cuando el desconocido clérigo de su localidad (Embún) le facilitó los granos de yerba falaguera-diablos-cuervos mágicos (por ocho míseros reales) y su efecto tras el pacto con el diablo era de 5 años, tras los que, según su declaración los arrojó al agua,... y que no avía usado más tiempo de los cinco años de los dichos granos ni demonios.... no se explica que 25 años después volviera a tenerlos en su poder y los usara en hechos por lo que es denunciado. Así pues, es juzgado por lo que dijo que hizo 25 años atrás y contó a tres chivatos que le delataron.

Se le condena como hereje formal y debe de ser "reconciliado" . La reconciliación era la ceremonia o acto por el que el condenado era restituido a la comunidad de la Iglesia de la que se había apartado. La ceremonia en la que se realizaba dicha reconciliación solemne era mediante el auto de fe, en el que los condenados hacían reconocimiento público de su delito, lo que suponía de entrada una gran humillación extensiva a su familia y posteriormente eran entregados al brazo seglar para que se ejecutaran las distintas sentencias, que podían ir desde los azotes, hasta la condena a galeras y finalmente la quema en la hoguera. A estas penas había que agregar siempre las sanciones económicas de las que de una forma u otra no se libraba nadie. 



En el caso de Pascual Clemente, la sentencia fue de lo más suave y benigna, puesto que sólo se le condena a la reconciliación en auto de fe tras el que podrá desprenderse del sambenito (habito infamante que debían de llevar los reos y que proviene de saco bendito ) y un año de reclusión en un monasterio por determinar. La sentencia no dice que los gastos del hospedaje eran a cargo del condenado.

En aquel tiempo, reinaba en España , Felipe III de la Casa de Austria, llamado el Piadoso , o más bien su valido , el corrupto Duque de Lerma. El Virrey de Aragón era Gastón de Moncada y el Gran Inquisidor, Bernardo de Sandoval y Rojas, cardenal y arzobispo de Toledo. 

El Gran Inquisidor








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