Desde este blog se pretende difundir la historia, el arte, la cultura y la naturaleza de la villa y del valle de Echo, uno de los enclaves pirenaicos de Aragón, más hermosos y dinámicos. Su pasado, presente y futuro merecen la pena conocerse y compartirse. Con mi admiración , cariño y la mayor modestia.

sábado, 1 de junio de 2019

ECHO 1657. EL MESONERO HONRADO Y LAS SACAS DE LANA





En el Archivo Histórico Provincial de Huesca, se encuentra un documento fechado en 1657 que da cuenta de lo sucedido a unos arrieros de Villanúa mientras transportaban lana a Francia, a su paso por el Valle de Echo.

El documento, ha sido aportado por mi amigo de Embún, Javier Regla y como siempre contiene algunas cosas curiosas.

En resumen, se trata de un documento ante notario en el que se pretende dejar constancia del transporte de varios fardos de lana propiedad de un ciudadano francés del que no se dice el nombre, que los arrieros villanuenses pretendían trasladar a Francia por el Valle de Echo, pero que se vieron impedidos de llevar a cabo por el mal tiempo y la nieve acumulada en los puertos.


El 9 de junio en Hecho ante el notario y testigos comparecen Felipe de Fanlo y Thomas de Campo, vecinos de Villanua los cuales querían “probar y verificar como en el año mil seyscientos cinquenta y quatro por el mes de noviembre llegaron dichos exponientes a la villa de Hecho con cinco cargas de lana que eran diez sacas o valas, las quales eran de un frances, que no se acuerdan del nombre, y avian de pasar aquellas a francia según el trato que tenian con dicho frances y que assi como llegaron en la presente villa con dichas sacas por haberse hechado mucha niebe de tal modo que no podian pasar el puerto sin mucho peligro y riesgo de sus vidas y de las cabalgaduras, se detubieron en ella diez dias para si llebantaba el tiempo y daba lugar a pasar dichas sacas, lo qual no pudieron hazer por la inclemencia grande del tiempo conque les fue forçoso dexar dichas sacas y volberse con dichas sus cabalgaduras

Mesón siglo XVII
Tras diez días de estancia en la Villa de Echo, esperando la mejoría del temporal, y viendo que ésto no sucedía, decidieron dejar su carga en Echo lo que hacen constar ante el notario. En el mes de mayo siguiente, apareció con el deshielo el propietario francés a recoger la carga de su propiedad que los arrieros dejaron a cargo de su seguridad al mesonero de Echo, propietario del mesón donde se habían alojado, echando en falta 3 arrobas de lana (cada arroba en Aragón venía a ser el equivalente a 12,5 Kgr.). 

Y que despues por el mes de mayo del año mil seyscientos cinquenta y cinco vino a la presente villa dicho frances dueño de dichas sacas y se llebo aquellas en las quales hallo falta de tres arrobas de lana que las havia tomado el mesonero llamado Domingo Miguel el qual respecto del interes de dichas tres robas de lana se ajusto con dicho frances y quedaron acordados haziendo como hizo dicho mesonero con dichos vecinos de dicha villa seguridad de dicha lana al dicho frances

El mesonero, según el documento, entregó las sacas de lana al francés, y se puso de acuerdo con él en el precio de las 3 arrobas que había guardado para sí, como pago del alojamiento y manutención de los arrieros durante los diez días que los tuvo alojados.

Y para la verificacion de ello presentaron por testigos a Agustin Petriz de Cruzat tablajero (carpintero) de Hecho y al dicho Domingo Miguel, “los quales juraron en poder y manos de mi dicho Notario por Dios nuestro señor decir verdad y hazer verdadera relacion de lo que supiessen acerca lo arriba alegado” y siendo interrogados cada uno de ellos el primero lo ratifica y el segundo explica que como el gasto que le habían hecho los exponientes en su meson era desiete libras y media jaquesas se tomo tres arrobas de lana de las dichas sacas despues que se fueron los exponientes
Documento citado
Fueron testigos: Testes Anton Garces mayor y Martin Brun didot manzebo (soltero), Echo havits (habitantes, no vecinos)
El mesonero cumplió con su parte guardando y entregando las sacas de lana al francés como había acordado con los arrieros, pero no dejó por ello de cobrarse el dinero adeudado.
Es curioso que todo éste asunto se documenta el 9 de junio de 1657, es decir casi 3 años después de los hechos sucedidos el noviembre de 1654, como lo es el que los arrieros de Villanúa fueran a llevar la lana a Francia por el puerto de Echo en lugar de por Somport, y que fuera lana con lo trajinaran, ya que en aquella época, los habitantes de Villanúa eran conocidos por la cría de caballos que vendían en las ferias de Francia, lo que les valió el apodo de gitanos.

A destacar, como en otras ocasiones, la evidencia de un comercio que fue muy fluido entre las vertientes pirenaicas de los dos países. Y que se nombran apellidos que más de trescientos años después, siguen en la Villa.











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